La situación de Wii U frente a PS4 y Xbox One en la carrera de la nueva generación

La situación de Wii U frente a PS4 y Xbox One en la carrera de la nueva generación
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Difícil papeleta la de Wii U. Con la nueva generación en marcha contando su éxito por millones de consolas vendidas en los primeros días a la venta, cuesta creer que la máquina de sobremesa de Nintendo tenga algo que decir. PS4 y Xbox One han pulverizado casi por completo en este pequeño margen de tiempo la ventaja de un año que llevaba Wii U (recordemos que PS3, que llegó al mercado en ese margen con respecto a Xbox 360, ha tardado casi una generación en alcanzar las ventas de su competidora).

Una política incomprensible por parte de Nintendo ha perjudicado a la sucesora de la exitosa Wii hasta el punto de ponerla en la complicada situación actual. La compañía de Kioto se ha mostrado, además, incapaz de reaccionar de forma solvente en estos imprescindibles doce meses en los que navegaba en solitario.

Wii, una anomalía de record

Nadie daba un duro por Wii. Una potencia pareja a PS2/Cube/Xbox para competir con las todopoderosas PS3 y Xbox 360. ¿Estaban de broma los de Nintendo? Todo cambió con un anuncio en el que no salían imágenes de juegos, ni tan siquiera la consola. Gente de pie (¿Entienden? ¡De pie!) moviéndose delante de la pantalla jugando al golf o al tenis con una barrita blanca en la mano nos dejaron con la boca abierta. ¿Qué importaban los gráficos si se nos permitía jugar como nunca antes?

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Wii es la ganadora de esta generación actual que ya es pasada porque nos dio algo nuevo y descubrió un nicho de clientes oculto hasta ese momento (desde el niño al abuelo pasando por el sector femenino). Sus más de 100 millones de máquinas vendidas le dan casi un 40% del pastel. Un pastel que llegó a comerse casi al 50% en sus años de mayor esplendor. Wii cambió la industria, la prueba es que Sony y Microsoft, resignadas, terminaron por sumarse al carro de los sensores de movimiento.

Sí, Wii nos hizo soñar, pero el sueño duró poco. El famoso sello de calidad de Nintendo que hizo de filtro en el pasado para los juegos que proyectaban las compañías brilló por su ausencia en este periodo. El catálogo de la consola está plagado de títulos baratos y anodinos que se venden a precio de triple A. Es de sobra conocido que, si bien Wii ha sido la consola más vendida, el alto porcentaje de máquinas inactivas en las casas terminó por ser la norma.

Wii U, un bautizo erróneo

Wii vivió una lenta agonía hasta la salida de Wii U. La diferencia tecnológica con sus competidoras le pasó factura. Era el momento de sacar una nueva consola, de volver a revolucionar el mercado. Pero Nintendo dudó.

Habiendo desligado el nombre de la marca con Wii, hubo un enorme miedo ante el bautizo definitivo del anteriormente conocido como Proyecto Café. Wii U expresa la inseguridad por perder el enorme nicho encontrado. Si queremos que los millones de personas ajenos a este mundillo vuelvan a comprar nuestra nueva consola debemos llamarla de la manera más parecida posible al producto con el que nos descubrieron, debieron pensar en Nintendo.

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Wii U como nombre ha confundido a ese público potencial, pero no solo eso. El concepto de consola es en sí mismo confuso. Si los profesionales del sector no supimos a qué atenernos a la hora de describir lo que habíamos visto en la presentación de la máquina en el E3 de hace unos años, ¿cómo esperaban que el público casual lo entendiera?

Para rematar la faena, abandonada la inmediatez del control de movimiento todo pasaba por reenganchar a los fieles de toda la vida que habían dado la espalda a Wii. Pero claro, las promesas de juegos hardcore con PS4 y Xbox One en el horizonte se quedan en eso, promesas, si para cuando llegan esas nuevas máquinas, mucho más potentes y completas (parece ser que Wii U es poco más potente que una PS3), tu catálogo es de lo más paupérrimo.

Nintendo y su política de precios

Hasta no hace mucho el pack premium de Wii U con 32 GB, juego y mando pro costaba 389,99 euros, solo diez menos que la PS4 de 500 GB que acaba de llegar al ruedo. ¿Cómo es posible que desde la propia Nintendo no se dieran cuenta de que esa política de precios era un suicidio? Se ha perdido un tiempo precioso en el que ganar presencia en el mercado a base de una oferta más competitiva. ¿Qué la consola es cara de fabricar? Sony ha empezado a amortizar su PS3 no hace mucho, casi al final de la generación (recordemos, PS3 de salida costaba 600 euros y aún así Sony perdía una barbaridad de dinero por máquina vendida). Me parece mentira que a estas alturas haya que explicar que el negocio no está en la venta de máquinas sino en los juegos que la alimentan. Los propios, que rentabilizas al máximo, y los ajenos, que pagan un peaje por correr en tus circuitos.

Todo esto ha dado como resultado unas cifras de ventas muy alejadas de los objetivos iniciales, lo que ha hecho que compañías potentes abandonen el barco ('FIFA 14', habitual en estas fechas hasta en la sopa, no ha pisado Wii U) y que potentes motores te den la espalda. Si no hay juegos vendes menos, y si vendes menos no hay manera de hacer volver a las desarrolladoras. La aparición de estrenos sin online y una pobre oferta digital terminan de redondear el despropósito.

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Suena todo muy negativo ¿Verdad? Creo que Nintendo ha dejado escapar una serie de importantes oportunidades para enmendar el camino de Wii U, tal vez tranquila en cierta medida por el colchón económico que supone el enorme éxito de Nintendo 3DS. ¿Está todo perdido? Bueno, recordemos que una serie de ajustes radicales enmendaron el torcido camino de la portátil. Es hora pues de que la compañía deje de esconder la cabeza como un avestruz, que coja el toro por los cuernos y se enfrente por fin a la realidad, que consiga de nuevo el milagro. En su mano está.

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