Análisis de Trials Rising, el Trials con el que aprenderás a jugar de verdad (y te desesperarás con su progreso)

Análisis de Trials Rising, el Trials con el que aprenderás a jugar de verdad (y te desesperarás con su progreso)

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Análisis de Trials Rising, el Trials con el que aprenderás a jugar de verdad (y te desesperarás con su progreso)

Cinco son los años que han transcurrido desde el último Trials Fusion en sistemas de sobremesa. Redlynx había perfeccionado su fórmula, con casi 20 años de historia, con los memorables Trials HD y Trials Evolution, pero se pasó de frenada con la inclusión de las acrobacias en aquella entrega de 2014.

En ese mismo año también introdujo su saga en móviles, donde llegó hasta los 60 millones de jugadores y su popularidad se disparó, viendo cómo en 2016 nos sorprendía con el alocado spin-off Trials of the Blood Dragon. Pero ahora toca volver a ponerse serios con Trials Rising, donde recupera el espíritu perdido.

Un ascenso con impurezas

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Como fan de la saga desde sus inicios en Java, con aquel primigenio Trials del año 2000, he pasado por diversas fases desde la presentación de su última entrega con motivo del pasado E3 2018. No parecía una entrega revolucionaria y lo del tándem no me parecía un reclamo suficiente. Aparte que no me gustó ver cajas de botín ni que ahora pudiésemos personalizar a los pilotos.

Sin embargo, cuando vi sus números (con diferencia, la entrega más completa hasta la fecha) y lo divertido que resultaba el tándem, amén de comprobar que ya no estaban las acrobacias que tanto me habían fastidiado en el citado Trials Fusion, me devolvieron la ilusión por esta entrega. Eso y que sus propios creadores me confesaron que intentaron replicar la esencia de mi adorado Trials Evolution. Y lo cierto es que lo han conseguido. Salvo por un detalle.

Vamos a ser muy directos: Trials Rising podría haber sido el mejor Trials si no fuese por la incomprensible decisión que se ha tomado con su modo Carrera, donde ya no será determinante completar una pista para desbloquear la siguiente, sino que dependeremos de completar los estadios de las distintas regiones en base a su nivel de dificultad. Eso y el propio nivel de personaje necesario.

Al principio el progreso es perfecto porque los estadios se irán desbloqueando a medida que completemos los circuitos, sin más. Ninguna traba ni el más mínimo atisbo de tener que repetir pruebas para conseguir más experiencia y subir de nivel. Pero todo se trunca al llegar al ecuador de la historia: ahí se nos exige subir casi diez niveles para desbloquear el siguiente estadio y con eso las pruebas de dificultad superior. Y ahí es cuanto tocará farmear. Sí, en un juego de motos.

Da igual que hayamos completado todos los circuitos disponibles en base a nuestro nivel de personaje, incluso los contratos asociados (retos especiales donde batir a rivales, hacer mortales, caballitos, etc), que no alcanzaremos el nivel necesario para desbloquear el acceso a dicho estadio. Y ahí es cuando entra en barrena el juego. Un fallo flagrante de diseño, por disparar irracionalmente las horas de juego para poder avanzar, echando por tierra el excelente trabajo en el resto de los apartados. Porque por lo demás es un Trials fabuloso. Y fastidia.

Trials Rising saca pecho en el diseño de pistas

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Si hablamos de cifras, Trials Rising no tiene rival. Redlynx ha alcanzado las 117 pistas en total, una cifra que marea. Y además en esta ocasión nos moveremos por el planeta Tierra a lo largo de más de 30 ciudades icónicas: desde las pirámides de Egipto hasta la Torre Eiffel de París, pasando incluso por la Tomatina de Buñol, en España. Cada circuito es una maravilla a nivel visual. Y de retos.

Esto sigue siendo un juego de trial, a fin de cuentas, y pese a que se mantiene esa fantasía en las pistas de nivel Fácil y Medio, con saltos kilométricos y caídas imposibles, en los niveles de dificultad más avanzados es donde tocará pensarse más seriamente cada salto y cada acelerón con la moto. Aquí Redlynx no ha perdido el norte y sigue fiel a sus principios, concediéndonos todo el control.

Cualquier veterano en la saga se sentirá como en casa, máxime teniendo en cuenta que ya no habrá que preocuparse por las acrobacias (a excepción de los mortales, lógicamente). Es de esa clase de juegos ante los que es difícil soltar el mando: "una más y lo dejo, dicho a las dos de la madrugada", como reza una de sus frases en la pantalla de carga. Cualquier adicto a Trials lo sabrá. Esa obsesión por obtener la mejor marca en cada nivel, ansiando el tiempo de Platino, requerirá destreza y paciencia a partes iguales. Pero la satisfacción al lograrlo no tiene parangón. Y luego el pique con el resto de compañeros en los marcadores.

Antti Ilvessuo y su equipo se ha vuelto a superar, porque nos toparemos con niveles que saben sacar un partido excelente a todo tipo de obstáculos y trampas, desde contenedores que se van cayendo y que nos obligan a actuar rápido, hasta explosivos situados en zonas de lo más puñeteras para que sepamos de una maldita vez cómo pegar saltitos en modo Extremo. A veces nos quedaremos embobados. Y ya no digamos con lo imaginativas que resultan las múltiples formas de obtener las ardillas, más numerosas que nunca (62 en total).

