Análisis de The Red Strings Club: la revolución cyberpunk que se fraguó entre cubatas

Análisis de The Red Strings Club: la revolución cyberpunk que se fraguó entre cubatas

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Análisis de The Red Strings Club: la revolución cyberpunk que se fraguó entre cubatas

Dicen que los camareros nunca son sólo camareros, que a base de poner copas día tras día construyen lazos inquebrantables con sus clientes, quienes acuden a los taburetes del negocio a desahogarse con la figura que les oye con atención desde detrás de la barra. Dicen que los camareros nunca son sólo camareros, que se convierten en amigos que esuchan, ayudan, aconsejan y reprenden si es necesario.

En esta imagen romántica del barman basa el estudio español Deconstructeam (creadores de 'Gods Will Be Watching') su nuevo videojuego, 'The Red Strings Club', una ópera cyberpunk con la mira puesta en la narrativa cuyas líneas argumentales se entrelazan como hilos rojos entre los que podremos avanzar explorando diferentes sensaciones y diálogos de los personajes con los que interactuemos.

'The Red Strings Club' está disponible en PC gracias a la distribución de Devolver Digital -que es prácticamente garantía de calidad- y, aunque la historia tenga como punto central el bar de Donovan que da nombre al juego, en realidad se trata de una obra coral en la que tomaremos el control de varios personajes con mecánicas propias adaptadas increíblemente bien al guión.

Muy cyberpunk, mucho cyberpunk

Pero lo primero es lo primero; el nuevo juego de Deconstructeam es eminentemente narrativo y su trama es lo más importante del juego. Es lo que envuelve a todo: mecánicas, personajes, estética... La historia de 'The Red Strings Club' nos lleva a un futuro distópico, a una ciudad que está envuelta en una guerra sin fin en la que corporaciones y grupos rebeldes luchan en pos de sus propios intereses.

Aquí todo emana sabor a cyberpunk: hay una ciudad de rascacielos fríos pero llenos de neones, hay humanos robotizados y robots humanizados, hay conspiraciones (tantas que una más casi ya no importa), grupos de hackers estrambóticos que disfrutan del mero hecho de ir contra lo establecido... Y hay, por supuesto, dilemas ético-morales que se desprenden del avance tecnológico.

Brandeis

El hilo conductor que subyace al entrincado esquema narrativo de 'The Red Strings Club' es el Bienestar Psíquico Social, una incipiente conspiración que una de las empresas de la ciudad -Supercontinent Ltd- está intentando llevar a cabo: se trata de un sistema de apaciguamiento de emociones que aprovecharía los implantes biónicos que la mayor parte de la población tiene en sus cuerpos para conseguir una sociedad obediente con una máscara de felicidad artificial.

Donovan y Brandeis, la pareja protagonista, descubren el orwelliano complot de Supercontinent Ltd gracias a Akara, una unidad de la primera raza robótica capaz de discernir las implicaciones éticas de las decisiones humanas. Akara irrumpe una noche en el bar de Donovan y ahí comienza una aventura en la que cada uno de los tres personajes -todos controlables- realizará un papel fundamental.

Variedad de mecánicas en un juego sorprendentemente versátil

Al enterarse de los planes de la corporación, la pareja decide acabar con ellos de inmediato, antes de que se despliegue el Bienestar Psíquico Social y ya no haya vuelta atrás. Ambos se coordinan para organizar un sabotaje a Supercontinent Ltd: Donovan, que se define a sí mismo como broker de la información, utiliza su persuasión para conseguir detalles del plan corporativo sin salir de la barra, mientras que Brandeis se encarga de la acción fuera el bar.

Para Donovan es relativamente fácil conseguir información confidencial. Aquí es donde entra la que parece que es la mecánica principal de 'The Red Strings Club' (y que inevitablemente nos recuerda a 'Va-11 Hall-a'): cada copa que sirvamos potenciará una emoción concreta de nuestro cliente y le hará más susceptible a soltar información, algo que tenemos que aprovechar para desbloquear diferentes rutas de la trama.

El juego de servir copas va más allá de un mero apartado mecánico (que, por cierto, es bastante gratificante), ya que también hay que tener en cuenta qué tipo de sentimiento queremos excitar dependiendo de la reacción que busquemos en nuestro cliente o qué clase de información necesitamos sacarle.

