Análisis de Signalis, el survival horror que me engañó, asustó y me hubiese flipado vivir en la época de los 64 bits

Análisis de Signalis, el survival horror que me engañó, asustó y me hubiese flipado vivir en la época de los 64 bits

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Signalis

Estamos en un viaje en el tiempo hacia la década de los 2000 que jamás hubiésemos imaginado. Dead Space, Resident Evil 4 y Silent Hill 2 recibirán cada uno su propio remake en lo que supone el retorno de algunos de los mejores títulos de terror de la historia. Un regreso de las figuras más representativas del género, pero hay espacio para savia nueva y ese es el lugar que reclama con fuerza Signalis.

Un regreso a la fórmula clásica del survival horror tan fabuloso que se erige como uno de los tapados del año. La obra de rose-engine es una amalgama de todas las virtudes del formato en el que las balas escasean y abundan los sustos en el cuerpo. Entre medias, he sido engañado y fascinado a partes iguales.

¿Eres tú, Elster?

Si hablamos de terror, yo ya tengo una oreja puesta. Si alguien pronuncia las palabras "ciencia ficción", me uno a la conversación sin remedio. Si los dos conceptos se dan la mano, el magnetismo que genera en mí es colosal. Signalis nos lanza a un futuro distópico en el que la humanidad ha tomado por completo el sistema solar y el gobierno de Eusan se alza como el garante de la seguridad en cada planeta.

Sin embargo, la ambición del ser humano no conoce límites, por lo que siempre hay un lugar nuevo que conquistar. En ese viaje se encuentra Elster, una Replika que se despierta en una nave completamente destrozada enterrada en mitad de la nieve. Este androide humanoide no tiene más opción que lanzarse en la búsqueda de su homónima humana en un viaje de descenso hacia lo más perturbador de la mente.

Signalis

La premisa es, cuanto menos, prometedora y Signalis cumple con creces. Nos adentraremos en una instalación en la que todo se ha ido al completo carajo, criaturas mecánicas del averno acechan en cada esquina y la supervivencia es el único objetivo. Desde rose-engine han tomado múltiples referencias a la hora de construir una trama y unos escenarios que derrochan personalidad visual.

Y es que tanto a través de las típicas notas repartidas por todos lados, como con cinemáticas, hay una historia que se cuenta de forma críptica. Una elección que deriva en que cueste más de la cuenta seguir perfectamente el hilo de lo que está sucediendo, pues jugar con la realidad tiene sus riesgos.

Stanley Kubrick, Hideaki Anno y David Lynch son algunos de los directores en los que se han inspirado el equipo de Hamburgo, lo cual se nota especialmente en escenas absolutamente psicodélicas. Veremos flashazos de personajes en 2D, con un arte bellísimo, intercalándose constantemente con retazos de recuerdos en un 3D poligonal que recuerda a las grandes épocas de los 64 bits. Todo ello regado con frases en diferentes idiomas repartidas por toda la pantalla.

Signalis

De hecho, la tan famosa corriente de hacer un demake de un juego actual queda en pañales en comparación a lo que vemos en Signalis. A nivel gráfico y artístico, el título es impresionante, combinando sin problemas tramos introspectivos de primera persona repletos de detalles minúsculos y una tercera persona que nos lanza a un Resident Evil clásico. En estos pasajes aprovecha el título para ofrecer estampas propias de un anime, con una calidad artística exquisita.

Por otro lado, la creación de su propio universo consiste en dejar migas de pan para que lo que comenzó siendo una certeza se vaya torciendo en una verdad incómoda. Hay bastantes toneladas de contexto sobre los enemigos, Eusan, rutinas de trabajo y datos que ayudan a entender a qué nos enfrentamos. Eso sí, a veces puede llegar a costar un poco más de la cuenta situar en qué momento temporal o emocional nos encontramos.

Por si todo esto fuera poco, hasta Silent Hill se cuela. Debido a que hay mucha confusión acerca de qué está sucediendo realmente, Signalis se permite el lujo de jugar mucho con los escenarios. Y es ahí precisamente donde he sido engañado.

Signalis

No voy a revelar ningún pasaje importante de la historia, pero solo diré que hay un momento con el que el juego que provocó que me alejase de él con un pensamiento en mente que resultó erróneo. Tardé días en darme cuenta y cuando descubrí la verdad mi sonrisa fue total.

Homenaje sin paliativos

Pero, ¿qué hay de disparar, resolver acertijos y temblar por nuestra vida? Pues una muy buena ración, la verdad. Se me habrán escapado algunas inspiraciones, pero desde luego es evidente que Dead Space, Resident Evil y Silent Hill se pueden ver a través de Signalis. Sorprendentemente, terminan encajando de maravilla.

Como buen survival horror chapado a la antigua, aquí hay que gestionar. Este verbo tiene una importancia capital a lo largo de la aventura y así te lo hacen saber desde un comienzo con los folletos informativos que funcionan como tutoriales. Seis huecos en el inventario, nada más y nada menos. Con eso hay que apañarse.

