Análisis de Starlink: Battle for Atlas, el retorno de los toys-to-life que encantará a los niños

Análisis de Starlink: Battle for Atlas, el retorno de los toys-to-life que encantará a los niños

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Análisis de Starlink: Battle for Atlas, el retorno de los toys-to-life que encantará a los niños

Tras darse a conocer a través de un teaser en una misión de Watch Dogs 2, el anuncio oficial de Starlink: Battle for Atlas nos dejó a todos un poco decepcionados. Lo que apuntaba a ser una versión de No Man’s Sky desarrollada por Ubisoft acabó siendo un nuevo intento de insuflar vida al género de los toys-to-life: la unión entre muñecos y videojuegos que se popularizó con Skylanders y selló su último clavo en el ataúd con la cancelación de Disney Infinity.

Sin embargo, a falta de juegos de naves lo suficientemente sencillos para que un niño pueda acercarse a esta rama de la ciencia ficción, que Starlink llegase dispuesto a cubrir ese hueco parecía una grata noticia para los más pequeños (y un susto a la cartera de sus padres). Tras varios días modificando naves y explorando planetas, puedo afirmar que ambas partes tenían algo de razón.

¿Qué es Starlink?

Acompañado de una gran caja en la que se incluía el Starter Pack para Switch, dos packs de naves y otro par de packs de armas, entro en casa para descubrir que la cara de felicidad de los dos pequeñajos que me han ayudado en la aventura era un espectáculo. La idea, especialmente enfocada a ellos, es contar con una o más naves que pueden modificarse cambiando el personaje que la controla, las alas de la misma o las armas que monta en cada una de ellas.

El montante de las naves, personajes y accesorios con el que me he paseado por el universo de Starlink para la prueba sube a unos 160 euros, una cifra que probablemente haría llevarse las manos a la cabeza a más de uno. Pero eso no significa que los haya utilizado todos por igual o que el usuario que decida darle una oportunidad al juego de Ubisoft tenga que pasar por ese aro. Lo incluido en el Starter Pack es más que suficiente para superar el juego de cabo a rabo.

Eso no significa que más cacharros no aporten más. Además de nuevas opciones de armas y combinaciones, o el jugar con otros personajes y acceder a nuevas habilidades, la principal ventaja que ofrece tener más de una nave es poder contar con continuaciones cuando las cosas se ponen feas.

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En el supuesto de que muramos en combate se nos darán dos opciones, o cambiar nuestra nave por una nueva y continuar la lucha en ese punto, o viajar al punto de control más cercano perdiendo con ello un pequeño porcentaje de nuestro dinero del juego y el progreso de esa batalla. Un problema que, por lo accesible de la dificultad del juego, en realidad no es tal cosa. Según lo visto durante toda la historia, no hay de qué preocuparse.

Mucho más que una versión para niños de No Man's Sky

Superado el trámite de cómo es el negocio detrás de Starlink y en qué puede llegar a afectar al juego, toca meterse en faena y desgranar qué es exactamente lo que propone esta aventura espacial. Aquí, como de costumbre, todo versa sobre un grupo de exploradores que se cruza con un enemigo mucho más poderoso que debe ser frenado si queremos evitar que corrompa el universo.

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Lo haremos en un sistema solar con secciones muy diferenciadas por nivel y un puñado de planetas que no supera la decena. Como en el caso de No Man’s Sky aquí la idea es que podamos explorar cada planeta con la nave (nunca a pie) y que, cuando así lo deseemos, podamos poner rumbo al cielo para atravesar la atmósfera y llegar al espacio. Todo ello sin tiempos de carga y de la forma más orgánica posible.

Por limitaciones gráficas, al menos en la versión para Switch que he jugado, ese trayecto que supone viajar desde el suelo hasta el vacío espacial es mucho menos espectacular que el que vimos en el juego de Hello Games, pero sigue siendo una gozada contar con la posibilidad de ir de aquí para allí a lo largo y ancho de un Sistema Solar a nuestro antojo.

La gran diferencia no está sólo en lo visual o en el hecho de que en Starlink los planetas no sean procedurales. Aquí encontramos una historia mucho más guiada que nos irá llevando de un mundo a otro sin tener que preocuparnos por la supervivencia o la adquisición de materiales que, por ejemplo, nos permitan desplazarnos por el espacio a gran velocidad para cubrir grandes distancias.

