Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon, crítica sin spoilers. Adi Shankar convierte las sagas de Ubisoft en juguetes para su universo loco

Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon, crítica sin spoilers. Adi Shankar convierte las sagas de Ubisoft en juguetes para su universo loco

Ubisoft da carta blanca al creador de Castlevania en Netflix para que lleve sus licencias a su propio universo Geek

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Captain Laserhawk

Imagínate que tienes una llamada de Ubisoft. Descuelgas y, tras un par de rodeos, el titán galo del videojuego te plantea hacer una serie de animación. ¿Por qué no? La idea, a grandes rasgos, es llevar sus mejores sagas a las pequeñas pantallas. Dicho así es una gran responsabilidad, pero a la vez no parece nada realmente original. Lo realmente insólito, sin embargo, es que además te da carta blanca para hacer lo que quieras con sus personajes y sus mundos. Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon es esa oportunidad única de hacer algo realmente diferente, y Adi Shankar la exprime al máximo.

Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon es la fantasía definitiva del productor detrás de las series animadas de Castlevania en Netflix o la gamberra propuesta superheróica de Los guardianes de la justicia, tomando mucho de lo aprendido en ambos proyectos para las plataformas de streaming. Pero, por encima de ambos, se trata de un regreso a lo más profundo del particular Adi Shankar's Bootleg Universe. Algo así como un retorcido multiverso de fanfics imaginado por el propio Shankar. Unos fanfics muy trabajados, las cosas como son.

El resultado de este nuevo proyecto es un ataque directo a las adaptaciones tradicionales de videojuego. Un acto de rebeldía en clave de animación. Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon conserva el espíritu irreverente y transgresor de sus producciones para YouTube como The End of Pokémon. Locuras a medio caballo entre las creaciones de un fan y una producción profesional, entrelazadas con giros retorcidos, topicazos y esa clase de obsesiones geek que todos hemos experimentado de algún modo. Y nada de eso, que conste, es negativo de cara al resultado final: son el espíritu que impregna cada uno de sus seis episodios.

Capitán Laserhawk toma de manera caprichosa conceptos y personajes de los juegos de Ubisoft del mismo modo que el Bootleg Universe se ha inspirado en Pokémon, los héroes de Marvel o los Power Ranger; pero ahora hay una diferencia sustancial que lo cambia todo: Shankar tiene el beneplácito de los franceses. Porque el plan nunca fue darle a Assassin's Creed, Splinter Cell, Far Cry o Watch Dogs un tratamiento de adaptación al uso o fanservice cortado con plantillas: la idea es poner esos mundos a disposición de Shankar para que los usase a su antojo. Como si fuesen sus juguetes.

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Una oportunidad que Adi Shankar asume encantado y de manera creativa. Cuya ejecución, por cierto, recae en manos del estudio de animación parisino Bobbypills, quienes han hecho todos los tráilers animados de Dead Cells y su proyecto animado para la televisión. Un doble acierto, se mire como se mire.

¿El resultado? Tal y como adelanta su título, estamos ante un remix de influencias que busca y consigue aportar algo diferente al espectador, una nueva perspectiva a personajes muy asentados entre los jugones de PC y consolas, y, en el proceso, uno de los proyectos de adaptación animada inspirados en videojuegos más atrevidos y originales que jamás han llegado a Netflix.

Lo cual nos acaba derivando en preguntas realmente lícitas como ¿quién es el dichoso Capitán Laserhawk? ¿Qué significa eso de que es un remix de Blood Dragon? y, sobre todo, ¿qué rayos pinta Rayman en todo esto? Bueno, vayamos por partes.

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Es el año 1992, pero no el que tú recuerdas. Las ciudades de Eden son un constante contraste entre el retrofuturismo, con luces de neon, y una pesadilla imaginada por Aldous Huxley. En este universo alternativo hay implantes cibernéticos, vehículos anti gravedad y especies alienígenas. Y, pese a ello, todos están obligado a ver programas de televisión específicos. Más concretamente, los que produce el gobierno.

Las penas por no ver la tele van desde una multa a consecuencias extremadamente más severas. El motivo es eliminar cualquier margen a la insurrección, aunque la buena noticia es que (en teoría) la cada vez más dócil población tiene garantizados suministros vitales. A cambio de obediencia incondicional, lógicamente.

El presentador de los informativos es un alienígena llamado Rayman que, a efectos prácticos, es otro pelele más del sistema. Lo cual no quita que las nuevas generaciones se acojan a su programa infantil para recibir instrucción militar como si estuviesen en un régimen dictatorial. Entre otras cosas, porque lo es. Y entre una cosa y otra, dos notas discordantes: el supersoldado Dolph Laserhawk y el revolucionario Alex Taylor. Dos almas enamoradas que están a tan solo un atraco de dejar toda esa pesadilla atrás.

