Análisis de Resident Evil 2, el remake por el que suspiramos durante 20 largos años

Análisis de Resident Evil 2, el remake por el que suspiramos durante 20 largos años

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Análisis de Resident Evil 2, el remake por el que suspiramos durante 20 largos años

Desde el mismo instante en el que Capcom sacó al mercado el soberbio remake para GameCube del primer Resident Evil en 2002, todos demandamos que hiciese lo mismo con Resident Evil 2. Pero el remake no llegaba nunca...

La sorpresa se produjo en agosto de 2015, con un escueto comunicado por parte de Yoshiaki Hirabayashi, productor del juego, al anunciar que Capcom estaba desarrollando el remake de Resident Evil 2. Pero nuevamente el tiempo fue pasando y la incertidumbre se apoderó de los fans hasta que en el pasado E3 2018, dentro de la conferencia de Sony, llegó la verdadera sorpresa: su desarrollo estaba sumamente avanzando y con un lanzamiento para enero de 2019.

¿Lo bueno? Que su debut en tiendas se producirá este mismo viernes, por lo que toca analizarlo ahora que hemos completado esta aventura por la que hemos suspirado demasiado tiempo buscando alternativas para quitarnos el mono.

La nostalgia nos invade desde el minuto 1

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Resident Evil 2 es una vaca sagrada del género y uno de mis favoritos de toda la saga de Capcom. De ahí que el remake cuente con una responsabilidad mayúscula por intentar superar al clásico de 1998. Algo que logra en ciertos momentos de brillantez, pero bajo una serie de decisiones extrañas.

Esta puesta al día de las aventuras de Leon S. Kennedy y Claire Redfield mantiene buena parte de su esencia, respetando bastante la estructura de sus escenarios (al menos en lo relativo a la comisaría de policía), pero con el suficiente margen para la sorpresa, para que cualquiera que haya mamado la obra original se sobresalte con ciertos cambios. En este sentido, es obvio que Capcom se han inspirado en lo logrado con Resident Evil 7: Biohazard, del que además aprovecha su fantástico motor RE Engine para que Resident Evil 2 luzca mejor que nunca.

Lo vamos a dejar claro desde el inicio: cualquier fan disfrutará como un enano este remake. Aunque también es cierto que le quedará cierta sensación de que se podría haber cuidado mucho más el segundo tramo de la historia, tras abandonar la R.P.D. Porque, al menos en mi caso, no ha logrado replicar el mismo impacto que supuso el original de 1998, al contrario que el remake antes citado de 2002, superando en todos los aspectos al clásico de 1996 (un año tremendo).

No estamos, en cualquier caso, ante un remake idéntico en las formas ya que, como comprobamos en el E3 2018 y detallamos en profundidad poco después, uno de los principales cambios tiene que ver con la perspectiva, al abandonar las cámaras estáticas en pos de una vista sobre el hombro adoptada desde Resident Evil 4. Por lo demás, sí se han respetado sus principales señas de identidad, como los tres tipos de hierbas curativas (verde, azul y roja; obteniendo una bonificación temporal defensiva si combinamos las tres), la máquina de escribir para guardar (la tinta tan solo aparecerá en el modo Hardcore, eso sí) o los baúles.

Un survival horror donde lo pasarás muy mal

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Uno de los grandes aciertos de este remake es su ambientación lúgubre. La oscuridad se apodera de buena parte de las secciones, hasta el punto de toparnos con algunas salas donde habrá que tirar de linterna. Y eso, en sitios que nos marcaron de por vida, como la morgue, gana muchísimos enteros.

Aquí lo pasaremos francamente mal por toda la tensión que nos generarán cierto tipo de situaciones, que es, al fin y al cabo, lo que busca cualquier fan de Resident Evil. Que haya cierto equilibrio entre la acción, el terror y los puzles. Y estos tres pilares los conserva esta puesta al día del clásico de 1998, pese a que por el camino hayan sufrido muchas "mutaciones" sus puzles más memorables.

Da igual que nos sepamos al dedillo todos y cada uno de los mapas del original, al igual que sus rompecabezas, porque aquí habrá que partir de cero en muchas de estas situaciones, lo que le aporta mucha frescura de entrada y el temor a no saber con qué nos puede sorprender en cada esquina. Porque sí, hay escenas que se mantienen hasta cierto punto (con variantes), como el primer encuentro con un licker, mientras que otras han cambiado por completo (el encontronazo con el cocodrilo mutante es de lo más decepcionante) o directamente se han suprimido.

De hecho, habrá varios tipos de enemigos que aquí ya no estarán. Y hablamos de algunos que eran casi fijos desde la primera aventura de 1996... Por otra parte, los zombis (más variados que nunca) son extremadamente resistentes a los balazos en la cabeza, complicando sobremanera la supervivencia en modo Estándar al requerir entre siete u ocho disparos hasta que estén completamente muertos. Además, son mucho más ágiles y no resultará nada sencillo esquivarlos, al contrario que sí sucedía con el original de 1998. Ahora comprendo lo que decía mi compañero Sergio en lo relativo a la dificultad, más exigente que la media.

Lo que no me ha gustado ni un ápice es el tema del cuchillo, porque ahora éste se rompe con suma facilidad. A lo largo de la historia encontraremos unos cuantos, pero su uso será muy limitado a unas pocas cuchilladas o como método de contrarrestar una acometida rival (en la línea del remake del primer Resident Evil), por lo que los speedrunners no podrán realizar (de entrada) una partida usando exclusivamente el cuchillo. ¿La solución? Conseguir todos los coleccionables de Mr. Raccoon (pronto tendréis una guía) para desbloquear el cuchillo infinito.

