Análisis de Xbox One X, la nueva bestia de Microsoft

Análisis de Xbox One X, la nueva bestia de Microsoft

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Análisis de Xbox One X, la nueva bestia de Microsoft

La Xbox One X llega al mercado el 7 de noviembre de 2017, 16 años después del lanzamiento de la Xbox original, una máquina que supuso la entrada de Microsoft en el terreno de las consolas y que tuvo que competir en su momento con la PlayStation 2 y con la Nintendo Gamecube. Y lo hace con la promesa de ser la consola más potente y eficaz fabricada hasta el momento.

El viaje ha sido fascinante. Durante todos estos años hemos visto cómo la compañía ha ido puliendo tanto la interfaz de usuario como el diseño de la consola hasta alcanzar una elegancia fuera de toda duda con Xbox One X. Por fuera la evolución es evidente: el armatoste que suponía aquella primera Xbox poco o nada tiene que ver con la sensación de dispositivo refinado y moderno que da su última máquina.

Por otro lado, la llegada al mercado de sistemas operativos como Windows 8 y, sobre todo, Windows 10, hicieron que la interfaz de usuario de la Xbox One diera un salto verdaderamente importante con respecto a las versiones anteriores. En este sentido, y como veremos con más detalle a lo largo del análisis, la Xbox One X incorpora la versión más avanzada, pulida y cómoda de cuantas interfaces de usuario ha diseñado Microsoft.

Especificaciones técnicas de la Xbox One X. Hardware y diseño

Cuando Microsoft asegura que la Xbox One X es la consola más potente y eficaz del mercado lo hace apoyándose en todas estas características técnicas. Y sí, estamos ante una auténtica bestia:

CPU

CPU personalizada, 8 núcleos, 2,3 GHz

GPU

GPU personalizada, 1172 GHz, 40 unidades de proceso, características Polaris, 6 teraflops

Memoria

GDDR5 de 12 GB, 326 GB/s

Almacenamiento interno

Disco duro de 1TB

Unidad de disco óptico

Blu-Ray 4K UHD

Dimensiones

30 x 24 x 6 cm

Peso

3,8 Kg

Resolución

2160p a 60Hz, AMD FreeSync. Velocidad de actualización HDMI variable (una vez confirmada HDMI 2.1)

HDR

Compatibilidad con HDR 10

Codec de vídeo

HDCP 2.2

Formatos codec de vídeo

HEVC/H.265, VP9, AVC/H.264, MPEG-2, MPEG-4 Parte 2 y C1/WMV9

Audio codificado HDMI

Dolby Digital 5.1, DTS Digital Surround 5.1, Dolby Atmos for Home Theater (con la descarga de la aplicación), PCM 2.0, 5.1 y 7.1

Conexión inalámbrica

Wi-Fi de banda dual IEEE 802.11ac (5 GHz y 2,4 GHz), 2x2 con Wi-Fi Direct para redes domésticas

Ethernet

IEEE 802.3 10/100/1000

Puertos USB

3 USB 3.0

HDMI

Salida HDMI 2.0b, entrada HDMI 1.4b

S/PDIF

Receptor IR / Puerto repetidor IR / Repetidor IR

Precio

499,99 euros

Fuente de alimentación

245 W, interna

Mando

Inalámbrico con dos pilas AA

Merece la pena ver esta pequeña comparativa para tener una visión amplia sobre qué significan todas esas especificaciones en relación a los últimos modelos de Xbox y PlayStation:

