Los gráficos no lo son todo: estos son los cambios y mejoras que le pedimos a la nueva generación de PS5 y Xbox Series X

Los gráficos no lo son todo: estos son los cambios y mejoras que le pedimos a la nueva generación de PS5 y Xbox Series X

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Ps5series

PS5 y Xbox Series X son la muestra de que con cada nueva generación hay un paso hacia delante en lo técnico. Desde los gráficos que permiten texturas a mayor resolución y un mayor número de polígonos, hasta sistemas más rápidos capaces de hacer más en menos tiempo.

Sin embargo, también es una oportunidad para reestructurar ideas y acuñar nuevas en todo lo que no está estrechamente relacionado con eso. Hablamos de interfaz, opciones, actualizaciones, diseño y, en definitiva, adelantos en todo lo que sea hacerle la experiencia más cómoda y satisfactoria al jugador.

Estas son algunas de las novedades y adaptaciones de otras plataformas que, de una vez por todas, nos gustaría empezar a ver implementadas con la llegada de la nueva generación.

Ritmo de actualizaciones controlado

Desde hace algunos años nos hemos acostumbrado a esa desagradable situación en la que, tras poner un juego en la consola, una actualización esperando a ser descargada o instalada nos impide aprovechar los 10 minutos que teníamos libres para echar una partida. A esto, que ya en sí es un incordio, toca sumarle ahora las actualizaciones del sistema operativo.

Aunque no es algo que ocurra con tanta frecuencia en PS4 y Switch, en el caso de Xbox One me he llegado a tragar tres actualizaciones en una misma semana. Una tónica habitual en el mundo del PC que, conforme las líneas entre los ordenadores y las consolas se siguen difuminando, miedo me da ver replicadas también ahí.

Actualizacion

Entiendo que las actualizaciones deban ir llegando, pero creo que con una al mes bien planificada, y a no ser que haya algo relativo a una urgencia o problema de seguridad, todos viviríamos mucho más cómodos. Y no, no todo el mundo deja en reposo su consola durante dos semanas.

Un buen sistema de ventilación

Que los cacharros electrónicos se calientan es algo impepinable, pero que hace muchos años que hay soluciones en el mercado destinadas a paliar esos problemas es otra verdad como un templo. Casos en uno y otro lado hay para aburrir, desde consolas que se apagan para evitar sobrecalentamientos hasta ventiladores que parecen motores de un avión a reacción a punto de despegar.

De perdidos al río, si me das a elegir entre algo bonito o algo funcional y duradero, prefiero mil veces un buen diseño industrial que limite posibles problemas en el futuro. La ilusión por lo estético al final nos dura nada y menos y, a juzgar por el panorama que se nos viene encima, la próxima generación apunta a ser de las largas.

La evolución de las tiendas

Siendo conscientes de lo lejos que queda ya lo de los sellos de garantía Nintendo, mientras los catálogos de todas las consolas se van llenando de morralla, encontrar buenos juegos separando la paja del grano se vuelve cada vez más difícil. Un problema que, una vez más, el usuario de PC tiene más que presente.

Puede que Steam no sea una tienda digital perfecta, pero sí parece haber hecho ciertos esfuerzos en intentar controlar ese problema dando herramientas al usuario para que pueda personalizar su experiencia. Más filtros, más peso en las valoraciones, más categorías que permitan encontrar lo que buscas para que, al final, tienda y comprador salgan beneficiados.

Novedades

Actualizaciones enormes

La última actualización de Call of Duty Warzone era de 100GB. No era una relativa a un cambio de temporada o aspectos que revolucionasen la jugabilidad, pero pese a ello era como volver a descargar un juego entero. Ahora imaginemos esta misma situación con las texturas 4K como aliciente para la nueva generación.

Ya sea a nivel interno o como algo controlado por Microsoft y Sony, el peso de las actualizaciones de los juegos empieza a necesitar ciertos límites o nuestros SSD van a quedarse pequeños de la noche a la mañana. Puede que una solución sea que las compañías se acojan a la posibilidad de instalar aquello que realmente necesitemos y, como en el caso de Modern Warfare, poder desinstalar a placer la campaña o el multijugador si no vamos a jugarlos.

Logros y trofeos tienen margen de mejora

Sin ser yo un gran fanático del sistema de logros y trofeos, sí me parece una oportunidad de oro en la que el giro hacia los servicios de suscripción podría apoyarse aún más. Ahora que se buscan experiencias más duraderas, los premios por conseguir ciertos hitos deberían ser algo más que una simple captura de pantalla.

Lo ideal es apoyar con más ahínco la idea de los descuentos o premios más tangibles, pero a sabiendas de lo difícil que va a ser alcanzar algo así, ideas como la de Ubisoft y su sistema de recompensas de UPlay -contenidos de arte, música o elementos para el juego- bien podría ser un buen punto de partida.

Trofeos

La potencia con control sirve de mucho

Encaramos una nueva generación que va a permitir jugar auténticos pepinos de juego en televisores y monitores que, tal vez, no cuentan con esa opción. O puede que, de hecho, sea el propio usuario el que prefiera descartar una opción para intentar potenciar otra.

Puede que agarrarse a las opciones de vídeo de un juego de PC sea pedir demasiado pero, si hubiese hueco en las nuevas consolas para reducir la resolución y favorecer la estabilidad de imagen más allá de los 60 fps, firmaría sin dudarlo.

El mercado ha cambiado

El mercado ha cambiado. No es algo de hace dos días, hace más de 10 años que existen cosas como Humble Bundle y las devoluciones o suscripciones de juegos mensuales gozan cada vez de más popularidad entre el público.

Otros de los ejemplos que, con la vista puesta en el PC y con la intención de virar cada vez más hacia el mercado digital, deberían empezar a evolucionar también en el mundo de las consolas.

Precios

Las novedades que bajan de precio a las dos semanas de lanzarse y las ventas de juegos en rebajas son sólo una muestra más de que el usuario no termina de casar con los precios que se siguen manejando. Menos aún si seguimos sufriendo la nula diferencia entre los precios digitales y físicos.

El tema de los precios es un problema que va más allá del usuario y acaba afectando a la gran mayoría de los desarrolladores de todo el mundo, pero la puerta que han abierto los indies debería aprovecharse para empezar a asumir que un mercado en el que todos los juegos salen a 60 o 70 euros cada vez es menos viable.

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