Nos bastaba con esto. A la vista está que tampoco pedíamos tanto. Siempre tenemos la fama de ser excesivamente inconformistas, pero sólo necesitábamos algo tan condensado e impactante como el vídeo de Unreal Engine 5 en PS5 para despertar la ilusión por una nueva generación.
No es más que una demo técnica muy controlada de un juego que no existe. Una porción creada con un motor que no llegará hasta el año que viene. Montada para brillar en poco más de cinco minutos. Algo que nos venden como perfectamente jugable pese lo mucho que nos gusta coger con pinzas ese tipo de afirmaciones. Y pese a ello, diablos, ahora sí podemos espetar aquello de "qué ganas de nueva generación".
Una chispa de ilusión
Tener a la vuelta de la esquina un cambio como el que se promete y conocer de él un puñado de datos, el diseño de una caja y el aspecto de un mando, era de todo menos lo ideal. Que la primera vez que veíamos "los juegos del futuro" fuese de la mano de títulos que perfectamente podían pasar por actuales -salvo contadas excepciones-, menos aún.
El miedo a mostrar las cartas demasiado pronto de Microsoft y Sony era, al otro lado de la pantalla, el miedo a que no hubiese nada que mostrar. Y sí, podíamos tener mensajes hiperbólicos que hablasen de cómo este salto iba a ser mayor que el de las 2D a las 3D, pero cada vez que nueva generación enseñaba la patita por debajo de la puerta era difícil no venirse abajo un poco.
Un pecado que han cometido ambas compañías, ojoj, pero que ahora da algo más de respiro a Sony. Con una bien tirada promoción de terceros, Epic Games ha anunciado Unreal Engine 5 corriendo en un kit de desarrollo de PS5 y, con ello, parte del enorme peso que estaba sobre sus hombros se ha liberado.
La pelota en el tejado de Microsoft
No nos engañemos, Microsoft y Xbox Series X encaraban estas últimas semanas con una posición mucho más sólida y prometedora que la de una Sony casi muda. Como una tumba. Consola aparentemente más potente, parte de su diseño y posibilidades mostradas, juegos de lanzamiento anunciados y la siempre brillante carta de Xbox Game Pass. El as bajo la manga de una consola que, al menos para nuestro bolsillo, apunta a ser mucho más apetecible.
Un trabajo formidable que, cosas del marketing, ahora queda parcialmente ensombrecido por un vídeo que ni es de Sony ni muestra nada que vaya a ser exclusivo de su consola. Una jugada lo suficientemente bien medida para que durante la entrevista con Geoff Keighley se haya serpenteado para no decir de forma abierta y directa que algo así también será posible en Xbox Series X.
El propio Geoff lo comentaba durante la conversación: “teníamos muchas ganas de ver algo así”, y los pelos de punta que se elevaban mientras el personaje de la demo se lanzaba al vacío eran el fiel reflejo de esa situación.
Porque nada nos gusta más que ilusionarnos con un salto generacional. Y golpear ahí primero, directo al corazón, era todo lo que necesitábamos para desear que llegue ya en vez de seguir elucubrando con lo que podría o no ser.
Empieza lo bueno
Lo era aún más por el miedo a no vivir un E3. Por perdernos ese sorpresón en el escenario de esa Meca del videojuego ahora casi en ruinas. Porque salir ahí con todos los ojos mirando implicaba poner toda la carne en el asador o llevarte palos por todos lados. Una situación que han vivido las tres grandes en más de una ocasión y que no se podían permitir en un año como este.
Ahora ya está. Ya podemos pensar en la nueva generación con una sonrisa de oreja a oreja en vez de con un “a ver qué tal”. Porque ver hacerse realidad un juego a este nivel en las nuevas consolas puede que sea un futuro a años vista, pero sin duda hay un horizonte con el que emocionarse.
Toca ver cuál es el siguiente paso. La pelota está en el tejado de una Microsoft que promete sus primeros vídeos con gameplay para el mes de julio y que, si los rumores son ciertos, tiene la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa en junio hablando de precio y fechas.
Saben que, pese a estar ya contentos, no vamos a conformarnos sólo con esto. Que vamos a seguir con hambre. Pero necesitábamos como el respirar esa chispa que encendiese la mecha para que el toma y daca entre ambas compañías diese comienzo.
Ahora empieza lo bueno. Bienvenidos a la nueva generación.
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