Análisis de Super Mario Party: Nintendo convierte la magia de los Joy Con en locura y diversión, y los eleva a una forma de arte

Análisis de Super Mario Party: Nintendo convierte la magia de los Joy Con en locura y diversión, y los eleva a una forma de arte

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Análisis de Super Mario Party: Nintendo convierte la magia de los Joy Con en locura y diversión, y los eleva a una forma de arte

El indiscutible Rey de los Party Games realiza un regreso triunfal: ‘Super Mario Party’ emana constantemente esa mezcla de diversión, entretenimiento y encanto propio de los personajes de Nintendo. Pero el auténtico logro de esta nueva entrega es que la Gran N, por fin, saca todo el potencial latente de Switch y encandila a sus jugadores. ¿Lo suficiente para considerarlo un vendeconsolas?

La nueva consola nintendera, o más bien sus Joy Cons, pedían a gritos una propuesta capaz de ilusionar con la misma intensidad que aquel ‘Wii Sports’ o la muy querida Touch Generations. Y no será porque no lo ha intentado a través de ideas transgresoras como ‘1-2-Switch!’ o ‘Nintendo Labo’. Pero ‘Super Mario Party’ nos lleva a un terreno que es, a la vez, conocido y por explorar.

Curiosamente, la fórmula de la que parte es la de siempre. O más bien la que nunca debió quedarse atrás: hasta cuatro jugadores frente a un generoso número de minijuegos, desafíos y experiencias diseñadas para fomentar la competitividad, la complicidad y que incluso nos invita a trollear en el proceso fuera de pantalla. Pero ahora también se explora el futuro de la saga. Y pinta fenomenal.

Nintendo, por fin, saca todo el potencial latente de Switch y encandila a sus jugadores

Por supuesto, el elemento estrella siguen siendo las surrealistas situaciones en las que Mario, Luigi y el resto de personajes se verán envueltos. Originales y disparatadas, pero sencillas de entender. Lo suficiente como para que Bowser y sus secuaces también se unan a la fiesta.

El Rey de los party games regresa con más locura y un toque extra de estrategia

Puestos a partir de algún punto, lo mejor es confirmar lo que los fans de la saga llevábamos pidiendo desde las últimas entregas: Nintendo deja atrás los turnos compartidos del modo principal y regresan los turnos individuales. El objetivo seguirá siendo obtener estrellas recorriendo las casillas de escenarios coloridos en una especie de juego de la oca nintendero. ‘Super Mario Party’ retoma la sensación de los juegos de tablero, y le sienta fenomenal.

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¿El motivo? Independientemente de que es un acierto en cuestión de ritmo, ahora Bowser, Bowsy y sus esbirros habituales pasan a ser personajes jugables, lo cual será la excusa perfecta para añadir un sistema de dados trucados a fórmula.

De este modo, justo antes de avanzar por las casillas del tablero en el modo principal tendremos dos alternativas de dados: los normales de seis caras en los que podremos obtener hasta seis puntos y unos dados personalizados cuyos resultados irán en consonancia con el personaje, de modo que el jugador tiene más control sobre el resultado de la tirada.

¿Nos interesa más usar el dado tradicional o jugarnos las monedas por avanzar diez casillas con una tirada?

Por ejemplo, Luigi tendrá más probabilidades de sacar un tres en la tirada y Bowser podrá avanzar muchas casillas o arriesgarse a perder monedas. ¿Nos interesa más usar el dado tradicional o jugarnosla para avanzar diez casillas de una sentada?

A lo anterior hay que sumar los power ups que vamos adquiriendo durante la partida en tableros que no tienen ni principio ni final y que van evolucionando conforme van pasando los turnos a través de puentes que se caen, bombas de talla XXL y, cómo no, los multiplicadores de casilla que dan un extra de emoción a los últimos compases de cada partida.

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Eso sí, Nintendo no descarta del todo la idea de compartir turnos y la reaprovecha en su modo Mario Party a dobles, en la que formaremos equipo con otro jugador (o personaje) con el objetivo no solo de obtener estrellas, sino de trollear al otro equipo. Así, nuestras tiradas se sumarán y mientras uno puede dedicarse a obtener monedas y entorpecer sus avances en el tablero, el otro puede dirigirse hacia el objetivo.

Pero claro, lo verdaderamente divertido es cómo conseguiremos las monedas al final de cada turno.

