Cyberpunk 2077 fue un desastre histórico, lo he empezado en 2022 y tengo que confesar: me está flipando

Cyberpunk 2077 fue un desastre histórico, lo he empezado en 2022 y tengo que confesar: me está flipando

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Cyberpunk 2077

Han pasado dos años desde aquel fatídico lanzamiento en la sede de CD Projekt RED. La desarrolladora polaca había caldeado el ambiente hasta extremos inusitados en la industria, pues Cyberpunk 2077 se había erigido no solo como el RPG definitivo, sino como el mayor lanzamiento de la historia.

Las expectativas estaban por las nubes y el golpe contra la realidad fue de campeonato. Crunch, un rendimiento en consolas absolutamente lamentable y la retirada del juego de las tiendas digitales supuso una herida que ha dejado una cicatriz muy visible. En este tiempo, el título ha sanado sus heridas, se ha recompuesto y ha dado síntomas de una buena salud con su llegada a la next-gen.

Yo me perdí el juego en su momento, a pesar de que lo tenía clavado entre ceja y ceja, pero estuve más atento que nunca a todo lo que rodeó al proyecto. Quise evitarme la mala experiencia jugando en PS4 y ahora he decidido dar el salto a PS5. Night City ya está instalada en mi consola para que se quede en el menú principal durante unas cuantas decenas de horas.

Bienvenido al futuro

Bien es cierto que he realizado algún que otro contenido sobre el juego durante estos años, pero no es menos verdad que no he visto un gameplay extenso. No tengo ni idea de cuál es el final, cómo empiezas exactamente en la urbe futurista y cuáles son exactamente las posibilidades que ofrecen sus calles. Mi única premisa antes de comenzar a jugar ha sido averiguar todo lo posible sobre el mundo de Cyberpunk 2077.

Y cuando digo mundo me refiero a su historia, los acontecimientos que han desembocado en un país llamado los Nuevos Estados Unidos. Por suerte, la edición física que tengo contiene un pequeño manual -Dios los bendiga en plena extinción- que ofrece los puntos clave en forma de antología. Lo primero que me queda claro es que Richard Night era un poco idiota, las cosas como son.

Está muy bien tener visión de futuro, querer prosperar y que la humanidad llegue a su culmen, pero darle las llaves del paraíso a gente como Elon Musk no es la mejor de las ideas. Como buena distopía, Night City está regida de arriba a abajo por megacorporaciones que me voy empollando poco a poco, pero creo que la batuta la llevan Arasaka, Trauma Team y Militech. Precisamente quiero enrolarme en la primera de ellas.

Cyberpunk 2077

Mi personaje, mi V particular, va a ser alguien sin escrúpulos. Un Corpo que tiene como lema inquebrantable que "solo están los que ganan y los que pierden". Yo quiero ser del primer grupo, no he venido a esta fiesta de neones a codearme con la plebe; los pisotearé si hace falta. No habrá miramientos para los que no apunten hacia arriba, tal y como piensa un fixer.

Precisamente está en lo más alto Saburo Arasaka, ese magnate que se aferra al puesto con la misma fuerza que domina la compañía. Es momento de activar mi plan maestro y dejarme seducir por los placeres de Cyberpunk 2077.

De la gloria al barro

Comienzo en Arasaka, en el equipo de contraespionaje y ya voy avisado de que me van a poner de patitas en la calle. Mejor, así me dan un motivo con sentido para destruirlos por completo. Menos motivos tengo para recrearme creando a mi V, a pesar de que el editor del juego es más que completo. Tengo muchísimas opciones, pero es una lástima que el juego sea en primera persona y me vaya a ver en contadas ocasiones. Con todo, el esmero que le pongo para que se parezca a mí es importante, aunque yo no tengo pupilas con cartografía tecnológica.

