El 2023 tiene muchas papeletas para convertirse en uno de los mejores años que hemos presenciado desde hace tiempo todos los aficionados a los videojuegos. Las primeras semanas han comenzado por todo lo alto con unos cuantos lanzamientos imprescindibles, pero esto no ha sido más que un aperitivo, porque lo que se avecina para los próximos meses es digno de quitarnos el sombrero.
Sin duda uno de los más esperados de todos es Final Fantasy XVI, la nueva entrega de la popular saga de Square Enix que está generando una expectación enorme. Además, tengo la fortuna de poder decir que hace no mucho viajé a Londres para probar un amplio adelanto de lo que se llegará a ver en unos meses.
Antes de entrar en detalles, lo que sí os puedo ir adelantando es que me dejó boquiabierto de principio a fin, así que mucho ojo porque el próximo Final Fantasy aspira a ser uno de los mayores candidatos al GOTY 2023.
Disclaimer: esta es una versión especial creada para que la experimenten los medios de prensa y los contenidos pueden variar en la versión final.
Desatando todo el potencial de Clive en unos frenéticos combates
Sobre la trama de este nuevo capítulo no hay mucho que contar debido a que la primera parte de la prueba transcurría en un punto avanzado. Lo que sabemos al respecto es que tiene lugar en el mundo de fantasía de Valisthea, donde todos sus habitantes están divididos en seis facciones diferentes. En medio de todo este embrollo se encuentra Clive Rosfield, nuestro protagonista y el único que controlamos de principio a fin.
La prueba daba comienzo en un castillo en el que había que adentrarse nuestro intrépido héroe en compañía de su perro / lobo llamado Torgal y su compañero de armas Cid. Lo bueno es que la acción no tardaba en arrancar y de la mejor manera posible, dejándonos con un RPG de acción en tiempo real, como lo que ya hemos visto también en Final Fantasy XV o más recientemente en Final Fantasy VII Remake o Crisis Core -Final Fantasy VII- Reunion.
Desde el principio queda patente que en el sistema de combate está involucrado Ryota Suzuki, el responsable de este mismo apartado en obras como Dragon's Dogma o el impresionante Devil May Cry 5. Todo esto se aprecia porque las batallas son de lo más frenéticas y espectaculares desde los primeros compases, sin darnos un solo momento para respirar mientras no paramos de liarnos a tajos contra los adversarios que van surgiendo, sin encuentros aleatorios de por medio.
A base de pulsar botones era posible realizar ataques normales, saltar o esquivar, pero combinando todas estas capacidades se podía dar rienda suelta a unos combos asombrosos, con numerosos efectos por la pantalla para hacerlo todo más impresionante. Es más, las peleas resultan tan entretenidas e interactivas que es imposible apartar la vista de la pantalla y solo estás deseando que empiece otra nueva en cuanto has acabado con una.
Si bien en este caso Cid era controlado por la inteligencia artificial y nos iba echando una mano por su propia cuenta, a Torgal sí que podíamos darle órdenes por si queríamos que ejecutara alguna habilidad en particular, como por ejemplo que atacara o empleara una pequeña cura, algo que nunca venía nada mal. Aun así, la ayuda de los aliados no me dio la sensación de que fuese tan determinante como para inclinar la balanza a mi favor.
Más allá de atacar sin ton ni son, Clive dispone de la capacidad de sacar partido de los poderes de los Eikons, las invocaciones de este juego. Gracias a ellos es capaz de utilizar magias y habilidades especiales que causan auténticos estragos por la increíble somanta de palos que puede llegar a propinar nuestro protagonista. No obstante, sus respectivos usos tienen un tiempo de espera que se ve reflejado en unas esferas de colores correspondientes a cada Eikon, para así tener claro cuáles podíamos usar o no mientras esperas los tiempos de recarga.
Para algunos de estos ataques tan devastadores bastará con simplemente pulsar los botones correspondientes, aunque otros, como por ejemplo las habilidades de Titán, requieren estar atentos a una rueda de ataque para desatar todo su potencial en el momento exacto. Por eso mismo, entre unas cosas y otras, no paras de estar realizando acciones de todo tipo en unos combates que son de lo mejorcito que he llegado a ver últimamente.
De hecho, el atacar sin parar también tiene su correspondiente "premio", por llamarlo de alguna forma, porque gracias a ello se puede romper su indicador de voluntad, lo que provoca que queden aturdidos durante unos segundos y al mismo tiempo reciban más daño de lo normal. Por otra parte, no siempre bastará con ir de frente, porque algunos enemigos requieren ser golpeados por la espalda, aunque para ello también hay habilidades capaces de destruir su guardia.
Al final de cada combate el juego entrega una serie de esferas, dependiendo de lo bien que lo bien que lo hagas, que pueden ser canjeadas por otras habilidades de los Eikons para así ejecutar más combos todavía o para desbloquear otros ataques especiales. Sin duda esto supone una buena forma de que cada uno adapte la forma de jugar a su propio estilo o en base a las habilidades que más les gusten, porque podéis estar seguros que no son especialmente pocas.
