Tal vez no sea un videojuego totalmente nuevo, pero eso no quita que World of Warcraft Classic sea uno de los lanzamientos más destacados de esta semana. Los servidores del MMORPG de Blizzard abrieron sus puertas la noche del pasado lunes y desde entonces miles de jugadores de todas partes del mundo han querido darle una oportunidad.
Yo mismo he sido uno de esos jugadores que han querido redescubrir cómo era World of Warcraft en sus inicios. Volver a vivir viejos tiempos y rememorar aquellas aventuras tan legendarias y que tan buenos momentos me hicieron pasar hace unos 13 años, que fue cuando empecé a jugar, de los 15 que cumplirá el juego el próximo noviembre.
Tres días han sido suficientes para experimentar toda clase de situaciones y anécdotas con las que probablemente más de uno se sentirá identificado. Tan solo hay que echarle un vistazo a algunas de las noticias que hemos publicado esta semana para darse cuenta de que las primeras horas de World of Warcraft Classic han sido toda una montaña rusa de sensaciones.
Pasando más horas esperando que jugando
A las 00:00h del lunes 26 al martes 27 de agosto era cuando los servidores iban a permitir la entrada de una oleada de jugadores. Iluso de mi me dio por pensar sobre las 23:30h, "bah, me voy a meter ya y en media hora me pongo a jugar", pero en ningún momento se me pasó por la cabeza que World of Warcraft Classic me iba a hacer revivir una de las grandes pesadillas de hace más de una década: las eternas colas para entrar a jugar.
Y es que cuando vi que la pantalla me marcaba que había un tiempo de espera de unas tres horas estaba convencido de que tenía que tratarse de un error. No era posible que tuviese que quedarme tantísimas horas mirando a la pantalla, pero por desgracia era así. Mis ganas de entrar a jugar y cruzarme con decenas y decenas de jugadores en un mismo lugar se esfumaron en un segundo.
Así pues, no me quedaron más narices que armarme de paciencia, ponerme a ver la tele mientras tanto y… quedarme dormido esperando porque ya era demasiado tarde y mis ojos me decían, mañana será otro día. Sin embargo, la situación no mejoró el martes, sino que fue a peor. A eso de las 12:00h de la mañana decidí entrar para comprobar cómo estaban los servidores y me ponía que debía esperar unas cuatro horas. Una auténtica locura.
Lo peor es que en estos casos el tiempo estimado se cumple a rajatabla, porque no pude entrar hasta las 16:00h o así. Como la actualidad manda, mientras estaba escribiendo en VidaExtra iba moviendo de vez en cuando a mi personaje para que no me tirara el servidor. Me negaba en rotundo a tener que aguantar otra vez una cola de espera, porque de lo contrario me iban a dar ganas de desinstalarlo. Lamentablemente, se ve que no moví lo suficiente a mi personaje porque en una de estas me percaté que el servidor me tiró.
¿Adivináis que pasó a continuación? Pues sí, a esperar otra vez más. Lo peor de todo es que parecía que el juego me estaba gastado una broma pesada o algo, porque esta vez no tuve que esperar ni tres ni cuatro horas para jugar, ¡¡si no seis!!. Total, que casi 24 horas después de que World of Warcraft Classic diera el pistoletazo de salida, ya por fin pude jugar.
Eso sí, esto no quita que ayer también tuviera que sufrir los temibles tiempos de espera, que casi son más desesperantes que el jefe más duro de Dark Souls. En cambio, esta vez me creé un personaje en un servidor menos poblado con la esperanza de poder saltarme esta odiosa barrera, pero no, el juego no me lo iba a poner tan fácil. Al menos los tiempos se redujeron a dos horas, que visto lo visto daban ganas de celebrarlo y todo. Como si fuera una buena noticia. Lo que hay que ver…
Más tiempos de espera, incluso viajando por Azeroth
Una de las noticias más curiosas que nos hemos encontrado estos días es que en algunas zonas de todo Azeroth los jugadores estaban formando filas kilométricas para hacer picadillo a un solo enemigo. Por increíble que parezca, a pesar de haber tenido que esperar tantas horas para poder jugar, ha habido personas que les importa más el honor y preferían respetar el turno para que uno por uno fueran completando la misma misión.
Todo esto se debe a que en World of Warcraft hay objetivos que requieren matar a un enemigo en concreto, solo uno. Por lo tanto, una vez es eliminado, hay que esperar a que reaparezca para que el siguiente lo machaque, pero claro, si hay cientos de personas con la misma misión en su glosario, pues entonces una de dos: o te montas un Battle Royale y aquí se lleva el gato al agua el más avispado o intentas ser respetuoso y pides la vez para arrancar la cabeza de ese enemigo.
¿Os imagináis que después de tanto esperar fuese el enemigo el que te mate a ti y tengas que volver al principio de la cola? No sé si le habrá pasado a alguien un caso así, pero quiero creer que los jugadores se ayudarán entre sí para matar al enemigo en cuestión. La cosa es que, a no ser que formen un grupo entre varios (cinco como máximo), la muerte solo cuenta al que golpea primero, aunque luego deje al resto que le bajen lo que le quede de puntos de salud, de ahí que me haya cruzado con más de uno que ha debido de pensar, "búscate la vida", aunque estuviese siendo superado en número.