PS4

Xbox One S

PS4 Pro

Xbox One X

CPU

8 núcleos, 1,6GHz

8 núcleos, 1,75 GHz

8 núcleos, 2,1 GHz

8 núcleos, 2,3 GHz

GPU

18 CU, 800 MHz, 1,8 TFLOPS

12 CU, 914 MHz, 1,4 TFLOPS

36 CU, 911 MHz, 4,2 TFLOPS

40 CU, 1172 MHz, 6 TFLOPS

Memoria

8 GB de sistema, 5 GB para juegos, 176 GB/s de ancho de banda

8 GB + 32 MB de sistema, 5 GB para juegos, 68 GB/s (+218 GB/s ESRAM)

8 GB + 1 GB de sistema, 5,5 GB para juegos, 218 GB/s

12 GB de sistema, 9 GB para juegos, 326 GB/s

Formato multimedia

Blu-Ray

4K UHD Blu-Ray

Blu-Ray

4K UHD Blu-Ray

A nivel de diseño salta a la vista que estamos ante una consola elegante. Microsoft dio un paso claro hacia la integración de sus consolas con el resto de dispositivos del salón con la Xbox One, dejando atrás aquel diseño ligeramente curvado en la parte frontal -no demasiado afortunado en general- y todavía asociado a la idea de “esto es una máquina para jugar” de la Xbox 360. Del aspecto rudo y agresivo de la Xbox original ya ni hablamos. A principios de los 2000 tendría sentido, seguramente, pero lo cierto es que todas las consolas han ido mutando para pasar desapercibidas junto al televisor.

En todo caso, la Xbox One seguía siendo una máquina de dimensiones considerables que, además, no incorporaba la fuente de alimentación en su interior, lo cual nos dejaba con el típico transformador gigante por fuera. La Xbox One S fue todo un acierto en este sentido: estrenaba un nuevo diseño, mucho más refinado que el de la Xbox One, reducía su tamaño un 40% en esa búsqueda por una mejor integración de la consola en el salón, e incorporaba la fuente de alimentación en su interior.

La Xbox One X es la consola con el mejor diseño de todas las que ha fabricado Microsoft

La Xbox One X sigue el camino iniciado por la Xbox One S para ofrecer un diseño mucho más estilizado y elegante con unas medidas de 30 x 24 x 6 cm, prácticamente calcadas a las de la Xbox One S (29,5 x 23 x 6,3 cm). La bandeja para los discos ya no es una ranura visible que ocupa la mitad de la parte superior frontal de la consola, sino que se sitúa en la parte inferior, como si no existiera. Sin embargo, el acceso a ella es cómodo.

Tampoco hay rejilla en la parte superior frontal, que ahora es completamente lisa salvo por el botón de encendido de la consola situado a la derecha. La disposición del botón que se usa para expulsar los discos, que en este caso y por suerte tampoco es táctil, se sitúa ahora justo debajo de la bandeja, y en la zona inferior derecha podemos encontrar el botón que sirve para emparejar mandos y un puerto USB 3.0.

El resto de conectores los vamos a encontrar en la zona trasera de la consola, donde tenemos la toma de corriente, una salida HDMI, una entrada HDMI, dos puertos USB 3.0, un puerto IR, un puerto de audio S/PDIF, y un puerto Ethernet.

En definitiva, la Xbox One X es la consola con el mejor diseño de todas las que ha fabricado Microsoft, y me atrevería a decir que, en general, es la consola mejor diseñada de cuantas hay disponibles en el mercado. Es pequeña, silenciosa, y esas líneas rectas y estilizadas le dan un acabado limpio que queda genial tanto en el salón como en cualquier otra habitación donde se le quiera dar uso.

En cuanto al calor que desprende, lo que he podido comprobar tras muchas horas de uso es que lógicamente la consola se calienta, no deja de ser una máquina potente cuya fuente de alimentación, además, va incluida en su interior, pero en ningún caso de forma notable ni excesiva. En este sentido, la Xbox One X incorpora el mismo sistema de refrigeración que ya se utiliza en tarjetas gráficas de gama alta para PC. Un sistema silencioso y efectivo.

Dicho sistema está basado en una serie de cámaras de vapor por un lado, y en una turbina por el otro. El funcionamiento básico es el siguiente: las cámaras llevan un líquido que, al calentarse, se evapora y sube hasta la parte superior de las mismas. Una vez allí, en forma de vapor, se enfriará, se volverá a convertir en líquido, y descenderá de nuevo a la cámara. Por otro lado está la turbina, que se encarga de hacer dos cosas: coger aire frío del exterior con el que enfriar el vapor y expulsar el aire caliente.

Hasta ahora no he notado signos de sobrecalentamiento ni ruidos, otro aspecto importante a tener en cuenta (no hay nada peor que tener la sensación de que una consola vaya a despegar cual cohete espacial). Parece ser que en este sentido la Xbox One X, al igual que por fuera, también está bien diseñada por dentro.

