Antes de que Dragon Ball se llenase de amenazas interplanetarias, dioses con planes demasiado retorcidos y transformaciones de múltiples colores, la obra de Akira Toriyama era un manganime juvenil de humor y aventuras. Así fue plasmado en los primeros juegos protagonizados por Goku en NES y, de manera excepcional, en Dragon Ball Advance Adventure para Game Boy Advance.
Banpresto y Dimps reimaginaron las primeras batallas y travesuras del pequeño Son Goku a través de un estupendo título de acción pixelada en scroll lateral colmado momentos icónicos, como los Grandes Torneos de Artes Marciales, el asalto a la Muscle Tower, la lucha contra Red Ribbon o las locas pruebas del maestro Roshi. ¡Qué tiempos!
Y no solo eso, en Dragon Ball Advance Adventure se nos invita a mejorar las habilidades de nuestro héroe tras cada gran batalla. Potenciando sus combos, sus atributos y hasta la potencia de su sencillo Kamehameha. Una técnica que entonces no tenía la fuerza suficiente como para hacer estallar un planeta, pero que le bastó y sobró para poner patas arriba al mayor ejército del mundo.
Dragon Ball Advance Adventure fue (y es) un cartucho prácticamente obligado para los fans de Dragon Ball que, sin llevar al límite el hardware de la portátil nintendera, nos invitaba a redescubrir el Dragon World de Toriyama a través de los ojos de un decidido muchacho con cola de mono. Sus ojos y sus puños, claro.
A fin de cuentas, nos pasaremos toda la experiencia barriendo coloridas pantallas de bandidos, mercenarios y bestias armados con el bastón mágico. Y, de vez en cuando, limpiando los cielos de enemigos desde la nube voladora. Un mundo sin par dónde hay, escondido, un tesoro en él.
Hace muchos años comenzó una fantástica historia
Las cosas, como son: Dragon Ball Advance Adventure no era precisamente un prodigio visual. Al menos, en 2004. Y, pese a ello, capturó de maravilla el tono y el espíritu de las aventuras del pequeño Goku. Siendo ese juego de acción con el que tantos soñamos durante la década de los 90. Al menos, a este lado del mundo.
Y, siendo sinceros, una propuesta jugable que a muchos nos encantaría ver actualizada a día de hoy.
A través de un Goku recreado a base de diminutos y algo modestos sprites, Dimps nos pone frente hasta 16 niveles. Alternando con sutileza entre la acción plataformera y el beat’em up clásico. Por delante, rivales y malhechores de todas las formas, tamaños y colores. Creados y animados con ese desenfadado toque del maestro Toriyama de los 80.
Enemigos pixelados, unos con más mimo que otros, que nos evocan esos días en los que la mitad de los combates quedaban resueltos con más dosis de humor que de simple fuerza bruta.
El punto de partida, cómo no, es la humilde casa con motivos orientales del abuelo Gohan. El hogar en el que se crió Goku, pero también el lugar en el que éste cruzó su destino con el de una joven decidida a encontrar las siete dragon balls esparcidas por el mundo. Así, Goku y Bulma emprendieron la primera de sus muchas aventuras. Y así arranca el juego de GB Advance.
Cada uno de los niveles de Dragon Ball Advance Adventure está inspirado libremente en los mejores y más representativos arcos argumentales de la etapa inicial del manga de Toriyama, extendiendo comedidamente la sensación de exploración en niveles que a veces son lineales y otras son ligeramente laberínticos, pero siempre dan todo el protagonismo a los combates de Goku. Estupendas antesalas hasta el siguiente gran enemigo.
Ahora bien, en lo jugable nos encontramos con una disyuntiva: por un lado, los niveles normales se juegan al estilo de los juegos de acción en scroll lateral con ciertos toques de plataformeo. Hay trampas y plataformas, desde luego. Pero no las suficientes como para que separes el pulgar de los botones de ataque.
Un acierto, dado que existen varios secretos y desbloqueables. Pero también porque esto nos permite explorar con mayor libertad las habilidades progresivamente mejoradas que nuestro protagonista, incluyendo las técnicas de bastón y el cada vez más potente kamehameha. Coqueteando con los Metroidvanias sin llegar a ese punto.
Por otro, Dimps diseñó para la ocasión un sistema de lucha para los combates de uno contra uno. A diferencia de los enfrentamientos con los enemigos habituales o los Jefazos Finales, tendremos a nuestra disposición un repertorio de movimientos y ataques que transforman la experiencia en una especie de juego de lucha en el que no faltan los combos y los remates aéreos que elevan la cámara a la hora de estirar las cadenas de golpes.
Dando el merecido peso a los combates del Torneo de las Artes Marciales o el palacio de Baba la Adivina. Pero también a los enfrentamientos contra Yamcha, Tao Pai pai o el rey Piccolo.
No es que se trate de dos juegos en uno, ni mucho menos. Las sensaciones que irradia Dragon Ball Advance Adventure hacen que la experiencia principal sea la de acción y aventura. Y, pese a que el sistema de lucha en los combates de uno contra uno no es perfecto, es un movimiento acertado: hay momentos clave en Dragon Ball que no merecen resolverse como si fuera una batalla contra un Final Boss.