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La suerte o el destino harán que Laserhawk caiga presa de la traición y, a las puertas de saborear la libertad, acabe saltando de la sartén a las brasas, quedando atrapado en una prisión de máxima seguridad y, posteriormente, asignado a la fuerza a un programa de mercenarios llamado Ghosts con un interesante incentivo para llevar a cabo sus misiones imposibles: cada uno de ellos tiene una bomba implantada en el cuerpo. Todas las comparaciones con El Escuadrón Suicida están más que fundamentadas.

Junto a Laserhawk, un grupo de lo más variopinto: una rana que pertenece al credo de los Assassins, una reportera fotográfica llamada Jade acompañada de un temerario cerdo híbrido Pey'j (Netflix España pierde la traducción de Zerdi de Beyond Good and Evil) y hasta el mismísimo Cody Rhodes, la superestrella de la WWE, al que da voz él mismo, deberán llevar a cabo una serie de encargos especialmente delicados. Entre ellos, encontrar a Marcus Holloway, el hacker que lidera de la resistencia Anti-Eden.

Y pese a que se trata de una operación delicada, con un grupo así de pintoresco y dado al caos es realmente complicado que no haya explosiones o que algo acabe saliendo a la primera. La pregunta es: ¿Cuál es el precio que cada uno de estos mercenarios a la fuerza está dispuesto a pagar para enfrentarse a la verdad?

Capitán Laserhawk no es la típica adaptación de videojuegos, y eso juega a su favor

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El título de la serie es una declaración de intenciones en sí misma: Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon da rodeos a la hora de llevar el alucinante Far Cry: Blood Dragon al formato serial, de modo que se empapa de la estética y su universo para luego hacer lo que le da la gana. O, más bien, lo que a Adi Shankar le da la gana.

De hecho, Capitán Laserhawk usa alegremente el grueso de las franquicias de la casa, dándoles tratamientos diferentes para que el conjunto siempre esté al servicio de la trama original. La mayoría de las veces el proceso pasa por reimaginar personajes y acontecimientos de los juegos de Ubisoft para luego colocarlos como si fueran piezas (o juguetes) en la distipía de Blood Dragon. Otras veces se trata de simples guiños o Easter Egg muy bien tirados.

En según que ocasión, introducen elementos externos como luchadores de Wrestling o referencias a la cultura del anime y en otras, directamente se busca transgredir los límites de los personajes de cada juego.

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El resultado no es muy diferente a esas fantasías que, en mayor o menor medida, todos nos hemos hecho de niños. Esa iniciativa por juntar nuestros muñecos y juguetes y, con ellos, construir historias repletas de acción gratuita y venganzas que nunca se acaban de consumir del todo. Eso sí, Shankar deja muy claro que Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon tendrá sus clichés, pero no pierde jamás la perspectiva: se trata de una producción destinada a un público adulto y con contenido explícito

Y no se pyede negar, el plan de Shankar funciona muy bien en pantalla: la estética y el ritmo de este proyecto animado siempre está a caballo entre el anime y los dibujos animados del sábado por la mañana de la década de los 80 y los 90, pero al final sintoniza muy bien con ese consumidor adulto de series animadas.

Pero eso no quita que aborde temáticas e inquietudes actuales, como la influencia de manipulación mediática a gran escala, la integración de forasteros (en este caso alienígenas) en una sociedad ya de por sí resquebrajada o la rebelión contra el absolutismo totalitario. Puntos que Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon trata de dejar atados, a veces con acierto y otras siendo intencionadamente ambigua. Pero siempre dentro del contexto y el tono del Bootleg Universe de Shankar.

La opinión de VidaExtra

Si conoces las sagas de Ubisoft, Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon es ese rinconcito del Bootleg Universe de Adi Shankar en el que te sentirás como en casa. Unificando dentro del sello Blood Dragon elementos de todas las franquicias principales, haciendo que los Rabbids estén presentes de una manera todavía menos amigables y, de vez en cuando, soltando en pantalla de juegos de palabras que aparecen como de la nada como un Must Dance (en referencia a Just Dance) que, sin distraer de la historia, saben mantenernos atentos para ver qué pasa.

A nivel artístico, la animación de Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon no logra brillar como la de Castlevania: Nocturno, pero es que tampoco se puede considerar un punto en contra de la iniciativa: desde el principio se busca rendir homenaje a esas series animadas de tiempos pretéritos o los animes clásicos, y al conjunto se le da capas de estética ochentera derivada del sello Blood Dragon de Ubisoft.

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Otra cosa es que en la serie de Netflix se aproveche esa estética y la premisa de los videojuegos para introducir a discreción tramos experimentales, algún que otro momento puntual en el que el pixel art toma las riendas de la narrativa y, sin entrar en detalles, escenas que robarán una sonrisa a todo el que vivió la etapa de los primeros videojuegos con imágenes digitalizadas.

Logrando que, en conjunto, Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon abrace los clichés pero también rechace de pleno ser otra adaptación de un videojuego en el que cada elemento ha sido previamente cortado por la línea de puntos. Su propósito es ser un homenaje atrevido a todas las sagas de Ubisoft, siendo plenamente consciente de que el mayor reclamo del conjunto pasa por el universo transcurre todo: el alternativo y extremadamente geek Bootleg Universe de Adi Shankar.

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