Evolve: análisis

Evolve: análisis
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Ojalá el disco de ‘Evolve’ que tengo delante fuese el creado en ese universo alternativo en el que los juegos se hacen por amor al arte y los desarrolladores viven del aire. Eso significaría que el juego de Turtle Rock Studios no tendría que apoyarse en recuperar la inversión de un juego grande con futuros contenidos descargables y que el equipo habría ido a por todas para crear la mejor experiencia posible.

Lo que encontraréis en este análisis es la dualidad entre esa idea, la que venimos marcando como ideal desde que empezamos a babear con el juego, y lo que finalmente nos hemos encontrado en la versión final, un concepto igual de bueno que tiene que recurrir a las trampas para mantener la vida del juego por encima de lo que, por contenido, quedaría bastante por debajo de la media.

Evolve se queda corto a conciencia

Ya hemos destacado las bondades de ‘Evolve’ en no pocas ocasiones, conscientes de que su sistema de cuatro jugadores contra uno, pese a no ser pionero, sí supone un soplo de aire fresco al compararlo con las propuestas online que llegan al mercado habitualmente. Sólo con eso el juego ya había conseguido atraer nuestra atención y la prueba a los mandos se encargó de aumentar nuestras ganas de disfrutarlo en compañía.

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Pese a ello, sin quererlo, ‘Evolve’ se pegó su primer tiro en el pie, recogiendo premios por todo el mundo pero también comentarios relativos a su carácter de juego pequeño vestido de grande por culpa de las limitaciones relativas a un sistema de juego principalmente encarado al online.

Había solución a ello, una suma de modos que aportasen algo más de variedad a la mezcla y, por descontado, la posibilidad de jugar en solitario para acallar las citadas voces.

Su principal problema fue esquivar un tiro en el pie para acabar colocándolo en una mina antipersona, acompañando el anuncio de dichos modos adicionales con las declaraciones de Chris Ashton, cofundador de Turtle Rock, en las que relataba que ‘Evolve’ era un juego creado desde la base para que aprovechar la llegada de contenido descargable con nuevos monstruos, escenarios, cazadores y NPC.

Sumar la idea de mantener vivo el juego a base de abrir la caja registradora a un escueto catálogo en el que las cifras debían colocar la guinda sobre el pastel sólo acrecentó el número de ceños fruncidos entre los jugadores.

Ya habíamos comentado en más de una ocasión que, teniéndolo todo para triunfar, lo único que necesitaba ‘Evolve’ era un grueso de contenido notable, pero parece que nuestra propuesta cayó en saco roto.

La culpa es del mimo

La versión final del juego, como se venía comentando desde que afloró la beta, se queda en tres personajes distintos para cada clase, contando los cuatro cazadores y el monstruo. Todos diferencian lo suficiente sus habilidades para que el cambio entre uno y otro no sea la colocación de un mero skin sobre el personaje.

Ayuda a que el cambio de dificultad se palpe en cada partida, ya que juegas frente a la necesidad de adaptarte al grupo de cazadores que deben dar caza al monstruo y, a su vez, la estrategia con la que encarar la lucha frente a cada tipo de bicho a perseguir, por lo que aquello de que en ‘Evolve’ no hay dos partidas iguales se mantiene durante gran parte de las primeras horas de juego.

Ahí aún no conoces al dedillo todas las posibilidades de cada personaje y es fácil perderte entre la vegetación y los cambios de altura de cada mapa, pero estamos ante un juego al que meterle mucha tralla, y superado el ecuador del título el reto comienza a desinflarse.

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El problema, como ya habréis imaginado por la introducción, es que al equipo de Turtle Rock se le olvidó en algún punto del desarrollo que en la variedad está el gusto, y eso influye tanto en los mapeados como en la combinación de personajes incluidos en el juego. Digamos que la sensación sería radicalmente distinta si las diferencias entre entornos fuese realmente destacable y no tímidas alteraciones entre uno y otro. Algo a lo que también se suma el catálogo de personajes.

El Evolve perfecto estaba a la vuelta de la esquina

Tampoco pedíamos mucho, dos añadidos más para cada una de las clases probablemente habría supuesto un cambio más satisfactorio, principalmente porque en la combinación de unos y otros veríamos incrementada esa dificultad a la hora de establecer la estrategia adecuada para cada variable, pero en vez de eso nos quedamos con lo que hay y el juego intenta engañarnos alargando su vida con una progresión tan tediosa como lenta.

Los nuevos personajes los conseguiremos al completar los retos del anterior, ya sea maximizando el daño a los enemigos, curando a los aliados o con retos tan sosos como el de perseguir a Daisy, el perro cazador alienígena de uno de los tramperos, durante X kilómetros. Así, el modo en solitario se convierte en la excusa perfecta para grindear y, a la vez, quemar a un jugador deseoso de saltar al siguiente nivel privándole (o casi) de la mejor característica del juego, la de disfrutar de la caza en compañía de amigos con estrategias que funcionan, o deberían hacerlo, como un reloj suizo.

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Con un sistema de progresión normal ya sabéis lo que pasaría, que en vez de centrarnos en un único problema estaríamos sumando el de lo corto que llega a ser. Pero al vestido de la mona se le marcan demasiado las costuras y no consigue esconder su condición, esa que pese a rendirnos de rodillas al juego desde el primer momento se han obcecado en mantener.

Esperando a Evolve 2

¿Por qué hacer tanta sangre con uno de los apartados del juego? Porque simple y llanamente no hay más que añadir, porque ‘Evolve’ es ese tupper de comida que te llevas al trabajo y empiezas a devorar sintiéndote como un señor hasta que, en la tercera cucharada, la comida entra fría por culpa de no haberlo calentado suficiente en el microondas.

Que la comida está cojonuda no lo pone en duda nadie, pero le falta ese toque de mimo calentándolo a fuego lento y removiendo la olla para que todo sea perfecto. Aquí el entrar de nuevo en el microondas es previo pago, así que o te quedas con el buen sabor de ese último bocado caliente o te ves obligado a comer pensando continuamente en ese “what if” que nunca sale a relucir.

Otra vez más (y ya van demasiadas en esta nueva generación) toca relatar aquello de "seguro que la segunda parte es un juegazo". Con 'Evolve' duele aún más porque sólo el ansia de monetizar ha impedido que ya lo sea.

,5

A favor

  • Jugar con amigos es una auténtica gozada
  • El balanceo entre clases y monstruos es casi perfecto
  • La sensación de arrasar a jugadores reales con el monstruo

En contra

  • Se queda muy corto de contenido
  • Los poderes de algunos monstruos y cazadores necesitan algo más de equilibrio
  • La progresión es demasiado lenta
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