Tyrant ahora parece el primo de Jack Baker

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Que sea más difícil no le resta ni un ápice de calidad, porque a mí me gustan los retos. Pero si lo decimos es para recalcar el salto considerable en este aspecto respecto a la obra original. Y buena parte de la culpa la tiene Tyrant.

Porque si ya lo pasamos mal en su día con él (jamás olvidaré esos sustos rompiendo paredes) o ya con el insistente Némesis de Resident Evil 3: Nemesis, controlando a Jill Valentine, aquí es más peligroso que Jack Baker, de Resident Evil 7: Biohazard. Porque nos perseguirá por prácticamente cualquier zona, incluso la parte central de la comisaría, donde está la máquina de escribir.

Es, sin lugar a dudas, uno de sus grandes aciertos al provocar que jamás nos podamos relajar. Será escuchar sus pasos y tener los huevos de corbata intentando adivinar por dónde nos puede sorprender esa vez. Y da igual que haya zombis o lickers por la zona, que este monstruo al que siempre hemos llamado cariñosamente Mr. X tan solo tiene un objetivo en mente: aplastar nuestra cabeza. Y a buen seguro que lo logrará, porque moriremos muchas veces.

Este remake de Resident Evil 2 se guarda otros ases en la manga que preferimos omitir en el análisis para no incurrir en spoilers, pero tened por seguro que este monstruo no será el único de vuestros problemas en el resto de la historia.

Ni qué decir tiene que en la segunda vuelta, ya sea con Leon o Claire (dependiendo de con quién hayamos completado la primera vuelta previamente), la dificultad sufrirá otro pico importante, complicando más si cabe la tarea de que el segundo superviviente pueda llegar con vida hasta el final. Ahí, de hecho, me vi en la tesiruta de probar el modo Fácil para que los enemigos no sean tan duros (lo que provoca que contemos con más munición; muy escasa en Estándar), y también por intentar completar dos de los Méritos más complejos (no usar objetos curativos ni usar el baúl). Porque este remake tiene incentivos por doquier.

Las novedades del remake de Resident Evil 2

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Independientemente de los múltiples cambios que hemos comentado, incluso con supresiones extrañas (la historia no arranca exactamente de la misma forma ni nos moveremos por la zona del principio que conocemos al dedillo, con la mítica tienda de armas de Kendo, pese a que ésta la veamos más adelante), la adición de los desafíos (aquí bajo el nombre de Méritos) le aporta un toque extra de rejugabilidad, más allá de la simple idea de completar ambas historias.

Estos irán desde la obtención de todo tipo de coleccionables hasta mutilar a cualquier zombi o realizar un tiro especial en el aire contra un perro o un licker. Todo progreso se guardará automáticamente, independientemente de que guardemos la partida después en una máquina de escribir. Hay Méritos extremadamente complicados de entrada, como superar la historia dando 14.000 pasos a lo sumo, pero las recompensas en algunos casos compensarán ese esfuerzo con creces, como desbloquear armas especiales con munición infinita. Y cómo no, los míticos modos extra de Hunk y Tofu confirmados hace poco.

No me han gustado, de todos modos, otro tipo de detalles, como el tramo con Ada Wong, equipada con un dispositivo de hackeo especial (el visualizador EMF) que nos provocará algún que otro disgusto. Porque este Resident Evil 2 no brilla de igual modo cuando salimos de la comisaría. Ahí empieza un poco su cuesta abajo, como si las zonas de las alcantarillas o el laboratorio se hiciesen con prisas, sin apenas situaciones memorables, como si Capcom tirase de automático, al contrario de lo que sucedió con el primer remake, donde introdujo novedades sumamente interesantes, como la temible Lisa Trevor y zonas adicionales por visitar dentro de los aledaños de la mansión Spencer.

Hay cierto tipo de tretas que tampoco me han gustado, simplemente por fastidiar, saltándose toda lógica: como que matemos a todos los zombis que están presos y que justo después, como por arte de magia, se abran las compuertas y salgan montones de enemigos de ahí. ¿Pero de dónde si ya no había más? Pues eso.

Ninguna de estas decisiones polémicas logran empañar una experiencia sumanente satisfactoria para todo aquel que disfrutó del Resident Evil 2 de 1998, especialmente por volver a revivir una aventura muy atractiva y por todo lo que podemos desbloquear desde el apartado de Méritos, incluida una galería de arte con diseños y bocetos especiales y luego unos modelos en 3D para todo tipo de personajes y armas. Eso sí, para obtener el 100% habrá que sufrir mucho.

La opinión de VidaExtra

En definitiva, estamos ante el remake soñado de Resident Evil 2, aunque sea inevitable tener cierta sensación de que se podría haber creado un producto más redondo y con más novedades interesantes respecto al clásico de 1998. Porque es inevitable entrar en comparaciones, y si hemos mamado la obra original será muy difícil que esta puesta al día logre su mismo impacto. Pero es muy notable.

A favor

  • La insistencia de Tyrant es memorable. ¡Qué tensión!
  • La sensación de agobio en general es una pasada
  • Revivir todo un clásico de 1998 desde otra perspectiva

En contra

  • Que ahora todos los cuchillos se rompan
  • El enfrentamiento contra el cocodrilo es decepcionante
  • Otro tipo de cambios y supresiones extrañas
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