Lo cual no quita, ni desluce, que en Dimps hayan ampliado la idea de los combates individuales añadiendo un modo Versus a la propuesta de juego de Dragon Ball Advance Adventure. Y no es el único extra a destacar.
Una experiencia redonda, como la esfera de cuatro estrellas
La historia que abarca Dragon Ball Advance Adventure comprende desde las primeros viajes de Goku, Bulma y Oolong hasta la batalla contra el poderoso Rey Piccolo, siendo uno de los pocos juegos en cubrir todas las aventuras del pequeño saiyan cuando éste todavía tenía su cola de mono. Y pese a que en dificultad normal nos llevará una o dos tardes recorrer los 16 niveles si vamos a paso rápido, lo cierto es que siempre hay motivos para regresar.
Además de tres niveles de dificultad, Dragon Ball Advance Adventure ofrece montones de secretos y desbloqueables, siendo los más interesantes los personajes creados por el propio Toriyama. ¡Y son una barbaridad! De primeras, es posible revivir la aventura al completo de Goku jugando Krilin, aunque sin las escenas de diálogos y con ciertas licencias, como una nube oscura para las fases de combates en el cielo.
Y ahí no acaba la cosa: más adelante podremos disfrutar de niveles sueltos con una amplia variedad de protagonistas, enemigos y antagonistas del modo principal. Desde Yamcha y Tien Shin Han hasta el Rey Piccolo, pasando por el abuelo Gohan, el General Blue, Jackie Chun o el propio Emperador Pilaf y su banda. Nada menos que 29 personajes sacados directamente del manga y el anime.
Es más, los mejores luchadores de la aventura también se irán desbloqueando en el referido modo Versus -es decir, combates individuales- en el que se presume y se saca un extra de partido a las mecánicas de la experiencia de lucha, haciéndonos revivir los combates a uno o dos jugadores. E incluso organizar nuestro propio Torneo de las Artes Marciales.
¿Más modos? Existe una suerte de minijuegos en los que se recrean los entrenamientos del pequeño Goku, haciendo estallar enormes rocas al estilo de la escuela Tortuga, retándonos a capturar al Duente Karin de la Torre Sagrada e incluso una experiencia Survival en la que nos enfrentaremos nuevamente a todo el ejército de la Red Ribbon.
Aunque claro, el más interesante de todos es el Boss Rush, en el que deberemos enfrentarnos de manera sucesiva a todos los grandes personajes de Dragon Ball al estilo plataformero. Un desafío digno de un saiyan.
Todo sumado hace de Dragon Ball Advance Adventure un juego que, incluso habiendo exprimido al máximo el cartucho, consigue captar y cautivar al fan de Dragon Ball y hacerlo regresar para repartir estopa. Variedad y acción no le faltan.
Las aventuras del pequeño Son Goku merecen ser (re)vividas de nuevo
Pese a todo lo anterior, el máximo valor de Dragon Ball Advance Adventure -más allá de su jugabilidad o su propuesta de juego- es el modo en el que nos hace revivir las primeras aventuras del pequeño Son Goku. Una etapa menos recordada de lo que debería, desde luego, en la que se palpa ese Toriyama que ya nos había robado sus buenas risas con la alocada Arale de Dr. Slump.
Curiosamente, con el tiempo sería el propio Super Mario quién aprendería a correr, saltar y moverse como Arale e incluso como el Pequeño Goku, aunque también es cierto que el valiente luchador con cola de mono parece diseñado para vivir toda clase de aventuras de acción plataformera en consolas y más allá.
A fin de cuentas, sus técnicas (que se mueven entre lo divertido y lo espectacular), su bastón extensible o su capacidad de moverse por el mundo libremente con su nube voladora lo siguen convirtiendo en un personaje perfecto para protagonizar nuevas experiencias y aventuras en los videojuegos. Eso sí, pese a que Bandai Namco se ha centrado mucho más en la etapa adulta de Goku, no se ha olvidado del todo de su juventud.
Con Dragon Ball Origins, Bandai nos volvió a contar los dos primeros arcos de Dragon Ball en Nintendo DS, sacando partido de los modelos y escenarios tridimensionales, así como dándole un curioso uso a la propia pantalla táctil de la consola.
Eso sí, lo más parecido a darle continuidad a Dragon Ball Advance Adventure fue con Revenge of King Piccolo para Wii. Una experiencia para sobremesas que también supuso un enorme salto de calidad en la presentación y lo jugable.
Y pese a tratarse de un verdadero juegazo, en varios aspectos se quedó a las puertas de igualar la frescura del juego de Game Boy Advance.
¿Volveremos a ver al pequeño saiyan corriendo y viviendo nuevas aventuras? Si algo hemos aprendido de Dragon Ball, es que Goku tiene la dichosa costumbre de hacerse esperar. Quizás demasiado. Pero, por otro lado, siempre regresa en el mejor momento y dispuesto a sorprender.
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