Primera instalación y configuración de la consola

El proceso de instalación de la Xbox One X es, como no podría ser de otra forma, de lo más sencillo. El primer arranque dura unos cuantos segundos en los que veremos en logo de Xbox One en pantalla, pero pronto el sistema empezará a pedir todos los datos necesarios: zona horaria, idioma, tipo de conexión a nuestra red, y todo lo necesario para esa primera configuración. Evidentemente si disponemos ya de una cuenta vinculada a los servicios de Microsoft, como por ejemplo la que ya usamos en una Xbox One, el perfil será sincronizado.

Además de pedirnos todos los datos necesarios, la consola se actualizará con la última versión del firmware, un proceso que llevará más o menos tiempo en función de la conexión de cada uno. En este sentido no se le puede reprochar nada a Microsoft: en cinco o diez minutos la consola estará lista para instalar juegos, descargar aplicaciones, ver películas, etc.

Existe también la posibilidad de transferir la configuración de la consola actual (una Xbox One o una Xbox One S) a un disco duro externo, de forma que, si alguien tiene pensado hacerse con una Xbox One X, puede ir ya pasando todos los datos para transferirlos más adelante a la nueva consola. Lo mismo sucede con los juegos: todo lo que haya instalado en la consola actual se puede transferir a un disco duro para mayor comodidad.

Xbox one x
Xbox One vs Xbox One X

Si se opta por esa opción, conviene saber que la consola requerirá el formateo del disco duro externo al conectarlo. A partir de ahí basta con seleccionar el juego que queramos transferir, pulsar el botón Menú, seleccionar la opción Administrar juego, elegir Mover o Copiar, y tanto el juego como todos sus complementos serán transferidos al disco duro.

Por otro lado, para transferir la configuración de la consola actual a la unidad externa hay que activar la opción de copia de seguridad desde el apartado de Configuración. Una vez hecho esto, bastará con conectar el disco duro externo a la Xbox One X antes de arrancar la consola para que al encenderla detecte la unidad y aplique la configuración guardada. Ideal para ahorrar tiempo el día que la Xbox One X llegue a casa.

De hecho también es posible descargar ya en la consola actual los parches de juegos en 4K disponibles, de forma que sólo habrá que transferirlos a la Xbox One X llegado el momento. Si lo tienes todo listo hoy, cuando te llegue la nueva consola no tendrás que perder más tiempo en estas gestiones, sólo jugar.

También existe la posibilidad de realizar la transferencia de juegos por red. En este caso la Xbox One X es capaz de encontrar otras consolas conectadas a la misma red para ofrecer la posibilidad de copiar los juegos de la antigua a la nueva. Quizás el método más rápido sea usando un disco duro externo, pero no está de más disponer de esta otra opción a mano si queremos evitar el tener que descargar de cero aquellos juegos que ya tengamos instalados en la consola antigua.

Por último, si decides no transferir nada, una vez realizada la primera instalación y la configuración de la nueva Xbox One X bastará con ir a Mis juegos y aplicaciones / Listo para instalar para descargar los juegos ya adquiridos en la consola antigua. El perfil, como decía antes, se empezará a sincronizar en cuanto te identifiques con los datos de la misma cuenta, con lo cual todas las partidas guardadas en la nube y las licencias estarán ahí.

La nueva interfaz de usuario

La Xbox One X incluye la última y más nueva interfaz de usuario desarrollada por Microsoft para sus consolas. En la Xbox One por ahora sólo está disponible para los miembros del programa Insider, pero suponemos que llegará a todos una vez que la Xbox One X haya salido a la venta.

Apoyada en el conocido como Fluent Design, esta nueva interfaz de usuario resulta a primera vista mucho más limpia que la anterior, incluso más minimalista. Ya no hay tantos elementos en la página de Inicio, y se agradece la desaparición de esa sensación cercana al bombardeo de información que daban las versiones inmediatamente anteriores a esta. Al final lo que uno busca al encender la consola es poder acceder rápido a los juegos o aplicaciones favoritas, no que haya mil cosas en pantalla intentando captar nuestra atención.

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Algo similar sucede con el menú lateral al que se accede pulsando el botón Xbox del mando: ahora es mucho más limpio y resulta más cómodo y rápido acceder a las distintas secciones disponibles. En dos pulsaciones podemos entrar en la zona donde están los juegos o arrancar alguno de los títulos más recientes, pero también navegar horizontalmente por la parte superior del menú para acceder a conversaciones, grupos, logros, amigos, o a la configuración de la consola de forma rápida y sencilla.