Universidad de Trials, el mejor añadido posible

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Volviendo al modo Carrera, cada región (en base a su nivel) cuenta con varios circuitos y un estadio asociado. Los circuitos siguen el patrón clásico de los Trials, mientras que los estadios son pruebas de SuperCross contra otros siete rivales controlados por la IA. Ahí habrá que clasificarse en tres pruebas de velocidad a modo de eliminatorias. Si en la última quedamos de primeros, desbloquearemos la siguiente región y sus pistas asociadas. Así una y otra vez por región.

Tan solo los estadios dependen de nuestro nivel de personaje, por lo que dichas regiones están supeditadas a nuestra propia experiencia. Y sucede lo mismo con las pruebas de habilidad y la Universidad de Trials, el añadido más interesante y necesario de esta entrega, con diferencia. Porque aquí se nos enseñará todo, absolutamente todo, sobre el control de la moto y el piloto. Algo esencial.

Es algo que siempre había echado en falta en esta saga, un modo donde se nos explicase con pelos y señales cómo hacer cada movimiento, porque, al igual que en otras disciplinas deportivas y/o artísticas, podemos haber adquirido malos vicios sin saberlo. Al fin y al cabo, como veterano en la saga, las pistas en Extremo me siguen costando y no todas he logrado superarlas. Hacía falta un profesor detrás y Trials Rising tiene el mejor, sin depender de su canal en YouTube.

Serán doce lecciones a cargo del profesor FatShady donde aprenderemos el manejo de la moto, desde la aceleración hasta su inclinación, pasando por la rotación en el aire, el flujo, las transiciones, aterrizaje en cuesta, los saltitos estándar y los consecutivos, obstáculos en plano y rebotar con la rueda trasera, llegando a su cénit con una exigente prueba contrarreloj. Lo bueno es que en cada lección se nos dará una puntuación en base a nuestra actuación, viendo realmente cómo vamos evolucionando a medida que memorizamos cada técnica.

Aparte de las explicaciones que nos va proporcionando FatShady, contaremos con diversas pistas visuales para comprender mejor el comportamiento de la máquina. Y también la inestimable ayuda del piloto fantasma para ver cómo se supera ese obstáculo. Si después nos atascamos y no damos avanzado, podemos guardar el registro y volver más adelante, que se nos mantendrá la nota.

En la variedad está el gusto... y algún disgusto

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Habiendo visto sus principales pros (Universidad de Trials) y contras (el progreso del modo Carrera), toca hacer hincapié en el resto de cambios y novedades de este Trials Rising, como el añadido de la moto Tándem. Como ya comentamos hace unas semanas, aquí son dos personas las que controlan la misma moto, lo que desemboca en un montón de problemas (y muchas más risas) superar cualquier pista, incluso las más fáciles. Porque vale prácticamente cualquiera.

El que prefiera jugar con su propia moto tiene el siempre agradecido moto Fiesta, donde cuatro jugadores se podrán reunir de forma local y hacer apuestas chorras para el que gane (como darle una colleja a los perdedores o que paguen una pizza; todo de boquilla, claro); o ya el multijugador global (de manera online) contra otras siete personas. En ambos casos, a todo esto, dentro del modo SuperCross.

También es muy de agradecer que repita el editor de pistas, donde no solamente podremos sacar al inventor que llevamos dentro, sino beneficiarnos igualmente de las creaciones de los demás. Y aquí ya sabemos que nunca va a faltar material de calidad. Mientras que los juegos de habilidad (dentro del propio modo Carrera y en el editor) seguirán poniendo ese toque de color en la saga Trials, como esa prueba donde haremos de Michael Jordan con una pelota de fuego. O la muy socorrida prueba "fuera de control", donde no podremos frenar la moto. Locura total.

Lo que no pega es el énfasis que ha depositado Redlynx en todo lo relativo a la personalización del piloto (aparte de la moto, claro está), porque hay un sinfín de objetos y pegatinas a desbloquear, aparte de poses de victoria, que se nos concederán o bien mediante las cajas de botín (cuyo proceso habría que agilizar) o gastando el dinero obtenido en Carrera. Pero no pega con el espíritu de la saga.

La opinión de VidaExtra

En definitiva, podríamos estar ante el mejor Trials hasta la fecha de no ser por la mala decisión tomada con el progreso del modo Carrera y todo lo relativo a las cajas de botín (que son sólo aspectos estéticos, eso sí), al desvirtuar un poco lo que debería ser un Trials perfecto. Porque Trials Rising casi lo consigue gracias a sus números y las necesarias lecciones del profesor FatShady. Una lástima.

A favor

  • La Universidad de Trials era muy necesaria
  • Altísima variedad de pistas, a cada cuál mejor
  • La moto Tándem es fiesta asegurada
  • Su editor de niveles sigue siendo infinito

En contra

  • El incomprensible diseño en el progreso de Carrera
  • Las cajas de botín y los complementos estéticos sobran
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