Me he tirado una hora viendo la TV en Cyberpunk 2077 y no me puede parecer más repulsivo el futuro que dibuja

Me he tirado una hora viendo la TV en Cyberpunk 2077 y no me puede parecer más repulsivo el futuro que dibuja

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Cyberpunk 2077

Uno siempre piensa que el futuro supone el avance de la humanidad, del culmen de la sociedad, un mundo en el que todos conviviremos en igualdad y con los mejores avances tecnológicos a nuestro servicio. Como mínimo habrán coches voladores, hologramas cotidianos y una economización de cualquier rutina diaria. Y eso es lo que me pone frente a mí Cyberpunk 2077.

En el tiempo que he jugado a la obra de CD Projekt RED, he podido ver automóviles por encima de mi cabeza, máquinas expendedoras dentro de los apartamentos y tantos chips insertados en mi cuerpo que me ofrecen mejores prestaciones que el portátil desde el que escribo estas palabras. Sin embargo, a todas estas maravillas mecánicas se me olvidó añadir el factor más importante: son usados por seres humanos.

Repulsión cibernética

Tras la primera misión en la que Jackie me acompaña para rescatar a una clienta que se está haciendo un trasplante un tanto ilegal, me queda claro que la medicina está podrida. Imagino que el cáncer se habrá curado en Cyberpunk 2077, pero el acceso a la cura es totalmente maligno. Debes escoger entre acudir a un taller clandestino con las mínimas garantías sanitarias o dejarte todo el sueldo en la póliza premium de Trauma Team.

Unos auténticos majaderos que aterrizan con un perímetro de seguridad, armados hasta los dientes y con el cerebro lo suficientemente lavado como para entender que a un moribundo hay que dejarlo tirado si no puede pagar. La sanidad privada se lo ha cargado todo, pero es que la pública está repleta de ineptos que apenas pueden sujetar un bisturí. La mercantilización de la salud es absolutamente deplorable.

Cyberpunk 2077

Ante tal primer shock, el título no va a pisar el freno precisamente. Subiendo el ascensor y dando vueltas por el bloque de apartamentos en el que V vive ya me doy cuenta, pero la televisión es la clave. La caja tonta, y nunca mejor dicho. Actualmente las audiencias son bajísimas, el público se dirige hacia canales como el streaming para cubrir su cuota de ocio y en el juego la televisión es un vertedero.

Es imposible divertirse viendo semejante bazofia y he estado cambiando los canales durante una hora. Ya comenté en el anterior texto que estoy fascinado con la cantidad de detalles que ofrece Night City, pero en esta ocasión ha sido tremendo el impacto. Un late night show de cuyo nombre no quiero acordarme reúne a una representante de Arasaka con un cura para discutir sobre Relic.

Un inofensivo aparato experimental que permite trasladar la consciencia de quien queramos a nuestra cabeza vía conexión USB. Sé que voy a tener un vínculo con semejante aparato, pero es una herramienta que se quiere usar con fines puramente económicos. Acceso exclusivo para una élite reducida y con la inabordable cuestión ética de no mantener muertos a aquellos que ya se han ido de este mundo. Además, el presentador está completamente comprado por la empresa al reprobar al cura delante de toda la audiencia y aplaudirle las gracias a la de Arasaka.

Busque, compare y no encontrará nada mejor

Las inteligencias artificiales son el futuro en numerosísimos campos y su utilización debe ser medida con cautela. Hay un trecho enorme en que las utilicemos como divertimento para analizar videojuegos a que sustituyan a los artistas reales. A nadie parece importarle el asunto y mucho menos por la Academia Sueca, pues no han tenido ningún reparo en nombrar a una IA como la ganadora del Premio Nobel.

Cyberpunk2077

Una aberración como pocas veces he visto, condecorando la matemática en la literatura y tomando como parámetro si es un best-seller sin discusión. Del empobrecimiento del arte se puede cambiar a la mareante publicidad que bombardea la urbe durante 24 horas. Es excesivo, siempre recalcando el porcentaje de descuento de cada producto, lo imprescindible que es para tu vida y el cuestionamiento de cómo puede ser que hayas sobrevivido sin él hasta ahora.

Una familia como imagen promocional de que la segunda enmienda no es solo para los ricos, con una mujer embarazada sujetando un rifle. El agua, la de verdad, es un lujo por el que hay que pagar 99 eurodólares. En el informativo se anima a insertar a los ancianos en cápsulas de hibernación en vez de los costosos asilos de las afueras. La comida ya no se cultiva como antaño y sencillamente se opta por generarla en laboratorio. Aldous Huxley avisó en Un mundo feliz de los riesgos de cómo la tecnología y el progreso podía acabar con lo que nos define como humanos, pero lo de Cyberpunk 2077 es una retorcida visión del culmen de la humanidad.

Cyberpunk2077

Un escaparate sucio en el que se exhibe el mundo del sexo sin pudor alguno, con reclamos sexuales hasta en la sopa. Lo cierto es que se merecería un artículo aparte cómo ha encarado la desarrolladora polaca todo este tema, pero no todo es malo. Mi lamentable coche viene hasta mí con tan solo pulsar un botón, Viktor Vektor mejora mi visión con unos nuevos ojos que valen un dineral y soy capaz de hackear prácticamente cualquier aparato solo con mirarlo.

Todas estas palabras están escritas desde mi visión externa del juego, el cual me maravilla por su ambientación, pero me deja claro que ese futuro no lo quiero vivir. Como V, mi escalada hasta ser el mandamás de una Corpo sucederá y si tengo que reírme en la cara de un profeta pirado y matar sin compasión, lo haré.

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