Una de cal y otra de arena. Así parece ser siempre toda cuanta noticia sale de Fallout 76, un juego que pese a ser denostado por parte del público debido a sus errores cuenta todavía con un grupo fiel de personas apoyándolo.
Esa misma gente parece estar ahora experimentando sentimientos contradictorios con respecto a la última maniobra del juego de Bethesda. Y es que, en su última actualización, la compañía ha introducido un nuevo sistema de comercio -anunciado con anterioridad- que no ha convencido por el girito oculto en sus mecánicas.
Dicho sistema consiste en poder vender nuestras propiedades a otros jugadores a través de varias máquinas de vending situadas en diversos puntos del mapa, obteniendo con ello chapas -la moneda del juego-. Guay, ¿verdad? Pues no tanto, según parece, al ver que la compañía se queda con un 10% de tu transacción.
Este impuesto, dicen, sirve para regular la inflación del juego, pero lo que ha conseguido de entrada es dividir a la comunidad en dos bandos: los que creen que es un mal necesario, y los que quieren que Bethesda les dé lo suyo y se deje de tonterías.
Un problema muy real que ha provocado varias ramificaciones, como la de gente eliminando intermediarios y realizando sus transacciones "en mano" u otros incrementando los precios de sus productos para compensar ese pequeño mordisco.
Bromas aparte, y pendientes de lo que haga la compañía al respecto, lo cierto es que es fascinante comprobar cómo se desenvuelve esta situación y cómo se introducen conceptos complejos sobre economía o política dentro del propio juego con medidas como esta. Al menos, hasta que tengas que hacer la declaración y te salga a pagar. Entonces igual ya no.
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