Nintendo convierte lo imposible en algo simple, y lo simple en algo divertidísimo

Como en entregas anteriores, cada vez que se completa una ronda se activará un minijuego aleatorio. En total, ‘Super Mario Party’ dispone de más de 80 actividades, contando con las de la sala de recreo Toad de las que hablaremos más adelante. En algunas de ellas deberemos competir de manera individual, en otras por parejas, a veces seremos tres contra uno e incluso hay margen para colaborar a cuatro. Todas son descabelladas y aprovechan los Joy Con con maestría.

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Ahora bien, el auténtico logro de ‘Mario party’ en este aspecto es que, independientemente de demostrar con contundencia que el verdadero arma secreta de Switch son sus mini-mandos, ha conseguido elaborar retos y misiones diseñadas para cualquier jugador. Cualquiera. Desde los treintañeros apasionados por los juegos de mesa a los más pequeños de la casa, pasando por los jóvenes que se reúnen entre refrescos y bebidas espirituosas e incluso permite que padres e hijos se lo pasen bien jugando entre ellos. Chapó, Nintendo.

Nintendo hace que elementos que rozan la magia y desafían la imaginación parezcan simples. Y lo hace con maestría.

De hecho, antes de cada prueba podremos jugar al minijuego completo sin que puntúe todo lo que queramos, asegurándonos totalmente de que, si no conocemos el objetivo, todos los jugadores tengan muy claro cómo se juega, qué tienen que hacer con el Joy Con... y cómo sujetarlo.

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Habrá minijuegos en los que usaremos los Joy Con como mandos tradicionales, como con un ‘Lucha Fotogénica’ en el que deberemos usar cualquier artimaña para ser el centro de atención de las fotografías en una especie de ruedo; y en otros como en el ‘Dulces Enfrascados’ será necesario mover el mando como si se tratase de una botella.

Pero cuando dijimos que se le saca todo el partido a los Joy Con íbamos en serio:

En el minijuego Cubo a la plancha moveremos el Joy Con como si se tratase de una sartén con una respuesta sorprendente, y la vibración HD nos indicará cuando la cara del cubito de carne está en su punto.

Y en Pesca del Hidragón podremos sentir el tamaño de nuestra captura en función de la intensidad del traqueteo del mando, de modo que deberemos comparar ese tipo de sensaciones.

Nintendo sigue esa filosofía de pensar outside the box al tiempo que hace que elementos que rozan la magia y desafían la imaginación parezcan simples. Y lo hace con maestría. Pero también incluye nuevos modos y excusas para disfrutar del plato fuerte del juego sin tener que esperar turnos y reunir estrellas.

Un torrente de novedades: diversión río abajo y sin frenos

Además de los modos de tablero, Nintendo explora a través de ‘Super Mario party’ nuevas experiencias de juego. Nada más entrar al hub del juego se nos dará un Party pad, una especie de menú desde el que podremos acceder de manera directa a todos los modos de juego sin paseos, ver la guía y comprobar cómo vamos al día en cuestión de coleccionables.

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Una manera tremendamente acertada para acceder sin demora a los minijuegos o a la novedad estrella en cuanto modos: el Torrente de Aventuras.

La idea en el fondo es tremendamente sencilla, junto con otros cuatro jugadores -o personajes- iremos remando río abajo sorteando enemigos y peligros mientras elegimos rutas. Para acceder a los minijuegos deberemos ponernos de acuerdo y remar en dirección a unos globos repartidos durante cada curso, lo cual es un adelanto del espíritu del modo: la cooperación.

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El Torrente de Aventuras nos pondrá por delante una selección de juegos cooperativos, en los que deberemos colaborar para llegar a un objetivo común. Y pese a que podría parecer una excusa como cualquier otra para acceder a las diferentes pruebas, en todo momento se potencia el espíritu de equipo: más allá de los minijuegos tenemos que remar al unísono e incluso se nos recompensa si chocamos las paletas al pasar por los cauces.

La experiencia de un jugador es sólida, aunque no se puede comparar a la de jugar en grupo

Pero esta no es la única gran novedad: en A todo Ritmo participaremos junto a otros jugadores en una especie de concierto que dará pie a las pruebas rítmicas. Como consecuencia, tendremos en casa a nuestro grupo de habituales bailando y haciendo el ganso mientras suceden toda clase de disparates en pantalla. Una genialidad.