Pero si hay algo que influye más directamente en la jugabilidad son los emblemas que te puedes equipar. En lugar de introducir niveles de dificultad, estos artículos son los que alteran directamente todo lo que sucede en pantalla. De esta manera te puedes equipar uno para que sea muy sencillo esquivar los impactos con solo pulsar un botón, que Clive realice automáticamente combos sin tener que preocuparnos de llevar a cabo las combinaciones nosotros mismos o incluso que Torgal actúe por su cuenta sin que le demos órdenes.
En otro orden de cosas, algo que me ha gustado es lo bien que hace uso del DualSense con la vibración háptica en cada golpe o cómo los gatillos adaptativos otorgan una mayor resistencia en ciertos momentos, como por ejemplo al levantar una puerta con rejas, dejando claro el esfuerzo que suponía para los personajes.
Unas batallas de película contra los imponentes jefes finales
Después de unas cuantas peleas, destacando la espectacular ambientación de los escenarios y sobre todo el realismo de sus personajes, llegó el momento de combatir contra la jefa final de esta primera parte de la demo. Lo que hizo tan especial a este encuentro es que cuando le quitabas cierta cantidad de vida la batalla iba alternando entre la acción directa y unas secuencias cinemáticas.
Son precisamente estas escenas las que me parecieron apoteósicas y de lo mejor que he llegado a ver a nivel gráfico en un videojuego en toda mi vida, por no decir directamente el mejor. Desde luego se nota una barbaridad que su desarrollo ha sido exclusivo de PS5 y no se ha tomado en cuenta la anterior generación de consolas, porque se aprecia un salto evolutivo descomunal en todo momento.
Al observarlas sentía como si estuviese ante una verdadera película o incluso viendo una pelea digna de las mejores de Dragon Ball, porque ya no solo es que los personajes se liaran a golpes, es que también ejecutaban ataques capaces de destruir el escenario en pedazos para que todo volase por los aires. Y en medio de todo esto había que estar atento a ciertos quick time events para bloquear los ataques en el momento exacto o para devolverlos con más fuerza todavía.
En cualquier caso, da igual lo mucho que os diga lo que me han dejado impactado porque todo esto es digno de verlo por uno mismo para darse cuenta del magnífico desarrollo que hay detrás de esta entrega. Por si no fuera suficiente, algunos de los ataques más poderosos aparecían con su propio nombre, con algunos que con tan solo leerlos era fácil darse cuenta de que se avecinaba algo capaz de hacernos morder el polvo en un santiamén.
A pesar de todo, esta no fue la pelea que más ojiplático me dejó. Porque en la segunda parte de la demo tuve que verme las caras contra el gigantesco Eikon de Garuda, lo que me brindó una vez más un combate de los que quita el hipo por todo lo indicado previamente. Eso sí, el plato fuerte vino en la continuación de esta misma pelea, cuando teníamos que enfrentarnos contra Garuda con nuestro propio Eikon, lo que dio pie a una pelea entre dos descomunales criaturas.
Algo que nos adelantó Square Enix al respecto es que estas mismas batallas serán diferentes para cada Eikon. En este caso en concreto parecía que estaba en medio de un combate de lucha libre por las llaves, las metralletas de puñetazos, por el hecho de lanzar por los aires a nuestro adversario, el arrojar bolas de fuego y mucho más. Si bien la mayor parte del encuentro estaba guionizado y solo teníamos que pulsar los botones que iban apareciendo, no quita que fuese algo simplemente sensacional por la brutalidad que desprendían sus golpes y una vez más por el excelente apartado gráfico.
Además, algo que también me encantó fue el hecho de que el rendimiento era sobresaliente, porque la acción transcurría a 30 fps constantes y no descendía ni un ápice por muchos acontecimientos que tuviesen lugar en pantalla. La banda sonora tampoco se quedaba atrás, con unos temas espléndidos a cargo del compositor Masayoshi Soken (Final Fantasy XIV), mientras que su doblaje también estaba a la altura con un buen reparto de voces en numerosos idiomas, incluyendo el español latinoamericano, pero el castellano se ha dejado de lado.
En resumidas cuentas, antes de probar Final Fantasy XVI creía que iba a ser complicado que hubiese un juego que pudiese generarme tanta expectación como la de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. No obstante, una vez jugado tengo claro que el nuevo episodio de la saga de Square Enix es de lo mejor que saldrá a la venta en 2023 y no sería de extrañar que sea nombrado como el GOTY. Por supuesto esto se trata tan solo de una prueba anticipada y habrá que esperar a la versión final, pero el hype me lo ha puesto por las nubes.
- Plataformas: PS5
- Multijugador: No
- Desarrollador: Square Enix
- Compañía: Square Enix
- Lanzamiento: 22 de junio de 2023
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