Mi primer juego de exploración espacial

¿Qué haremos entonces en Starlink? Pues depende del segmento de la historia en el que nos encontremos. Hay que reconocerle el mérito de haber sabido ir introduciendo diferentes opciones poco a poco, permitiendo que las ideas vayan evolucionando hasta llegar a un final del juego en el que el objetivo será liberar al 100% a todos los planetas del sistema.

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A través de misiones con las que ayudaremos a los habitantes de cada zona, desde escanear la fauna local hasta protegerlos de ataques enemigos, iremos ganando el favor de otras razas para que se sumen a nuestra lucha contra Grax, el gran rival del juego. Eso supondrá que zonas que antes estaban controladas por el enemigo empiecen a ser algo más amigables y, principalmente, que los combates que están por llegar sean más fáciles.

Cada planeta tiene distintas torres que deberemos derribar. Haciéndolo conseguiremos que los combates contra los titanes que pululan por allí, enormes bestias con distintas fases y barras de vida dependiendo del apoyo que tengamos en el planeta, sean más fáciles. En última instancia, a menos titanes paseando por los planetas, más facilidad a la hora de acabar con las enormes naves que hay en el espacio suministrando a los planetas cercanos de más titanes.

Un ciclo sin fin que cede hueco a batallas de lo más espectaculares en las que, en modo de vuelo bajo o normal (las dos opciones que ofrece el juego para enfrentarnos a los distintos retos que hay a ras de suelo o en el cielo y el espacio), pasearemos entre las patas de alienígenas gigantes y nos introduciremos en la boca de enormes destructores estelares para destrozarlos desde dentro.

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La progresión y la mecha de Starlink

Entre lucha y lucha, sin duda lo que más ocupará nuestro tiempo en los distintos planetas, también habrá hueco para misiones atadas a puzles, búsqueda de objetos legendarios en forma de beneficios adicionales para armas y naves, algunas zonas de plataformeo y, principalmente, la exploración que supone conocer cada planeta al dedillo para sacarle el máximo partido.

A base de recoger objetos y cultivar plantas, nuestros ingresos irán subiendo para poder dotar de vida al planeta y crear nuevas bases. Minas en las que conseguir un mayor flujo de dinero, talleres en los que crear nuevas medallas de bonificación, bases en las que podremos vender los ítems recogidos y, por encima de todo, emplazamientos que podremos subir de nivel para rascar aún más puntos de facción.

En resumen, lo que aparenta ser una buena mezcla de posibilidades para hacer de Starlink un juego enorme en el que apetece quedarse durante semanas. Y eso es probablemente lo que acabarán haciendo muchos de los críos que se acerquen al juego, pero no lo que harán aquellos jugadores más experimentados que se animen a darle una oportunidad.

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Al final superar la campaña acaba durando algo más de dos tardes si sabes qué hacer en cada momento y cómo maximizar tus beneficios. Si además eres habilidoso, los combates contra titanes y naves pueden acabar siendo un paseo. Primero por la baja inteligencia artificial con la que cuentan los enemigos. Segundo por lo repetitivo de su planteamiento y mecánicas, más aún cuando ya llevas varios de estos jefes a tus espaldas y sus luchas se convierten en un coser y cantar.

La opinión de VidaExtra

Starlink puede abordarse de dos formas muy distintas con resultados aún más dispares. Si te acercas a él como un regalo para tus hijos, sobrinos o derivados, estos se enfrentarán a un universo plagado de posibilidades que puede darles muchas alegrías y prepararles para juegos más complejos con tintes de aventura, exploración y hasta mecánicas RPG.

Si el juego es para ti y llevas años salvando otras galaxias, es probable que lo que propone Starlink se te quede algo corto o, como mínimo, suponga un mero paseo. No quita que la idea y su ejecución no sean disfrutables por jugadores más experimentados, pero es difícil contentar a todos por igual, y aquí los más beneficiados tienen que ser los pequeños.

A favor

  • Un juego fantástico para los más pequeños
  • Completarlo al 100% llevará un buen puñado de horas
  • Una experiencia muy divertida

En contra

  • Al final los objetivos acaban siendo muy parecidos
  • El control de la nave puede ser algo incómodo para los niños
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