Una cosa que ya destacamos cuando probamos esta interfaz en Xbox One es su alto grado de personalización. Puestos a que la pantalla de inicio muestre más o menos elementos, al menos que sea el usuario quien decida qué quiere ver ahí. En ese sentido, la pantalla principal está dividida verticalmente en grandes secciones por las que navegar y en cada una de ellas se pueden personalizar los elementos. Desde los juegos y aplicaciones más recientes al principio hasta las llamadas Marcas donde es posible colocar aquellos juegos o aplicaciones a las que se quiera acceder con mayor rapidez y sin pasar por otros menús o submenús.

Por otro lado, además de la página de Inicio, en el menú situado en la parte superior de la pantalla tenemos otros tres accesos más:

  • Mixer: se trata del servicio de streaming propio de Microsoft, y en esta pestaña tenemos acceso a emisiones en directo destacadas, vídeos populares o búsqueda de canales. Cualquiera de las opciones abrirá la aplicación de Mixer para llevarnos al contenido seleccionado.
  • Comunidad: desde esta pestaña podremos compartir capturas o logros con el resto de jugadores, examinar contenidos destacados enviados por la comunidad, e incluso acceder a los llamados Clubes. Cada jugador puede formar parte de hasta 25 Clubes en total que pueden ser de cualquier temática: sobre juegos concretos, sobre anime, etc. y en ellos se comparten experiencias, vídeos, etc.
  • Store: la tienda digital de Xbox, desde la que se accede a todo el catálogo de juegos, aplicaciones, películas, series de televisión, y a servicios como Xbox Game Pass, gracias al que a cambio de una tarifa plana se tiene acceso a un gran número de juegos seleccionados por Microsoft.

Todo esto es accesible también desde el menú lateral, donde cada una de las opciones o bien lleva directamente a una determinada sección, o bien abre un segundo panel vertical con una versión simplificada de la sección seleccionada.

En definitiva: a la interfaz de la Xbox One le hacía falta un buen lavado de cara, pese a que en su anterior versión había mejorado considerablemente, y este nuevo diseño resulta cómo de usar, rápido, y sencillo. Si algo hemos aprendido durante todos estos años es que la sencillez de uso y la comodidad son dos aspectos imprescindibles en una consola. No queremos dar mil vueltas para empezar a jugar o encontrar la opción que estamos buscando, queremos encender la consola y ponernos a disfrutar, ya sea jugando o viendo contenidos multimedia, en el menor tiempo posible y pulsando el menor número de botones.

Juegos mejorados, 4K, y HDR

A pesar de que con una Xbox One X se pueden hacer muchas cosas, lo importante tratándose de una consola son los juegos. Desde que se anunció supimos que, al no ser una consola completamente nueva, sino un modelo supervitaminado del ya existente, no tendría juegos exclusivos. Todos los videojuegos compatibles con Xbox One, incluyendo los retrocompatibles de Xbox 360 y los que vendrán de la Xbox original, pueden ser jugados en Xbox One X sin más problemas.

Lo mismo sucede con los accesorios. El mando que incluye la Xbox One X es prácticamente igual al de la Xbox One, con un par de cambios mínimos en su acabado y diseño, y se puede usar en la nueva consola cualquier mando de la One.

Por otro lado, ya entrando en el terreno de las 4K y la mayor potencia que ofrece Xbox One X, existen cuatro tipos básicos de videojuegos para esta nueva consola:

  • Aquellos que no van a recibir mejoras y que, por tanto, se verán exactamente igual que en una Xbox One.
  • Mejorado Xbox One X: si un juego lleva este logotipo significa que los desarrolladores han optimizado la experiencia de juego para aprovechar los 6 teraflops que ofrece la Xbox One X. En estos casos dependerá de cada juego en concreto y de lo que cada estudio haya decidido hacer: mejoras en la iluminación, más elementos en pantalla, etc.
  • 4K Ultra HD: estos juegos sí han sido actualizados para ofrecer una salida de 2160p. En televisores 1080p harán uso de la técnica de supersampling para mejorar el antialiasing, las texturas y los detalles.
  • HDR: para aquellos que admitan el estándar HDR 10.
Gears of War 4

Sobre los juegos que no reciban ningún tratamiento especial no hay más que contar. En el resto de casos se pueden dar diversas combinaciones: mejorados con 4K y HDR, otros que solamente sean 4K, juegos que no ofrezcan 4K pero sí HDR… Lo que cabe tener en cuenta es que, si un desarrollador decide no mejorar su juego de ninguna forma para Xbox One X, la consola por sí misma no va a hacer que se vea mejor. Se verá exactamente igual que en una Xbox One.

