De un tiempo a esta parte se han juntado una serie de matamarcianos que nos incitan a jugar de una manera casi obsesiva, más allá del clásico pique en las recreativas por intentar alcanzar la mayor puntuación de la sala.
Juegos con un componente rejugable significativamente más alto al picotear de otros géneros, como la típica evolución de los juegos de rol, o con una historia de por medio. Incluso con coleccionables a modo de secretos. Hoy vamos a repasar algunos shoot 'em up donde será difícil soltar el mando.
PixelJunk Shooter
Q-Games acertó de pleno con la simpática línea de PixelJunk hasta dar la campanada con el primer PixelJunk Shooter. No era el típico juego de naves, sino más bien un sucedáneo más colorido de aquel Sub-Terrania de Mega Drive, pero con un papel capital para los elementos, los cuáles introducían numerosos puzles que jugaban con su comportamiento al ser mezclados.
A esto había que unirle peligros a combatir con la nave, a base de disparos, jefes contra los que lidiar, y rescate de supervivientes y una búsqueda de minerales. Estos dos últimos puntos eran los que lo hacían muy adictivo y rejugable, porque no era nada fácil lograr el 100% de una tacada. Un vicio.
Black Paradox
Un caso reciente lo tenemos en Black Paradox, un juego que, en apariencia, da la sensación de ser un homenaje a los shoot 'em up de los ochenta (no sólo por su estética), pero que flirtea de modo muy bestia con los rogue-lite. Porque aunque se mantenga el orden de las fases para cazar a cada criminal del espacio, se varía todo lo demás. O sea, la coreografía de enemigos.
A esa aleatoriedad se le suma la posibilidad (más que necesaria) de mejorar cuatro parámetros básicos de nuestra nave. Algo que haremos a base de gastar el dinero obtenido matando enemigos comprando herramientas en el mercado negro y con ventajas adicionales como contar con un escudo inicial o que haya una ínfima probabilidad de robar vida con cada impacto.
Defenders of Ekron
Defenders of Ekron, de los chilenos In Vitro Games, es uno de los que más se aleja del clásico concepto de matamarcianos, no solamente por introducir una historia con viñetas, diálogos y una propia base donde saber más sobre su lore, sino también por cómo se desenvuelve como juego de disparos.
La nave Anakim del protagonista, aparte de poder mejorarla en cinco partes distintas gastando puntos Oxus obtenidos en combate, viene equipada con otros dispositivos, como un escáner (vital para progresar en la historia). Si bien es una pena que desde el apartado de simulación para repetir las fases no se puedan obtener puntos Oxus para maximizar la nave, resulta muy interesante el uso del escudo, que consume la misma barra que las balas (se recarga al parar de disparar durante unos segundos). A modo de curiosidad, decir que incluye un minijuego (Invaders of Ekron) que parece de los 80.
Aces of the Luftwaffe: Squadron
La edición más completa del primigenio Aces of the Luftwaffe de 2009 para BlackBerry, el actual Aces of the Luftwaffe: Squadron - Extended Edition, también cuenta con un componente narrativo muy marcado para las misiones, aunque en este caso de manera más forzada y cansina.
Salvando ese escollo, aporta unas dosis rejugables bastante altas debido a que podremos mejorar los parámetros de nuestra nave principal... y la de nuestros tres aliados controlados por la IA. Pero no será subir lo típico, sino que cada nave cuenta con un árbol de habilidades diferenciado que nos permitirá aguantar con más garantías las fases más avanzadas y complejas.
Sky Force (Anniversary & Reloaded)
Probablemente, el combo formado por Sky Force (Anniversary & Reloaded) sea el matamarcianos más adictivo al que haya jugado, y todo por ese diseño de fases de dificultad gradual que nos obliga a ir mejorando nuestra nave: aunque seamos duchos en el género, no quedará otro remedio viendo el alto número de disparos que harán falta para destruir enemigos posteriores.
Sky Force tiene mucha más miga de lo que se ve a simple vista, de todas formas. Porque de entrada puede parecer un juego fácil, pero al completar su historia desbloqueamos el siguiente modo de dificultad. Y así hasta dos veces más, donde sabe dar lo mejor de sí con unos retos mayúsculos. Después están todas esas cartas desbloqueables con diversas ventajas y ya las naves ocultas de Sky Force Reloaded, cada una con su propio estilo.
No nos engañemos. Tiene que haber de todo
Que todas las propuestas enumeradas se salgan de los cánones habituales de uno de los géneros más veteranos, tanto por esa mezcla de conceptos como por aumentar sus cotas rejugables, no significa que reniegue de los clásicos.
Para mí todos son compatibles y jamás dejaré de lado las propuestas que se ciñan a todas esas recreativas de matamarcianos que mamamos en nuestra infancia, como ha hecho Locomalito con Super Hydorah. O el maravilloso Jamestown de Final Form Games. O mi idolatrado Twinkle Star Sprites. Sin olvidar mis favoritos Gradius V, R-Type Delta o Ikaruga, entre otros.
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