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O fuera de casa, gracias a las posibilidades del modo Tabletop de Switch y a que es posible jugar con dos consolas a través de conexión local. Un acierto, y también una invitación declarada a que nuestros amigos se hagan con una Switch, una copia del juego o -como mínimo- su propio juego de mandos.

En este aspecto Nintendo no se ha olvidado de que Switch cuenta con una pantalla propia y también se ha propuesto sacarle partido a través de ‘Super Mario Party’ con el modo ‘Sala de recreos de Toad’, en el que nos deberemos posicionar de una manera concreta frente a la pantalla. Y ojo, en función de cómo la coloquemos veremos interesantes cambios en la experiencia.

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Mención obligada es que entre las cuatro actividades de la ‘Sala de recreos de Toad’ hay una que sólo puede realizarse a dos consolas. Un minijuego de puzles en los que deberemos encajar una ilustración a base de jugar con la pantalla y asociarlas trazando una línea con el dedo que cruce ambas consolas. Sin embargo, se trata de una experiencia más experimental que desafiante.

Por último, pero no menos importante, la saga ‘Mario party’ da el salto -¡por fin!- al online a través del Mariotlón en línea. Eso sí, dejándose en el camino los tableros o cualquier contexto de juego. Sin embargo, la iniciativa per se es un acierto total que redondea todavía más la experiencia, haciendo que la fiesta no decaiga incluso si nos apetece jugar y no tenemos a quién prestar un Joy Con.

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La experiencia de un jugador es sólida, aunque no se puede comparar a la de jugar en grupo y los piques, risas y barrabasadas que surgen de ahí. Si jugamos a menos de cuatro jugadores el propio título rellenando con la CPU los personajes faltantes planteandonos tres niveles de dificultad, y si no nos gustan los rivales seleccionados bastará con pasearnos por la entrada y hablar con los héroes y villanos del Reino Champiñón.

Evidentemente, es en el modo multijugador donde el título brilla con luz propia, aunque nos da motivos para visitar el juego por nuestra cuenta a base de coleccionables. Nintendo ha pensado en todo.

Super Mario Party: locura, diversión y picaresca en proporciones desmedidas

Llega el momento de realizar una valoración final del conjunto, y al rememorar mi experiencia con ‘Super Mario Party’ no puedo desdibujar una sonrisa que me cruza la cara de oreja a oreja. Es un juego que no puedo dejar de recomendar y un embajador de Nintendo Switch del calibre de ‘Breath of the Wild’ o ‘Super Mario Odyssey’. Eso está fuera de toda duda.

‘Super Mario Party’ convierte la locura y el entretenimiento en una forma de arte y hace tangible eso que se conoce como la magia nintendera

El punto flaco es, en el fondo, el mismo de las entregas anteriores. Es un juego para compartir con otros y cuando he jugado contra la máquina la experiencia decae. Lógicamente. No tienes ese estímulo de ganar, no tienes ese impulso por reirte de los fracasos o los fallos propios o ajenos. Cuando mueves el Joy Con para chocar con tus compañeros de equipo y ganar unas monedas extra, no es lo mismo.

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Nintendo lo sabe y ante esa situación ha salido al paso con nota, pero sin sacar matrícula, bien abriendo la saga al online y añadiendo elementos divertidos y competitivos a una fórmula de éxito. Pero si no eres como yo, alguien a quien le gusta recibir gente en su casa para jugar o no tiene reparos en sacar la Switch para compartir aventuras, ‘Super Mario Party’ no te va a transmitir mis mismas sensaciones.

‘Super Mario Party’ convierte la locura y el entretenimiento en buenas vibraciones, en una forma de arte a su modo, y sienta cátedra en cuanto a cómo sacarle partido a la consola, haciendo tangible eso que se conoce como la magia nintendera. Y pese a que su carácter de vendeconsolas lo dirá el tiempo, es la excusa perfecta para comprarse una Nintendo Switch. Eso te lo aseguro.

Porque me da la sensación de que ahora mis amigos y familiares no vienen a verme a mí, sino a Mario. Y yo estoy más que encantado de recibirles y tener una excusa más de repartir Joy Cons.

A favor

  • Diversión asegurada, especialmente a cuatro jugadores
  • Más locura con un toque de estrategia
  • Aprovecha al máximo las características únicas de Switch

En contra

  • Jugar solo, desde luego, no es lo mismo
  • Se echa en falta la inclusion de un modo portátil
  • Solo cuatro actividades en la Sala de recreo Toad
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