Aun así, sigue habiendo buenas personas en el mundo que te ayudan a pesar de no llevarse nada a cambio, lo que te incita a seguir el mismo ejemplo y entender mejor estas filas tan descomunales que se han formado en algunos servidores. De hecho, hasta yo mismo viví una, pero la diferencia es que aquí éramos solo unas diez personas que al final decidimos dividirnos en dos grupos. Así por lo menos, aparte de que la misión resultó más fácil, tuvimos que esperar menos tiempo para finalizar nuestro objetivo.
Por otro lado, las zonas de inicio están siendo un poco "tonto el último", porque volvemos a lo ya comentado. Las misiones son las mismas para todos, así que aquellas que soliciten eliminar a una cierta cantidad de enemigos hará que cualquier criatura parezca que nos va a dar un millón de monedas por aniquilarla, porque ves a toda clase de jugadores como locos yendo de un lado para otro persiguiendo a los enemigos con tal de poder entregar las misiones y así ganar experiencia y otra serie de recompensas.
Además, también hay otras que te piden matar a algún tipo de enemigo en especial para obtener algún objeto en particular. A día de hoy en World of Warcraft: Battle for Azeroth los objetivos así son pan comido, porque las probabilidades de que caiga ese objeto que buscamos son muy elevadas, mientras que en World of Warcraft Classic es casi como localizar un aguja en un pajar. Y si a eso le sumas que hay otras tantas personas en tu misma situación, apaga y vámonos.
Esos momentos que también merece la pena vivir, para bien y para mal
Por todo lo comentado hasta ahora parece que el juego no está hecho para gente que sea impaciente, algo que no es ninguna mentira, pero no deja de ser una experiencia digna de vivir, independientemente del tiempo que llevéis jugando a World of Warcraft, pero más aún si sois de los que descubristeis cómo era todo antes de la llegada de Burning Crusade, la primera expansión. Está claro que hay infinidad de elementos y funciones que han cambiado y no tienen absolutamente nada que ver con lo que es el MMORPG actualmente, algo sobre lo que os hablaremos próximamente en el análisis que realizaremos.
Por el contrario, se agradece volver a disfrutar de una experiencia que no te sirve todo en bandeja, sino que te tienes que buscar las habichuelas tú mismo casi en todo momento. Eso no quita que siga siendo muy gratificante formar grupos con otros desconocidos y así jugar con otras personas para de paso forjar nuevas amistades, que al fin y al cabo sigue siendo uno de los aspectos principales por los que siempre me ha encantado World of Warcraft.
De todos modos, la paciencia vuelve a hacer acto de presencia cuando nos dan una misión y nos piden desplazarnos a un lugar tremendamente alejado de donde nos encontramos para luego volver para entregarla y acto seguido nos envíen al mismo sitio de antes. ¿¡En serio!? ¡Maldito elfo!, ¿de verdad no eras capaz de darme las dos misiones al mismo tiempo para que no tuviera que pegarme la pateada dos veces?
Ay… como echo de menos las monturas en momentos así, pero es que en World of Warcraft Classic prácticamente tienes que vender un riñón para poder comprarte una que te haga desplazarte más rápido por el mapa. En cualquier caso, eso es algo que por el momento no me ha tocado experimentar, porque tras tres días y pasando más horas esperando y paseando de un lado para otro que jugando, solo he llegado al nivel 9.
Quizás es muy bajo. Quizás alguna de estas situaciones tan desesperantes me haga plantearme volver a Battle for Azeroth. Sin embargo, todo esto me ha servido para sentirme como si estuviera otra vez en 2006 al hacerme recordar qué tuvo de especial aquel juego que me enganchó día sí y día también y que ha provocado que haya tenido que vaciarme los bolsillos con su cuota de suscripción de seis meses durante prácticamente una década, ya que hubo unos años que no pude jugar y tuve que dejarlo de lado.
Me alegra que World of Warcraft Classic no sea una experiencia facilísima y con la que no subas de nivel en un santiamén. Asimismo, también me ha servido para reencontrarme con viejos amigos de la guild con la que he estado yendo a las raids durante años casi todas las noches. Qué tiempos aquellos y qué lejos han quedado. En definitiva, que todo esto está sonando como una batallita de esas que se suele decir que nos cuentan nuestros abuelos, pero ¿qué otra cosa voy a hacer mientras sigo esperando para entrar a jugar?
Solo un juego como este es capaz mantenerme pendiente de ello, porque es así. Sigue teniendo ese algo mágico que te dan ganas de volver a Azeroth una y otra vez, por mucho que hayas completado tantas veces esas misiones y ya te las sepas de pe a pa. A pesar de todo eso, apetece volver a descubrir los inicios de World of Warcraft y tengo claro que de aquí no me mueve nadie hasta llegar a nivel 60 para marchar con una legión de jugadores a por la cabeza de Onyxia.
Ver 12 comentarios