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¿Cómo debo distribuir los puntos de atributos? Bueno, hay que partir de la base de que seré sigiloso, sabotearé, hackearé y evitaré enfrentamientos directos. Lo mío será ganar a través de la palabra y sacándole todo el jugo a la tecnología que tenga a mi mano. No nos engañemos, si tengo que disparar o atacar con una katana lo haré, pero no será mi principal forma de afrontar los conflictos.

En consecuencia siete puntos se van repartidos a Inteligencia, Habilidad técnica y Temple y no quito de los demás porque el juego no me deja. Todo listo para saltar a la acción y me encuentro que estoy en uno de los baños de la Torre Arasaka con un evidente problema de abstinencia. No sé qué clase de droga me estoy metiendo en el cuerpo, pero Jackie Welles no para de hablarme por línea interna. Lo he visto en todos los tráilers y entiendo que es un compañero que tienes en cualquier pasado que escojas.

Algo gordo se ha liado con Frankfurt respecto a Arasaka y todo el mundo está hablando de ello, pero yo casi ni me entero. Estoy absolutamente pasmado con cada esquina, cada rincón, cada mínimo píxel que veo. Es una auténtica pasada cómo luce el juego, no tanto a nivel gráfico -que también- sino en el diseño artístico de todo. No importa si es una pared, ascensor o sala de juntas, se respira ambiente futurista. Y eso que estoy en unas oficinas muy similares entre estancias.

Estoy tan absorto que me quedo dentro del ascensor viendo un documental sobre el viejo Arasaka y su vida. No sé cuál es la esperanza de vida en la ciudad y menos con Trauma Team por medio, pero el tipo tiene más de 150 años; una locura. Jenkins, mi superior, espera y me manda directamente al matadero. Sirvo como conejillo de indias en su plan contra Abernathy, una jefaza que le chafó el ascenso. ¿Mi tarea? Matarla y que él no se manche las manos.

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Me froto los ojos

El viaje en EV hasta Lizzie's es una pasada, es el sueño de cualquiera que quiera vivir en Blade Runner. Night City es un auténtica fantasía, cumple de arriba a abajo todos lo que debe tener un buen mundo cyberpunk y el cariño de CD Projekt RED se nota a kilómetros. Por si fuera poco la discoteca no se queda atrás.

¿Cómo es posible que haya tantísima creatividad, una variedad tan grande de diseños en un espacio tan cerrado? En serio, ni siquiera camino rápido, voy a paso de tortuga hablando con quien puedo, fijándome en qué hacen, apreciando en los pósters de las paredes. Por ahora no ha aparecido Johnny Silverhand, pero ya he visto en un archivo que Keanu Reeves la lio bastante hace unas cuántas décadas. Le cuento todo el plan, es mi hombre de confianza y seguramente el único que pueda cubrirme las espaldas.

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Poco después, entre chupito y chupito, unos capullos de Arasaka vienen a tocar las narices. Alguien se ha ido de la lengua, no sé quién, pero Dios bien sabe que voy a partirle los dientes a Jenkins la próxima vez que lo vea. Abernathy y él ganan esta vez, me han desplumado y ahora soy un alfeñique, pero no voy a parar hasta aniquilarlos para ser el jefe de la empresa.

A todo esto, con la antología me he apuntado una serie de contactos y lugares que creo que estarán bien tener en cuenta para el futuro:

  • Torre Arasaka y la empresa en general, pienso meterles el ego por la garganta.
  • Viktor, matasanos de Night City. Las mejoras cibernéticas no se hacen solas.
  • Afterlife, local en el que quiero terminar teniendo una estatua en mi honor.
  • Muammar Reyes, la persona que me dará el bólido que necesito para cada ocasión.

Estas son las reglas que me he impuesto y el mundo se presenta ante mí. Llevo muy poco jugado a Cyberpunk 2077, pero ahora es cristalina esa idea que persistía en mi cerebro: este juego apunta a ser un tesoro del que no me olvidaré en mucho tiempo. Y eso que Phantom Liberty está a la vuelta de la esquina y no he visto Cyberpunk: Edgerunners.

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