Poner a las compañías a los pies de los caballos cuando sus decisiones de desarrollo no se ajustan a lo que tácitamente se ha establecido como apropiado por la comunidad es el deporte de moda entre los aficionados al videojuego. Raro es el día en que no se monta una nueva y acerada polémica por prácticamente cualquier motivo imaginable, y los ejemplos se me caen de las manos. Es entonces cuando la horda acude en busca de sus antorchas y sale a las calles exigiendo justicia.
Como si realmente estuviéramos de nuevo en plena Revolución francesa, el marco elegido por Ubisoft para los acontecimientos que viviremos en 'Assassin's Creed Unity', al pueblo prácticamente le ha faltado pedir que rueden cabezas a causa de la decisión de limitar su resolución a 900p y su tasa de frames por segundo a 30. Nos resulten más o menos apropiados los motivos que han llevado a la compañía a tomar este camino, a mí al menos me parece desmesurada la cantidad de bilis desprendida en foros de todo el mundo a causa de esta noticia.
Pero no pretendo que esto sea un total descargo de responsabilidades para Ubisoft, ni mucho menos: las palabras empleadas en su momento por el productor Vincent Pontbriand primero, y por el director creativo Alex Amancio después, sonaban a excusa barata en el mejor de los casos. ¿Que se han elegido los 30 fps por ofrecer un acabado más "cinemático" que los 60 fps? No cuela, lo sentimos, porque resulta bastante obvio que de haber sido técnicamente posible sin asumir grandes sacrificios, habrían tomado el camino de los 60 fps.
De aquellos polvos vienen estos lodos
El problema es que las aguas ya venían revueltas con 'Assassin's Creed Unity', pues salidas de tiesto como las que tuvieron justificando la ausencia de un personaje femenino en el modo cooperativo por cuestiones técnicas aún resuenan con sorna en nuestros oídos. Si a la mezcla le sumamos otras polémicas recientes sobre apartados gráficos en torno a esta misma compañía, como es el caso de 'Watch Dogs', pues uno puede entender en cierto modo que haya tanta gente deseando soltar palos a diestro y siniestro contra Ubisoft.
Pero creo que eso es quedarse en una lectura simplista, cuando lo cierto es que las third parties están obligadas a funcionar con unas reglas que vienen ya impuestas cuando toca enfrentar el desarrollo en consolas. Que en este caso Ubisoft se haya visto en la tesitura de no llevar su próxima gran apuesta a lo que muchos consideran que debe ser el estándar mínimo en esta generación (es decir, 1080p a 60fps), no ha sido en absoluto por una cuestión creativa, como Alex Amancio nos quería hacer creer, sino por la imposibilidad de poder sacar en estos momentos de PlayStation 4 y Xbox One el músculo necesario para mover su juego sin tener que recortar por otros lados.
A la hora de poner en un brazo de la balanza los parámetros puramente visuales y en el otro cuestiones como la fluidez de la partida o la inteligencia artificial, los creadores de 'Assassin's Creed Unity' han valorado que lo jugable pesaba más que lo gráfico y por tanto han decidido enfocar sus esfuerzos en ello. ¿Y no es eso lo que tantas veces pedimos a las compañías? Obviamente, alguien podrá decirme con razón que destinando más tiempo y más dinero al desarrollo de este juego, posiblemente se podría llegar a ofrecer la misma experiencia con la máxima resolución y tasa de frames, pero los recursos de las compañías no son infinitos, por muy grandes que éstas sean, y al final están obligadas a poner un límite de gastos a cualquier proyecto si no quieren acabar con pérdidas. La historia de los videojuegos está plagada de empresas que no supieron cuándo parar y se vieron aplastadas por productos demasiado caros de concebir e imposibles de amortizar.
Obsesión por las cifras, apetito por la destrucción
Repito pues que no pretendo quitar toda la culpa a Ubisoft en el asunto de los recortes técnicos, pero sí considero que hay que intentar ver la imagen completa, entendiendo el contexto que obliga a una compañía a tomar una decisión así aun a sabiendas de que el público se le va a echar encima. Tened por seguro que si las ya no tan nuevas máquinas de Microsoft y Sony fueran más sobradas de potencia, las desarrolladoras no tendrían que andar metiendo estos tijeretazos, pero entonces posiblemente estaríamos hablando de productos aún más caros, con el consiguiente descontento general de la clientela.
¿Hay entonces forma de tener a todo el mundo contento? Está claro que no, y como consumidores tenemos todo el derecho del mundo a exigir un mínimo de calidad a cambio de nuestro dinero, pero esta especie de histeria colectiva que se genera por un "quítame allá esos píxeles" me parece del todo desmesurada; máxime cuando funcionar a 60 fps no es tan determinante como muchas veces queremos creer, aunque obviamente sea preferible cuando las condiciones lo permitan.
A lo mejor me quedo solo en este intento de llamada a la sensatez, pero no estaría de más empezar a rebajar tantas tensiones en la comunidad de jugadores, especialmente las provocadas por una sarta de cifras que distan mucho de ser lo más relevante en la experiencia de juego que luego acabaremos viviendo en nuestros hogares. De sobra sé que esta necesidad de confrontación que parece residir en el corazón humano no es cosa exclusiva de los aficionados al videojuego; no hay más que pasarse por los comentarios de cualquier web deportiva, de actualidad tecnológica o hasta en los vídeos más insignificantes de YouTube para comprobar que siempre habrá ahí alguien dispuesto a armar la marimorena.
Pero eso no me va a impedir intentar poner un toque de cordura a todo este asunto, porque aunque nadie esté obligado a aceptarla, la nueva generación de consolas ya está aquí y su capacidad tecnológica da para lo que da, nos guste más o menos. Yo desde luego me preocuparía más por esperar de ella ideas más atractivas y avanzadas que nos permitan disfrutar de nuevas experiencias jugables, que de perder la voz reclamando cifras altas en pantalla a cualquier precio.
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