Mecanica Cocktails

Brandeis, por su parte, ejerce el papel de hacker con mecánicas propias menos inspiradas pero que funcionan dentro del conjunto. El segmento en el que controlamos a Brandeis se asemeja más a una aventura gráfica clásica, con un toque más detectivesco sin olvidar la interacción casi analógica de la que hace gala 'The Red Strings Club' desde que empieza hasta que acaba.

Akara también tiene una mecánica propia que, de hecho, es la primera con la que jugueteamos libremente. Ella, como unidad robótica de Supercontinent Ltd, trabaja modelando implantes biónicos en la corporación, y nosotros tendremos que manejar el torno y las herramientas necesarias para darle forma a cada pieza.

Pero lo más interesante de 'The Red Strings Club' es comprobar cómo Deconstructeam ha utilizado con maestría las mecánicas con una intención narrativa, dándole importancia capital al sentido que estas tienen dentro del conjunto, sin reutilizar segmentos hasta que se vuelvan repetitivos.

Por ejemplo, la sección de Akara está al principio, es una mecánica importante que probablemente han tardado bastante tiempo en diseñar, programar e implementar, pero una vez que acaba no la volvemos a ver porque en realidad no tiene sentido dentro de lo que ellos querían contar. Eso demuestra madurez dentro de la visión creativa del juego.

Debates éticos: los claroscuros del control mental

Otra de las cosas más interesantes de 'The Red Strings Club' es cómo aprovecha la premisa de una conspiración que gira alrededor del control mental para proponer debates éticos y morales desde perspectivas diferentes y respetuosas. Los argumentos que plantean los diversos actores son creíbles e interesantes, tienen peso y dificultan los dilemas que se generan.

Aunque creas que tienes una postura determinada dentro de un debate tipo "control mental sí, control mental no", los matices que aportan los personajes de este juego te pueden llegar a hacer dudar. En 'The Red Strings Club' no hay buenos ni malos, sino personas con intereses concretos y muchas, muchas aristas.

Requisito sine qua non para que estas diatribas morales funcionen correctamente es tener un texto bien escrito, y a ese respecto Deconstructeam ha hecho un trabajo genial, cuidando la redacción de forma exquisita y manteniendo sus diálogos en una línea equilibrada entre lo pulcro y lo natural. Aunque, eso sí, quizás algunos personajes se pierden un poco en sus propios tropos como resultado de una predominancia de la narrativa general por encima de las historias particulares.

Tres Protagonistas

Su ritmo narrativo también se ve afectado por esta necesidad de contar una historia tan grande en un formato tan pequeño; a veces parece que 'The Red Strings Club' es demasiado acelerado o que sus eventos clave se suceden con demasiada rapidez. Por ejemplo, todos y cada uno de los personajes que entran en el bar tienen peso en la trama, no hay ningún personaje que pase por The Red Strings Club por casualidad.

Pero, en realidad, esa celeridad no le hace ningún mal: va al grano, no deja hueco al descanso y evita el relleno, algo que es muy de agradecer en estos tiempos que corren. Además, se nota que los creadores han sido conscientes de esto y han sabido llevar las riendas de una trama pausada y frenética al mismo tiempo. Utilizando dos películas reciente como ejemplo de ritmo narrativo, no es un juego que vaya atropellado como las tramas de 'Star Wars: Los Últimos Jedi', sino que controla bien su flujo, como 'Dunkerque'.

La opinión de VidaExtra

Sobre todo lo demás, 'The Red Strings Club' habla por sí mismo. Su estética pixel art y su música casan a la perfección con el resto del conjunto y con la predominancia del sosegado click and point. Es un juego calmado, pero con una historia que atrapa, que invita a la rejugabilidad para explorar diversas y nuevas líneas argumentales.

En definitiva, el estudio español Deconstructeam ha inaugurado este año con un videojuego que clava el espíritu cyberpunk y encuentra un resquicio en el que sorprender con una narrativa enrevesadamente cautivadora y unas mecánicas versátiles que ceden su importancia a la trama. Una obra recomendable y de la que ojalá podamos ver nuevas iteraciones en el futuro.

A favor

  • Su historia es, simplemente, lo mejor del conjunto.
  • La variedad de mecánicas y su adaptación a la narrativa.
  • Su forma de plantear dilemas ético-morales.

En contra

  • A veces da la sensación de que los personajes beben demasiado de los estereotipos del cyberpunk.
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