Los juegos de cartas coleccionables son una de mis perdiciones. Cuando Joc International sacó su propia colección basada en el Señor de los Anillos en la década de los 90 (a rebufo de Magic The Gathering) no me pude resistir y, todo sea dicho, tampoco lo hice cuando Decipher hizo lo propio aprovechando el tirón de las películas de Peter Jackson. Por ello, aventurarme en The Lord of the Rings: Adventure Card Game ha sido mitad descubrimiento, mitad reencuentro.
Problemas del primer mundo: hace varias décadas, cuando invertía en sobres de cartas, siempre había alguien con quien jugar y tiempo para recrearnos con las ilustraciones y -en menor medida- el coleccionismo. A día de hoy, en los tiempos de Netflix y Whatsapp, siento que solo explicar las reglas a alguien es una pequeña victoria. Si se alinean los astros, incluso es posible que surja una partida.
En ese aspecto, lo que me parece más divertido de The Lord of the Rings: Adventure Card Game es, precisamente, el compañero de partida que Asmodee Digital me propone. O, más bien, a quién debo enfrentar mis cartas y personajes: al otro lado del tapete se encuentra el mismísimo Sauron, el Señor de los Anillos.
Llegados a este punto, amigo lector, parece que estoy empezando desde el final. Pero todo tiene un porqué.
Una mano para gobernarlos a todos, y someterlos en las tinieblas
The Lord of the Rings: Adventure Card Game es, en esencia, una reimaginación del juego de cartas de Fantasy Flight Interactive, o más bien una adaptación al formato digital con la firma de Asmodee Digital. Una versión a medida para PC y consolas que, por cierto, saca un estupendo partido al cambio de medio integrando elementos narrativos a la experiencia. Y lo que es más importante, se ha hecho con mucho mimo.
A rasgos generales, la propuesta de juego de LOTR: Adventure Card Game se basa en convertir cada partida en un viaje, haciendo del conjunto una aventura por derecho propio.
A veces, un tramo del viaje (una partida) consistirá en resolver un desafío, otras en eliminar a uno o varios enemigos determinados. Incluso deberemos rescatar a otros aliados que han sido capturados en el tramo anterior. En esencia, el A, B y C de las gestas de fantasía épica.
De hecho, el esqueleto de la experiencia jugable no se desmarca demasiado de otros juegos de cartas con campaña: nuestro mazo se compone de hasta tres héroes de la Tierra Media que estarán en nuestro lado del tapete digital desde el inicio, siendo asistidos (mientras les queden puntos de vida) por hasta 30 cartas de personajes, artefactos o efectos que iremos robando de manera aleatoria.
Por supuesto, hay habilidades especiales, armas, trampas, potenciadores y magia. Todo lo que uno espera ver de los juegos de cartas a estas alturas. Con eso por delante,y a diferencia de Hearthstone, Gwent y otros títulos similares, LOTR: Adventure Card Game no busca la confrontación directa entre jugadores: nuestros héroes se encuentran inmersos en una aventura y su prioridad es llegar al final de una pieza. O, al menos, cumpliendo su misión.
Es decir, los jugadores no tienen puntos de vida. Ni nosotros, ni quien controla las fuerzas oscuras que nos salen al paso. La clave está en centrarnos en resolver cada misión. Asegurar cada tramo del viaje que compone cada aventura. O, al menos, no fracasar durante el mismo.
A fin de cuentas, y esto es esencial, las amenazas y desafíos que estarán frente a nuestros héroes son cartas jugadas por la mano de Sauron. El mismísimo Señor de los Anillos nos dará la réplica en cada turno e intentará torcernos los planes. Y, como diría Boromir, interponerse a sus designios no es tan sencillo.
LOTR: Adventure Card Game, otra manera de vivir aventuras en la Tierra Media
Lo que me fascina de LOTR: Adventure Card Game es el modo en el que me integra en la Tierra Media a lo largo de cada aventura, haciéndome partícipe de historias jamás contadas en las que Aragorn, Gimli o Legolas atraviesan a lugares familiares para los fans de Tolkien.
Porque no es únicamente sacarle partido al juego de cartas y su propuesta, sino la manera de crear aventuras en las que participan personajes con los que han crecido generaciones de apasionados por la fantasía.
Recordándonos, tras cada victoria, que Sauron habrá perdido una partida, o dos, pero que también nos espera en el siguiente tramo del viaje. Y acto seguido, recuperar las sensaciones de la aventura antes de robar nuevas cartas, retomando la trama y los motivos por los que nos estamos enfrentando a las criaturas y peligros perpetrados por el ojo sin parpado.
A sabiendas de que en el siguiente tramo del viaje las condiciones de la partida cambiarán, normalmente a favor del Señor Oscuro.
The Lord of the Rings: Adventure Card Game no reinventa la manera de jugar a las cartas con los personajes del Señor de los Anillos. Y las influencias de otros juegos de cartas coleccionables y anteriores adaptaciones de la Tierra Media al formato están ahí. Pero es la manera de ambientar al jugador hace que el conjunto gane puntos enteros.
Un juego de cartas digitales que busca su carácter propio y sabe sacar partido de la licencia de El Señor de los Anillos, pero también abre al fan una puerta hacia historias creadas para la ocasión, destilando cariño y pasión por la obra de Tolkien.
Incluido en el Game Pass y con una estupenda rejugabilidad, LOTR: Adventure Card Game saciará de nuevas aventuras y acontecimientos al fan de la Tierra Media más allá de la visión cinematográfica de Peter Jackson. Y, en un mismo movimiento, también se presenta como la mejor antesala para los apasionados por los juegos de cartas en vistas de la serie que Amazon tiene en el horno.
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