Desde el primer momento que vi 'The Little Acre' me llamó la atención. Su peculiar propuesta (dos universos conectados: uno de ellos, con seres diminutos), junto al hecho de estar apadrinado por Charles Cecil, creador de 'Broken Sword', en labores de producción, consiguieron que no le perdiese la pista hasta que por fin, tras un ligero retraso, se puso a la venta el mes pasado.
Ópera prima de los irlandeses Pewter Games Studios, estamos ante una aventura gráfica muy alejada del clásico point & click que nos pone en la piel de un padre y su hija en busca de respuestas sobre el paradero desconocido de otro familiar.
La premisa es aparentemente inocente, pero como descubrimos enseguida con su intro, el abuelo de Lily (la adorable protagonista que controlaremos junto a su padre, Aiden) no ha podido regresar de uno de sus experimentos con un portal mágico que ha abierto la puerta a otro mundo completamente distinto al nuestro.
Una aventura que arranca bien y de modo curioso
'The Little Acre' comienza, eso sí, de un modo muy inocente y simpático. Con Aiden intentando salir de la habitación sin que Lily se despierte. No podemos salir de la cama sin estar completamente vestidos, por lo que hay que ser astutos con el perro (que también duerme) e intentar alcanzar todo lo que nos rodea con el palo que sostiene con su boca. En esa primera escena todo parece normal, muy point & click. Pero todo cambia al salir a la sala principal de la casa.
Ahí es cuando vemos la primera diferencia de las versiones de consolas respecto a las habituales aventuras gráficas de PC: el propio juego nos muestra sobre qué podemos interactuar al pasar por encima el cursor y le adjudica un botón del mando a todo lo que está cerca (en PC simplemente resalta los puntos calientes). Mientras que el movimiento es libre, con el stick izquierdo. Aunque esto ya es más habitual: ahí están las de Telltale Games o el reciente 'Yesterday Origins'.
Sea como fuere, pese a que el control difiera un poco del estilo más clásico, en el fondo 'The Little Acre' se comporta como cualquier aventura gráfica y, como no podía ser de otra manera, también tenemos un inventario en el que iremos almacenando objetos para usar después haciendo clic donde queramos.
Y si bien no es una aventura compleja (no habrá ningún puzle en el que nos sintamos completamente perdidos, al contrario que 'Candle', que ahí Teku Studios sí que supo jugar muy bien sus cartas de un modo muy original), Pewter Games Studios ha habilitado un sistema de pistas opcional como último recurso.
En este primer tramo, con Aiden, hay que decir que muestra más su aspecto de aventura gráfica, hasta que activamos la máquina de su padre. Incluso con Lily, dentro del mismo hogar, cuando la controlamos poco después. Pero todo cambia en el otro mundo, no solamente por mostrar una versión diminuta de Aiden y Lily.
Pero con un último tramo más directo y atropellado
Porque en este entorno desconocido (y peligroso), 'The Little Acre' se torna más directo. Ahí el toque de aventura gráfica se difumina y parece más una aventura a secas en la que avanzar, sin más, sorteando algún puzle de poca enjundia.
Se agradece, en cualquier caso, que el propio juego vaya alternando entre los dos mundos, y por lo tanto, entre los dos miembros de la familia. Porque le aporta más variedad. Aunque su problema, en realidad, es que dura un suspiro. Yo me lo tomé con bastante calma, jugando un poco en días salteados. Pero si sabemos qué hacer en todo momento, se puede completar en menos de una hora (hay logro/trofeo para ello, de hecho). Y lamentablemente, no es nada rejugable.
Pero tiene algo, no sé muy bien el qué. La simpatía de Lily, la belleza plástica de sus entornos dibujados a mano o cómo nos puede tocar la patata su conclusión... No pasará a la historia como una gran aventura, pero al menos sí que es digna de ser contada y disfrutada. Porque en cierto modo, su mundo oculto viene a ser una metáfora de nuestra infancia. Esa etapa en donde cualquier cosa parecía posible.
La opinión de VidaExtra
Porque al final hay que dejarse llevar y creer. Y en este caso, disfrutar de una aventura humilde, sin pretensión alguna, salvo la de despertar ese niño que llevamos dentro. Si aceptáis su propuesta, pasaréis un rato agradable.
A favor
- La belleza plástica de sus entornos, con ese contraste tan marcado entre sus dos mundos
- Lily es de lo más adorable
En contra
- Dura un suspiro y no supone un reto
- Esos momentos en los que se difumina su propuesta inicial
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