El inesperado y sorprendente juego que se ha convertido en mi última obsesión de Steam: Sweet Transit promete

El inesperado y sorprendente juego que se ha convertido en mi última obsesión de Steam: Sweet Transit promete

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Sweet Transit

Con los trenes me pasa como con el golf. No me llaman nada la atención en el mundo real, pero sí en los juegos. No podría interesarme menos la historia del tranvía, sin ir más lejos, pero nunca diré que no a una partida a Aventureros al Tren. Sweet Transit se ha encargado de unir algunos de los géneros que más me gustan.

Sweet Transit es un city builder con trenes. Un término medio entre un Rail Tycoon y Factorio en el que inundar el mapa de vías de tren en la que mover un producto de un lado a otro hasta conseguir hacer feliz a otro habitante. Un city builder convertido en puzle a base de semáforos y puentes que permitan hacer de todo ello un sistema lo más eficiente posible. Cómo no iba a caer yo aquí.

Mitad Rail Tycoon, mitad Factorio

Sweet Transit empieza la partida recordándonos lo valioso de un tutorial y lo difícil que es hacer uno perfecto. Por pesado y farragoso, la primera toma de contacto con el juego es durilla. No es que haya mucho que explicar, a grandes rasgos esto va de tener una ciudad en un sitio y una fábrica en otro. La particularidad es que aquí el único medio de transporte es el tren.

Madera, patatas y el carbón que requieren tus locomotoras estarán, por eficiencia y limitaciones, muy alejados de donde empezarás a crear tu núcleo urbano. A mayor espacio más posibilidad de ampliar tus calles con casas para tus habitantes, mercados para vender tus productos y una estación que permita llevar todo hasta allí.

De entre las muchas cosas que Sweet Transit no te explica en el tutorial está la necesidad de instalar una carbonera al crear tu tren. No es para llevar carbón, como yo creía, sino como combustible. Una vez preparado simplemente tendrás que marcarle un itinerario y enviarlo en busca de bienes.

A la construcción de ciudades y gestión de recursos se suman los propios itinerarios. Cada edificio que hace crecer tu ciudad consume materiales constantes, así que mantener una red de vías lo más eficiente posible acaba siendo imprescindible. He perdido la cuenta de las veces que he reiniciado mi partida creyendo que ya lo tenía controlado.

Sweet Transit


Un acceso anticipado muy prometedor

Perdí incontables horas en crear complejas redes de automatización en Satisfactory y, aunque aquí la idea está muy simplificada, la relajación que supone montar vías con semáforos que marquen el ritmo me ha salvado las últimas noches de calor.

Una vez superas esa primera brusquedad se convierte en un juego que te atrapa, es parco en contenido por aquello de ser un acceso anticipado, pero al menos las novedades que llegan de cara a calentar el lanzamiento en Steam Early Access son esperanzadoras. Tanto a nivel de interfaz como de control pedía a gritos una mano de pintura.

Sweet Transit

No es un juego que quiera quemar ahora, pero creo que no voy a poder evitarlo. Parece uno de esos proyectos interesantes de seguir. En otros juegos como Oxygen Not Included disfruté muchísimo la experiencia del acceso anticipado e ir viendo crecer el juego, así que no me extrañaría volver a hablar de él en algún momento.

No hay muchos juegos que supongan un desafío pese a ser relajantes. Sweet Transit me sigue poniendo contra las cuerdas a base de trenes que no avanzan y atascos monumentales porque me he liado con algún semáforo, y espero que siga haciéndolo durante una buena temporada.

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