Por avatares del destino, hay una inmensa cantidad de clásicos que no he catado. Ya no solo me refiero a los videojuegos, sino a sacrilegios tales como que no he visto ni una sola película de El Señor de los Anillos. Sin embargo, me juego el cuello a que todo el mundo tiene esa asignatura pendiente por cumplir y yo me he propuesto saldar una cuenta: la de Titanfall 2.
El culmen de los FPS
Un hándicap que hay que tener en cuenta es que no soy asiduo a los FPS. He disfrutado como un enano de liarme a tiros en Battlefield 1 o la saga DOOM, pero no he tocado un Call of Duty ni con un palo. Aún así basta con echarle un vistazo a los comentarios en redes cada vez que se menciona la saga de Respawn Entertainment. Un Santo Grial que muchos adoran con fe ciega.
Ríos de tinta se han escrito para colocarlo entre las mejores campañas jamás hechas en el género de disparos y con mi flamante nuevo PC -Dios bendiga a la RTX 3070- y un monitor capaz de escupir 60FPS a 1440p, me he cargado de motivos para lanzarme a la acción. A ver si la leyenda está a la altura.
Cualquiera que venga por la historia, puede apartarse. No me puede interesar menos, pero eso no es contrario a escuchar atentamente a lo que me dicen. Controla a Jack Cooper, un mindundi de la Milicia que tiene como aspiración principal controlar un titán en algún momento de su miserable vida. Carne de cañón en la primera batalla, pero me salva el capitán Lastimosa en el último momento, lo cual le cuesta la vida.
La recompensa por perderle de vista se llama BT-7274, un titán de clase Vanguard que se convertirá en mi compañero inseparable y mi personaje favorito de todos los que ha escrito el estudio de Vince Zampella. Ese montón de chatarra tiene más gracia, más carisma y me preocupo más por él que algún primo con el que como el 1 de noviembre de cada año. Te quiero BT, pero te quiero vivo, por favor.
La compenetración entre Cooper y el robot es inmediata, natural y rápida, lo cual es un adjetivo que le viene como anillo al dedo a Titanfall 2. Una de las virtudes que había escuchado es que el movimiento es una gozada y puedo corroborarlo 7 años después de su lanzamiento. Correr por el suelo ya se siente muy ágil y lleno de posibilidades, pero que las paredes o muros sean prácticamente trampolines es todavía mejor.
La integración del tutorial es otra enseñanza imprescindible en cualquier clase de diseñadores y programadores de videojuegos. Puedes aprender de forma dinámica cómo desplazarte, disparar y lanzar granadas en un sencillo ejercicio que como quieras exprimir al máximo demostrarás que eres de otro planeta. Y es que hay que prepararte para uno de los mejores diseños de niveles que hayan pasado frente a mis ojos.
Sal y disfruta
Un recorrido sencillo por cualquier escenario de Titanfall 2 nos da pistas de cómo se juega. Pasillos amplios y largos, espacios enormes con muchas alturas, columnas, muros y lugares donde rebotar y salas cerradas con enemigos armados hasta los dientes. Eso es lo que ve Cooper cuando jugamos con él y la lección que Respawn no está gritando constantemente es "no te frenes, corre". Todo está construido con ese fin y la demostración es que no hay coberturas. A ver, sí que las hay, pero es de muy cobardes el parapetarse. Brinca como si te fuera la vida en ello, esquiva balas sin saber cómo y dispara a todo lo que se mueve. Esas son las reglas que debes saber.
No me sorprendió de forma excesiva el primer tramo, si bien me lo estaba gozando como un enano. Rápidamente te acostumbras a que las piruetas son lo normal, que el camuflaje óptico es una habilidad que adoro y que cambiar de arma es el pan de cada día. Prácticamente lo mismo aplica para BT, pues cuando nos metemos en su interior el festival continúa. ¿Pensabas que moverse con esa mole de metal iba a ser más lento? Error, amigo mío, BT se desplaza a propulsión, corre pisoteando lo que haya en su camino y tiene misiles termonucleares que mandan al infierno a quien sea.
Especialmente a esos pesados de IMC, la Interstellar Manufacturing Corporation. No tengo ni pajolera idea de por qué son los malos y sería muy conveniente jugar al primer Titanfall para tenerlo claro, pero que una legión de mercenarios sacados de un Metal Gear Solid se me ponga delante es excusa suficiente como para no contenerme. ¿Tienen personalidad propia? Sí, pero se la hundo de un puño en la matriz. La variedad vuelve a presentarse y es que apenas me he acostumbrado a un set de armas y aparece otro nuevo.
El frenetismo es constante, la adaptación es lo que se destila y el momento en el que Titanfall 2 me agarró por la pechera fue con la cadena de montaje gigante. Siempre he defendido que IO Interactive son los mejores diseñando niveles, pero al César lo que es del César. Es fabulosa esa sección, manteniendo la intensidad de los tiroteos mientras la automatización industrial no se detiene ante nada. Todo se corona con la revelación de que estamos ante un simulador de combate.
Hasta el titán y más allá
A partir de ese momento la línea ascendente en diversión es total. La cantidad de habilidades nuevas, situaciones distintas y propuestas que pone encima de la mesa el juego en tan poco tiempo no es normal. Ya solo el aparato que sirve para viajar en el tiempo podría usarse como mecánica principal para un juego entero, pero aquí es un elemento más.
Tampoco es uno cualquiera, pues combinar saltos temporales es una gozada y es todo en tiempo real. Otra virguería técnica de Respawn que no entiendo cómo hicieron, pero sí que demuestran entender en todo momento que un FPS no tiene por qué reducir su placer a apretar el gatillo. Si moverse en Titanfall 2 es tan divertivo, hagamos que hayan muchas secciones de puro plataformeo, sin tapujos. Es más, están tan confiados en el estudio de que tienes interiorizado cómo desplazarte que puedes escoger qué contestar a BT en marcha, sin que se resienta el avance.
Los lanzamientos de Cooper por parte de BT ya son marca registrada de la IP y que sirven para lucirse en secuencias tan brutales como la de la torre de control gigantesca. Una y otra vez pone reclamos el juego ante nuestros ojos, debería penalizar el quedarse quieto. También sabe ser épico desde la pura guerra, con la verdadera batalla que se está librando. Esa caída de BT con el resto de titanes de la Milicia y yendo a la carga mientras todo se va al reverendo carajo es genial, sencillamente.
Guantazos por doquier, explosiones hasta en el baño... una gozada, sí señor. Que Blisk sea un Vaas Montenegro de la vida se ve a kilómetros de distancia, pero es más que olvidable. No puedo decir lo mismo de la muerte de BT, una pérdida que me estaba doliendo de verdad. Por suerte revive y está listo para una batalla final donde solo veía humo y fuego.
Decir que, efectivamente, he jugado a la mejor campaña de un FPS jamás hecha sería muy presuntuoso por mi parte. Solo me hago eco de la comunidad y me faltan muchos shooters a los que jugar antes de poder afirmar algo de ese calibre. Para lo que no tengo dudas es que en Respawn hay un talento colosal, el público lo es todo para mantener viva la franquicia y que EA debe escuchar de una santa vez el reclamo popular.
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