Esto significa que, incluso jugando con una Xbox One X en un televisor 1080p, un juego puede disfrutar de una serie de mejoras si el estudio de desarrollo decide aprovechar la potencia de la consola: mejoras en la iluminación, mayor número de personajes en pantalla, mayor tasa de frames, etc. Pero repito: esto siempre va a depender de cada juego. Que nadie espere que todo el catálogo de Xbox se vaya a ver mejor en una Xbox One X por arte de magia.

Por otro lado, he tenido la oportunidad de probar en la Xbox One X tanto juegos que todavía no han recibido sus correspondientes parches 4K como otros que sí. Con la consola conectada a un televisor 4K y enviando la señal a esa misma resolución, he detectado que las escenas de corte del ‘Wolfenstein II’, uno de los muchos títulos que todavía no han recibido el parche 4K, pegan tirones. Lo mismo me ha sucedido con el ‘Assassin’s Creed: Origins’. En cambio esta situación no se da en el ‘Gears of War 4’, que a diferencia de los anteriores sí dispone ya de su propio parche 4K.

Por ahora es pronto para asegurar nada con total certeza, pero por mi experiencia con la consola durante estos últimos días es probable que necesite una nueva actualización que elimine cualquier caída de rendimiento en aquellos juegos que no hayan sido mejorados.

Microsoft tiene previsto que, durante la primera semana de lanzamiento de Xbox One X, el número de juegos mejorados ronde los 70. Desde esta página de Xbox podemos consultar lista completa de aquellos juegos que han recibido ya mejoras para Xbox One X, así como aquellos sobre los que se ha confirmado que van a recibir en un futuro algún tipo de mejora. Haciendo un recuento, ahora mismo figuran ahí un total de 26 títulos que ya disponen de actualizaciones con mejoras, entre ellos ‘Gears of War 4’ (4K HDR), ‘FIFA 18’ (4K HDR), ‘Killer Instinct’ (4K), o ‘L.A. Noire’ (4K HDR), por poner algunos ejemplos.

De entre aquellos juegos de la lista que van a recibir mejoras en algún momento destacaría ‘Assassin’s Creed: Origins’ (4K HDR), ‘Dishonored 2’ (4K), ‘DOOM’ (Mejorado Xbox One), ‘Dragon Ball FighterZ’ (Mejorado Xbox One), ‘Final Fantasy XV’ (4K HDR), o ‘La Tierra Media: Sombras de Guerra’ (4K HDR). La idea es que la lista de juegos mejorados vaya creciendo con el tiempo a medida que los distintos estudios de desarrollo vayan adaptando sus juegos, tanto los disponibles como los que estén por venir.

La opinión de VidaExtra

Sin duda la Xbox One X es una grandísima consola, una elegante bestia pensada para sacarle el mayor rendimiento a todos aquellos juegos que sepan aprovechar su potencia. Una de las sensaciones con las que me quedo tras haber estado una semana con ella es que ahora mismo cualquier juego nuevo lo quiero tener en Xbox One X con la intención de poder disfrutar de la mejor versión del mismo.

Llegados a este punto, lo que considero que hay que tener en cuenta a la hora de dar el salto a una Xbox One X o no es la disponibilidad de un televisor 4K. Como he comentado en este mismo análisis, si un juego no recibe ninguna mejora específica para esta consola se va a ver igual que en una Xbox One, con lo cual una Xbox One S con un televisor 1080p sería más que suficiente. Y la diferencia de precio entre una Xbox One S y una Xbox One X es de más de 200 euros.

Ahora bien, si uno dispone de un televisor 4K y quiere disfrutar al máximo de los juegos, tanto de los ya existentes con mejoras como de los que puedan venir en un futuro con parches 4K y/o HDR, la Xbox One X es una apuesta segura, la opción premium.

Nota: la unidad de Xbox One X utilizada para el análisis nos ha sido proporcionada por Microsoft.

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