Análisis de Deiland, el representante de PlayStation Talents más inocente y adictivo hasta la fecha

Análisis de Deiland, el representante de PlayStation Talents más inocente y adictivo hasta la fecha

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Análisis de Deiland, el representante de PlayStation Talents más inocente y adictivo hasta la fecha

Hay iniciativas, como Square Enix Collective y PlayStation Talents, que han surgido para apoyar a los pequeños estudios a contar con más visibilidad (y herramientas) para poder sacar al mercado el producto que desean.

Son producciones muy humildes, pero con buenas ideas, que en ciertas ocasiones están enfocadas al público infantil. Es justamente el caso que nos sitúa con 'Deiland', del estudio valenciano Chibig. Es un equipo que se ha centrado en ese sector, sin estridencias, pero donde hasta la fecha tan solo había publicado sus trabajos para dispositivos móviles en Android y iOS.

'Deiland' surgió, de hecho, en ambos sistemas a primeros de 2016, con una idea muy primigenia del síndrome de la isla... aplicado a un planeta diminuto.

Ese experimento, pese a estar sumamente limitado respecto a su versión actual para PS4, gozó de críticas positivas y funcionó muy bien a nivel comercial (más de millón y medio de jugadores), de ahí que Abraham Cózar, CEO de Chibig, se hiciese la pregunta: "¿y si llevásemos su universo a PlayStation?"

El resultado, sin ser la panacea a nivel técnico, es un videojuego bastante resultón que va de menos a más y que tiene mucho más que decir de lo que se ve a simple vista. Y sin lugar a dudas, es uno de los mejores representantes hasta la fecha de PlayStation Talents, una iniciativa que surgió en 2015.

Gestionando un planeta diminuto

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El planeta Kaio de Dragon Ball Z, 'Super Mario Galaxy'... Es inevitable pensar en esos dos iconos al adentrarse en el peculiar universo de 'Deiland', una aventura con leves tintes de RPG y gestión de recursos donde tendremos todo un planeta (diminuto) para nosotros solos con el objetivo de hacerlo sostenible.

Nuestra aventura comenzará controlando a Arco, "el más joven de cuatro príncipes que fueron enviados a los planetas menores para hallar los poderosos cristales que esconden en su interior", y ante un entorno parco en recursos. Tan solo contaremos con una tienda de campaña, tres plantaciones y un pequeño lago con peces a su alrededor, unos árboles mal contados por la zona y bastantes rocas diseminadas por ese planeta de dimensiones extremadamente reducidas.

Irónicamente, al inicio tan solo podemos recoger unas moras de unos arbustos cercanos, talar los pocos árboles que hay en búsqueda de madera, y picar piedra a destajo. Nuestro hogar, además, está limitado a dormir y usar la forja para mejorar los utensilios, pero con objetivos que están bloqueados, tanto por la historia como por escasez de recursos. Entonces, ¿cómo demonios vamos a sobrevivir ahí?

Todo empieza a cambiar con la primera visita al planeta. Mûn, exploradora de la Patrulla Interestelar, será nuestra mejor aliada y la que nos irá encomendando varias misiones, a la vez que nos irá desbloqueando distintas mejoras, como la de la azada, para poder plantar semillas que germinen en comida que nos permita controlar el hambre, algo bastante engorroso en el tramo inicial de la historia.

Aprendiendo a sobrevivir en Deiland

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La gracia consiste en encontrar el equilibrio entre comida y el resto de recursos. Trabajar la piedra, talar menos árboles de los que vamos plantando para que nunca nos falte madera, e ir mejorando poco a poco nuestro hogar para desbloquear más funciones (taller, cocina y laboratorio) que nos permitan controlar otras profesiones y que seamos completamente autosuficientes.

Para ello también habrá que comerciar con los distintos habitantes y fijarse bien en los productos por los que pagan más dinero. Por ejemplo, pese a que pueda parecer una miseria de inicio, el pirata Goliath paga dos monedas por una piedra, y si tenemos en cuenta que es un recurso que nunca nos faltará y que con la herramienta potenciada lo podremos conseguir a espuertas en pocos minutos, podremos obtener fácilmente 2.000 monedas en un abrir y cerrar de ojos, en vez de optar por comerciar con las setas que surgen todos los días en el planeta.

Cada visitante nos irá encomendando misiones, a su vez, que nos permitirán desbloquear más cosas. A veces serán recetas, otras mejoras para la forja... pero siempre con el objetivo de progresar en la historia y que podamos cumplir nuestro legado como príncipe. Y también comprender mejor otros asuntos... extraños.

Porque 'Deiland' tiene más de lo que se puede ver a simple vista. Sin ir más lejos, no está limitado al planeta que da nombre al juego, aunque tan solo podamos gestionar nuestro hogar. La trama avanza poco a poco (a un ritmo demasiado lento, todo hay que decirlo) y sus posibilidades reales se empiezan a atisbar superado el ecuador de su historia. Es una aventura, por otro lado, con bastantes horas de juego por delante... y a la también que le sobra mucho relleno.

Una pequeña gran aventura con sello español

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Se nota mucho el salto de calidad respecto al 'Deiland' de dispositivos móviles. Esta versión para PS4 (en unos meses saldrá también en Steam) es mucho más profunda y se deja jugar mejor, pese a que arrastre ciertas limitaciones del control (no va tan fluido como debería). Pero le sigue fallando el ritmo.

Perderemos mucho tiempo esperando una visita de alguien cuya misión ya podemos completar, la gestión de la mina es un desastre (la carga del vagón es ridículamente limitada), y las apariciones de los enemigos por el planeta son demasiadas veces anecdóticas (y casi siempre, con los que menos nos interesan en relación al material que sueltan). Y eso que en lo relativo a la gestión de otros recursos llegará un momento en el que se agilizará todo a lo bestia cuando contemos con las herramientas maximizadas o controlemos la lluvia, por ejemplo.

Y es que otra de las gracias de 'Deiland' radica en el hecho de que podremos controlar la rotación del planeta. Así, cuando hay una lluvia de meteoritos, podremos proteger nuestras plantaciones o los árboles para que no se quemen; o cuando vaya a llover agua, controlar las nubes para que mojen nuestros cultivos y llenen los pozos. Lo malo es que no hay pausa (ni siquiera en las conversaciones), siendo el único "truco" para parar el juego el de pulsar el botón PS para ir al menú.

Este detalle, junto con lo mencionado del ritmo o ciertas impurezas en el control, especialmente marcadas a la hora de enfrentarse a los enemigos (donde más falla, sin duda), no empañan, en cualquier caso, una experiencia que nos podrá enganchar fácilmente sin que nos demos cuenta. Porque sabe incentivar al jugador con nuevos descubrimientos y dosificar el misterio en torno a Arco.

La opinión de VidaExtra

En definitiva, un debut en consola nada desdeñable por parte de Chibig. Pese a que vaya dirigido a un público infantil, cualquier adulto podrá disfrutarlo de manera notoria (salvando el componente de acción) gracias al evidente atractivo del planeta 'Deiland'. Sin duda, uno de los mejores PlayStation Talents hasta ahora.

A favor

  • El atractivo de su planeta
  • La gestión de sus recursos es sencilla
  • Controlar otros aspectos del planeta

En contra

  • Los combates son muy flojos
  • Le falla el ritmo a la historia
  • Que no haya botón de pausa
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