La revolución de Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo, el cambio que pedía a gritos el clásico de Jordan Mechner para resucitar

La revolución de Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo, el cambio que pedía a gritos el clásico de Jordan Mechner para resucitar

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Prince of Persia

Si hablamos de los mejores exponentes de la técnica del rotoscoping hay tres juegos que salen a flote a las primeras de cambio: Prince of Persia (1989), Another World (1991) y Flashback (1992). Tres clasicazos que tuve la suerte de disfrutar en su día con mi idolatrado Amiga 500 y que aún siguen vigentes.

Sin embargo, e irónicamente, esas joyas adelantadas a su tiempo no tuvieron una secuela a la altura. Prince of Persia 2: The Shadow and the Flame (1993), por ejemplo, estuvo bien, pero el impacto ya no fue el mismo. Y tras esto la saga tuvo un parón importante hasta el crítico 1999, donde probó suerte con las 3D con un resultado estrepitoso. Pero como se suele decir, no hay éxito sin haber fracasado antes y el resurgir de la saga se produjo en 2003 con Las Arenas del Tiempo.

Explotando las 3D con una mecánica novedosa

Prince of Persia

Aquel Prince of Persia 3D de 1999 fue un mal recuerdo, pero un paso necesario para una franquicia con mucho potencial que tenía que dar el salto a las nuevas tecnologías. Con las consolas de 128-bits en el mercado (PS2, GameCube y Xbox), Ubisoft Montreal tenía la situación idónea para destacar con Prince of Persia: The Sands of Time. Y así fue. Pero por algo más que por su universo expandido en 3D.

Si por algo se recuerda especialmente a este nuevo rumbo para el príncipe de Persia fue en el hecho de introducir la mecánica de retroceder en el tiempo gracias al uso de "las arenas del tiempo" mediante una daga mágica. Un sistema que nos sacaba de más de un apuro con las trampas y que iba ganando en relevancia a medida que mejorábamos su poder a base de recoger múltiples nubes de arena.

No era un juego tan difícil como el clásico de 1989, ni por asomo. Ni siquiera sin hacer uso de esta habilidad tan asentada en la actualidad, donde ni Forza Horizon 5 ni prácticamente cualquier juego de carreras hoy en día se libran de la opción de volver atrás en el tiempo para corregir un error por torpeza o ansia viva. Es más, hay juegos que lo explotaron con gran maestría, como Braid o Super Time Force.

Que fuese algo más asequible en comparación también venía dado por la propia agilidad del príncipe, capaz incluso de correr por las paredes para propulsarse con más saltos, aparte de la propia perspectiva, que eliminaba aquellos saltos al vacío del original que nos obligaban a ir con más cuidado para no caer en unos pinchos.

En este sentido el paso a las tres dimensiones sirvió para ofrecer distintos tipos de cámaras, las cuáles se adaptaban a cada situación. La que venía por defecto era la típica de las aventuras en 3D; después había un botón para mostrar un plano cinematográfico, casi siempre con vista isométrica; luego otro para ver en primera persona; y finalmente una cámara que se fijaba automáticamente al enemigo para no distraernos en los combates. Todo estaba muy bien medido.

Sorprende, porque incluso hoy resulta muy disfrutable y no se resiente apenas en esa faceta, algo bastante habitual en los juegos de aquella época. No en vano fue, de largo, uno de los mejores títulos que se lanzaron en 2003, logrando que Prince of Persia viviese una segunda juventud con este reboot y el inicio de una trilogía que se vio arropada por un remake del clásico de 1989, un nuevo Prince of Persia de mundo abierto en 2008 con aspecto de cómic y la vuelta al universo de "Las Arenas del Tiempo" en Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas en 2010. Fue una etapa donde Ubisoft explotó la saga hasta el punto de estrenar una película.

Un enorme clásico atemporal para Prince of Persia

Prince of Persia

Ubisoft Montreal supo balancear todos los aspectos del juego, de hecho. Si bien no fue tan cruel como el original del siglo pasado, no descuidó en absoluto las trampas (pinchos, baldosas que avisan del derrumbe, etc) ni tampoco las batallas con espada (o daga), que por algo fueron dos de los pilares esenciales junto con la importancia capital que siempre tuvo el salto aquí. Y eso que irónicamente no había botón de salto per se, sino que su función se activaba según el contexto.

Ese mismo botón de acción servía también para rodar por el suelo o incluso saltar por detrás del enemigo, una técnica francamente útil en esa clase de batallas. Que hoy esas coreografías parezcan más simples por culpa de los Batman Arkham de Rocksteady no le quita mérito alguno al ofrecer buena variedad de movimientos (con 750 animaciones para el príncipe, toda una proeza en su día), pudiendo llegar a congelar a los enemigos con el uso de la daga del tiempo para destrozarlos.

Dicha daga era nuestra principal salvaguarda por lo expuesto de controlar el tiempo siempre y cuando tuviésemos suficiente arena en los distintos sacos que se iban desbloqueando. Y es que por muy ducho que fuese el príncipe con el parkour, había momentos en donde podíamos calcular mal un salto tras correr sobre la pared, como no fijarnos dónde estaba la sombra de un pilar al que teníamos que agarrarnos, por ejemplo. O por las prisas, que eso también pasaba.

Prince of Persia

En Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo tampoco faltaron los puzles, aunque sin llegar a ser desesperantes. En ningún momento de la aventura lo era, como adelantamos al principio. Además los puntos de guardado nos daban pistas de lo que iba a suceder después con una serie de visiones. Otro tema era lograr el 100% de secretos, al haber un montón de nubes de arena por recoger para mejorar la daga al máximo y unas fuentes mágicas que subían la vida del propio príncipe.

Y en nuestro periplo no estábamos solos, al toparnos al poco de comenzar la aventura en solitario con la misteriosa princesa Farah, a la postre una aliada que debíamos proteger del resto de enemigos o colaborar con una serie de puzles.

¿Lo mejor? Que Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo sigue siendo una delicia por la que no parece haberle hecho mella el paso del tiempo. Y con un doblaje al castellano de gran calidad, donde el príncipe tiene cuerda para rato. Incluso con el juego en pausa, ojo. Ojalá que el retraso del remake sirva para hacerle justicia...

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