Análisis de No Straight Roads: una aventura musical en la que los jefes finales son la estrella del espectáculo

Análisis de No Straight Roads: una aventura musical en la que los jefes finales son la estrella del espectáculo

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No Straight Roads es uno de esos juegos a los que te lanzarías de cabeza si sólo tuvieses a mano su descripción. Una suerte de beat'em up/hack’n slash simplificado en el que las espadas se cambian por guitarras y en el que los combos dejan hueco a ataques y esquivas al ritmo de la música.

Todo eso con un envoltorio con un estilo visual cuidadísimo en el que un par de rockeros quieren acabar con la hegemonía del rap pocho, la electrónica mainstream y el auge de las virtual idols y las boys band. Para firmar sin dudarlo, vaya. Pero la ilusión, lamentablemente, dura poco.

Música y mamporrazos cartoon

En No Straight Roads toca ponerse a los mandos de dos rockeros, Mayday y Zuke, que planean devolver el rock al trono que se merece. Lo hacen en una ciudad en la que la energía eléctrica procede de la música y esta, a su vez, de los grupos que conforman una multinacional que controla el suministro.

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Pronto se descubre que la compañía está dejando sin luz a parte de la ciudad para disfrute de las élites y, como era de esperar, nuestros protagonistas se lanzan a la carga para atajar el problema a golpe de guitarra y baqueta, luchando contra con los artistas que controlan la multinacional.

Buena música y un estilo visual que brilla de forma especial para uno de esos jueguicos que inevitablemente entran por los ojos y que apetecen muchísimo. Lamentablemente, una vez a los mandos, el castillo de ilusiones que se ha encargado de montar se viene abajo.

Una mezcla que no acaba de cuajar

Ya desde el tutorial se empiezan a ver ciertas costuras que hacen prever que no es oro todo lo que reluce. El sistema de combate se anuncia como uno de esos experimentos musicales en los que el ritmo marca cuándo van a atacar los enemigos y cómo esquivarlos, pero lejos de estar atados sus ataques a la música, se mueven con un beat propio que suena por encima del tema.

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Pese a tener grandes ejemplos como el reciente Cadence of Hyrule, el resultado acaba siendo bastante flojo tanto a nivel de concepto como de ejecución. Los enemigos son meros obstáculos en el camino que permanecen quietos haciendo lo suyo a la espera de que los derrotemos.

La idea brilla algo más en los combates contra jefes, el punto más importante y mejor trabajado del juego. De estar ante un boss rush con combates sucediéndose uno detrás de otro, las sensaciones con No Straight Roads serían radicalmente distintas.

Los jefes finales, su mejor baza

Aunque no todos rayan al mismo nivel, esos encuentros sí son mucho más divertidos y entretenidos. Hay multitud de ataques a tener en cuenta, todos pasan por distintas fases y, en definitiva, acabas deseando superar el resto de trámites para poder alcanzar el siguiente lo antes posible.

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Por trámites me refiero a las secciones que hay entre una pelea y otra. En primer lugar tenemos el mundo del juego, una ciudad creada a base de pasillos en la que ir de aquí para allá recogiendo coleccionables y enfrentándote a algún jefe adicional en forma de minijuego. No hay enemigos y las interacciones con el entorno suelen ser mínimas, así que sólo lo colorido del escenario salva un poco la papeleta.

En segundo lugar están las salas que preceden a los combates contra el jefe. Una colección de secciones que meten enemigos y saltos sin mucha gracia y que lo único que hacen es torpedear el avance con la intención de estirar el chicle.

La opinión de VidaExtra

No llegaba a No Straight Roads con la idea de que el juego me volase la cabeza, pero sí con la de pasar un buen rato a base de combos simplotes y ataques especiales mientras suena buena música. Y sí, no puedo negar que parte de eso está ahí, pero a nivel de control, diseño de niveles y resultado final esperaba algo mucho más atractivo.

Si te llama mínimamente la atención te recomiendo que le eches un ojo a su demo, que engloba buena parte de lo que verás en el juego. En ella verás que las peleas con jefes son muy disfrutables, pero pese a ofrecer algo más de nivel que el resto, dejan patente que al juego le falta algo más para acabar de cuajar.

No Straight Roads

No Straight Roads

Plataformas PC, PS4, Xbox One y Switch (versión analizada)
Multijugador
Desarrollador Metronomik
Compañía Metronomik
Lanzamiento 25 de agosto
Precio 35,99 euros

Lo mejor

  • Cuidadísimo estilo visual
  • Una banda sonora muy recomendable
  • Los combates contra jefes son muy divertidos

Lo peor

  • No consigue destacar especialmente a nivel jugable
  • Algunas secciones parecen metidas con calzador
  • El rendimiento en Switch deja bastante que desear

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