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Lo complicado resulta en tener claro qué es lo que Elster debe llevar en los bolsillos en cada momento, pues la variedad es amplísima. La cantidad de armas que nos toparemos es enorme, incrementa paulatinamente y lo mismo aplica para los objetos de curación. Rifles, pistolas, escopetas, parches o un spray reparador son algunas de las opciones que estarán encima de la mesa.

Lo bueno es que tendremos tiempo para pensar gracias a las estancias seguras donde podemos intercambiar elementos en un baúl interconectado y guardar. Un hueco especial existe en el inventario que va destinado a objetos únicos, ya sea la linterna -sin la cual no podemos avanzar por zonas oscuras-, una suerte de porra eléctrica y hasta un ojo que hace fotos, ideal para llevar con nosotros una instantánea sobre cómo se resuelve un puzle.

Evidentemente, los acertijos tienen su peso en Signalis y no es precisamente poco. Las pruebas a las que nos enfrentaremos no solo nos harán pensar bastante, sino que esconden, en muchas ocasiones, un significado que enlaza con la trama. Activar la corriente de forma correcta, utilizar cartas del tarot o encontrar códigos para cajas fuertes son el pan de cada día, retos realmente bien planteados.

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Combinar unos objetos con otros o saber cómo interpretarlos también es fundamental entrando en juego un elemento recurrente como la radio. Podremos sintonizar diferentes diales y su uso será constante para darnos pistas u ofrecernos ayuda resolviendo toda clase de acertijos.

Tiembla a cada paso

Los engendros biomecánicos que asolan los escenarios del título son tenebrosos, inquietantes y siniestros. Debido al estado en el que se encuentra la instalación, la luz va y viene, si es que no estamos directamente a oscuras. Ahí es donde acechan seres retorcidos que solo buscan sangre.

Los diseños de cada uno de ellos bailan entre el terror espacial del USG Ishimura y las infames formas que el pueblo cubierto de niebla es capaz de generar, totalmente corrompidos. Todos ellos bañados en armaduras, equipamiento militar, utensilios afilados y una indecisión entre patrullar la zona o quedarse impávidos.

Signalis

Podemos correr en Signalis, pero quizás no sea la mejor opción cuando un pasillo o habitación está completamente plagados de monstruos. Ser sigiloso, medir los pasos y apagar la linterna será nuestra mejor opción para llegar a la siguiente sala. Eso siempre y cuando no aparezcan desde el suelo seres que querrán poner fin a todo. Una situación en la que hay que pensar muy rápido lo que hacer, ya que cuando cogemos objetos no se congela nuestro alrededor y la música retumba como si un ejército cabalgase hacia nosotros.

Y no basta con entrar y salir de la estancia para que todo vuelva a la normalidad. La obra no reinicia la posición de los enemigos con esa estrategia, así que hay que ser muy cauteloso. Máxime cuando los muy hijos de su madre pueden volver a levantarse después de muertos, así que toca rematarlos con un pequeño chispazo.

En la guinda del postre se encuentran los jefes finales, que no son muchísimos, pero sí que cambian la forma de encarar al peligro. Por supuesto, todos acaban cayendo si reciben la debida cantidad de plomo. En este apartado hasta juega un papel fundamental la radio, ya que hay enemigos específicos que deben ser aniquilados sintonizando diferentes frecuencias. Una vez más, Signalis gestionando al máximo todas sus herramientas.

Signalis

La opinión de VidaExtra

Tenía grandes expectativas con Signalis, pero finalmente el juego se ha quedado muy lejos mis previsiones iniciales; las ha superado con creces. Entre tanto mastodonte de la industria calentando motores para salir a la palestra, con lo mejor de la generación actual, es maravilloso ver cómo los ingredientes de toda la vida todavía tienen mucho que decir.

rose-engine ha logrado crear un título soberbio y que engrandece todavía más su calidad si tenemos en cuenta que la mayor parte del trabajo lo han llevado a cabo entre Yuri Stern y Barbara Wittmann. Las casi 10 horas de partida que me ha durado Signalis han estado bañadas de todo lo que un buen survival horror debe hacer. Una vez más, recalcar un apartado visual que saca partido de las sombras, las luces, los diferentes planos y un extenso repertorio de posibilidades gráficas.

Gracias a los diferentes finales, la rejugabilidad nutre de más vida a la obra y su llegada de lanzamiento a Xbox Game Pass supone un enorme trampolín para darse a conocer. Un manual de cómo crear terror, sazonarlo con identidad visual propia y tomar prestado lo mejor de los alumnos aventajados del género.

Imprescindible

Signalis"

Signalis

Plataformas Nintendo Switch, PC, Xbox y PlayStation (versión analizada)
Multijugador No
Desarrollador rose-engine
Compañía Humble Games/Playsim
Lanzamiento 27 de octubre de 2022

Lo mejor

  • Un homenaje constante y fabuloso a lo mejor que ha dado el survival horror
  • Un carisma visual impresionante
  • El diseño de niveles tan bien ejecutado

Lo peor

  • La historia puede llegar a ser un poco críptica y enrevesada de seguir

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