Una franquicia longeva pero con demasiados altibajos, un desarrollo marcado por la cancelación de proyectos y un juego que inicialmente iba destinado a PSN pero que finalmente pasó a ser exclusivo del formato físico, obligan a uno a andarse con pies de plomo al enfrentarse al análisis de ‘Twisted Metal’. Ser fan de una saga nunca acaba siendo suficiente para enamorarte de un juego, y en este caso sus errores consiguen nublar gran parte de sus grandísimos aciertos.
¿Qué es Twisted Metal?
Contestar qué es ‘Twisted Metal’ es algo muy fácil. Es un juego en el que conduces un vehículo con armas y tienes que acabar con otros vehículos antes de que ellos acaben contigo. Simple y directo como un jab a la mandíbula. Lógicamente hay algo más detrás, elementos como los escenarios destructibles, las diferentes armas disponibles o los ataques especiales, que lo convierten en un título tremendamente divertido de jugar tanto en solitario como en compañía.
No os lo voy a negar, tenía muchas ganas de poder disfrutar de nuevo de un ‘Twisted Metal’, una saga con solera que acostumbra a desconcertarte o incluso cabrearte en la primera partida, maldiciendo su control y sus mecánicas, pero que en la segunda te atrapa para no dejarte escapar nunca más. Sinceramente no conozco otro juego que cause unas sensaciones tan enfrentadas de la primera a la segunda partida, y eso es un innegable logro que hay que reconocerle al señor David Jaffe.
Puede que estemos ante un desarrollo comandado por Sony, pero es inevitable sentir en todo momento que estamos ante una producción de serie B, desde los gráficos hasta los menús, pasando por las tediosas escenas de vídeo que algún iluminado decidió incluir en el juego. Pero llegaremos a ese punto más adelante.
Un reto desconcertante
‘Twisted Metal’ tiene claro lo que es, su objetivo y cómo conseguirlo, y es fácil caer en el error de criticar cosas que, se supone, están ahí por una razón en concreto. Los escenarios no son así de feos por gusto, es algo que va con la estética del juego, y la falta de moldeados y texturas en alta resolución viene dada por la extrema necesidad de conseguir que todo cuanto ves pueda reducirse a pedazos. Es parte del juego y, aparentemente, la cosa no da más de sí.
Las mecánicas de su modo historia, que nos lleva por distintos escenarios ofreciéndonos diferentes modos de juego, desde el destruye a todos hasta las carreras, pasando por las interesantes batallas contra jefes, es algo que puede ser bastante irritante al principio, pero te acabas acostumbrando. La cuestión es que una lucha contra todos se acaba traduciendo siempre en un todos contra ti, y cuando el nivel de dificultad junta a cinco o seis coches reventándote a misiles, es inevitable preguntarse qué demonios has hecho para merecer algo así.
Pero ahí reside la gracia del juego, en ponerte contra las cuerdas desde el primer minuto y obligarte a sacar lo mejor de ti para alzarte con la victoria. Si los rivales no fueran así de agresivos no sería un ‘Twisted Metal’.
El multijugador de Twisted Metal
No es algo que se traduzca al multijugador, donde cada uno va a su bola y, normalmente, la mayoría de jugadores prefieren atacar por detrás a arriesgarse a un enfrentamiento directo. El modo historia viene a ser un largo tutorial, lo que se le ocurrió a Jaffe y a su equipo cuando en Sony decidieron que ‘Twisted Metal’ debía ser un lanzamiento grande y no un mero juego descargable de PSN. Posiblemente ese sea el mayor error que se ha cometido en este desarrollo.
Llegando de forma descargable el equipo de Eat Sleep Play se habría centrado en lo que realmente importa de un ‘Twisted Metal’ situado en esta generación: un modo online variado, de grandes posibilidades y con un funcionamiento que no te obligue a maldecir la conexión de los servidores cada dos por tres. Siendo así, sin la necesidad de un modo historia que aporte un algo más que acaba sabiendo a refrito, el dinero empleado en esa parte del desarrollo y las, a todas luces innecesarias (además de censuradas y aburridas), escenas con actores reales, habría acabado destinado a mejorar un juego que podría haber sido redondo pero que se presenta con más baches que una carretera comarcal.
Conclusión
El principal problema es que ‘Twisted Metal’ se empeña en conseguir una patada giratoria con doble tirabuzón que, aunque bonita tras las cámaras, ni siquiera llega a rozar a su rival. Y lo peor es que lo hace a sabiendas de que lo que ha hecho grande a esta saga es un simple jab directo a la mandíbula, sin florituras pero lo suficientemente sorprendente para dejarnos tumbados sobre la lona.
Es divertido, largo y todo un reto para los jugadores más exigentes, pero valiéndose del multijugador y colocado en la Store a 15 euros habría conseguido un mejor resultado. El mayor error de ‘Twisted Metal’ es querer aspirar a vestirse del triple A que, ni nunca ha sido, ni nunca le pediremos que sea.
Twisted Metal | PS3
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Plataformas: PS3
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Desarrollador: Eat Sleep Play
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Distribuidor: Sony
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Lanzamiento: Ya disponible
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Precio: 49,95 euros
<p>Twisted Metal recoge el olvidado testigo de los combat cars, pero lo hace aspirando a ser un juego triple A cuando lo necesario habría sido un título sólido y con un multijugador trabajado que traslade la experiencia con acierto a la era online</p>
Vídeo | YouTube
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