Una cosa está clara, y es que Pokémon Espada y Escudo no tienen tanto contenido como anteriores entregas. Eso no quiere decir que sean juegos vacíos, ni mucho menos; después de las 30 horas que suele durar la aventura principal sigues teniendo cosas que hacer, como completar la Pokédex o superar la Torre Batalla.
Personalmente, yo no he tenido problemas para dedicarle a mi edición Espada alrededor de unas 150 horas. Pero sí que es cierto que se echan de menos algunas ausencias, como la posibilidad de salir en busca de Pokémon legendarios fuera de la historia.
Habrá más contenido en forma de expansiones, y ya cada uno puede entrar a juzgar si le parece ético o no que esto se venda aparte en vez de haberse incluido de base (las fechas de lanzamiento se tienen que respetar a rajatabla, al fin y al cabo). Al menos, sigue siendo mejor que comprar el mismo juego otra vez a precio completo con cuatro novedades más.
No obstante, en estos meses entre el lanzamiento de los juegos y el de la primera expansión, sorprende que los jugadores tengamos motivos para seguir entrando a Galar. En gran parte es gracias al componente online. El sistema de rangos, temporadas, series y torneos está mucho mejor gestionado que en anteriores generaciones. A poco que te interese el mundillo competitivo de Pokémon, tienes incentivos en forma de suculentos premios para jugar clasificatorias.
Sin embargo, no es ese el único motivo por el que sigo volviendo a mi Pokémon Espada. Está el Área Silvestre, una intentona de mundo abierto que me ha parecido bastante desaprovechada salvo por una cosa, y es que se ha convertido en el centro neurálgico para las Incursiones Dinamax.
A la caza del Pokémon gigante
Como sabréis, esta nueva modalidad nos permite reunirnos con otros tres jugadores para enfrentarnos a un Pokémon gigantesco y atraparlo. Generalmente no se juega tanto por el desafío (salvo en un caso que más adelante comentaré), sino por el premio, y ahí es donde Game Freak ha sabido aprovecharlo bien.
Las incursiones más codiciadas son las de los Pokémon Gigamax, es decir, los que al volverse gigantes cambian de forma y adquieren ataques especiales. Es la única forma de conseguirlos, y durante las primeras semanas de vida de Espada y Escudo no era posible hacerse con todos. Algunos todavía no habían sido implementados, y la gran mayoría de los que estaban disponibles eran demasiado raros de encontrar. No obstante, según iban pasando los meses, Game Freak ha estado añadiendo eventos al juego con nuevas incursiones.
Por un lado, estos eventos permiten que ciertos Pokémon Gigamax aparezcan con más frecuencia durante un tiempo limitado, como Hatterene o Kingler. Si no te apetecía gastar tropecientos Trozos Deseo y estar horas esperando para tener una mínima posibilidad de encontrarlos, ya tienes una razón para volver a entrar y hacerte con estos interesantes Pokémon. Por otro, también van añadiendo poco a poco los que hasta ahora eran imposibles de conseguir. Es el caso de Toxtricity, cuyo evento acaba mañana mismo.
Siempre viene bien tener más Pokémon Gigamax, ya que son una muy buena opción para llevar al online. Además, conforme avanzan las temporadas se van permitiendo más y más Gigamax en los combates clasificatorios, así que tienes más razones para subir en la clasificación con las nuevas posibilidades estratégicas que estos brindan.
No habrá Pokémon legendarios que atrapar (al menos, no hasta la expansión) pero al menos tenemos un buen surtido de Gigamax repartidos en eventos que siempre incitan a entrar. Es una tarea breve, pero que te lleva a reunirte con amigos y, ya de paso, librar combates con ellos, intercambiar, y más cosas. Vuelves y aprovechas la vertiente multijugador, que es lo que más ha dado de sí en estas entregas.
Un soplo de aire fresco de la mano de Mewtwo
Pero, tal y como nos demostraron a finales de febrero, se le puede dar un giro a esto de estar siempre atrapando Pokémon Gigamax. Hablo del evento de Mewtwo, que fue una absoluta locura. Sin duda, el combate más difícil que ha habido en la saga desde hace muchísimos años. Ni siquiera se podía capturar, pero al menos nos otorgaba un buen surtido de objetos rarísimos que no venían nada mal.
Mi principal problema con las Incursiones Dinamax es que, por mucho que sean cooperativas, no incitan a la cooperación. Si te reúnes con amigos para hacerlas es porque los NPCs que te da el juego son estúpidos a más no poder, pero en realidad solo basta con realizar el mismo ataque supereficaz una y otra vez hasta que cae. En cambio, Mewtwo era muy distinto.
Había que organizarse, idear una estrategia, y ejecutarla a la perfección (como demuestran muchos vídeos explicando cómo derrotarlo). Un error y el equipo estaba perdido. Eso era lo que echaba de menos, y me gustaría verlo más porque solo estuvo disponible durante un par de días.
Cosas como esa me hacen querer volver, y es algo que las anteriores entregas de la saga no tenían. Entras para conseguir el Pokémon Gigamax de turno (y ya no solo Gigamax, también hubo hace poco un evento para hacerse con los iniciales de Kanto), o para intentar partirle la cara a Mewtwo. Quedas con los amigos y juegas con ellos un rato. Incluso te da por probar qué tal funciona este recién atrapado monstruo en el competitivo online, y ahí ya te picas a subir rangos.
Y habrá más
A pesar de la falta de contenido inicial, Game Freak está aprendiendo a mantener sus juegos vivos. Eso es una buena señal, porque la fórmula Pokémon se presta a eso muy bien. De momento es poca cosa, solamente incursiones, pero cada vez van a más (la de Mewtwo, repito, ha sido apoteósica). Además, solo faltan unos meses para que llegue La Isla de la Armadura, y entonces tendrán mucho más material para seguir actualizando los juegos con nuevos eventos.
Quizás simplemente sea que yo tiendo a ser positivo, ya que estas entregas me decepcionaron un pelín, pero la verdad es que gracias a los eventos estoy jugando más de lo que imaginaba. Pasado todo el barullo inicial y sabiendo lo que hay, me ayudan a apreciar el juego desde otros ángulos.
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