Análisis de West of Dead, un cóctel de disparos metódicos con sabor a Western fantasmal

Análisis de West of Dead, un cóctel de disparos metódicos con sabor a Western fantasmal

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West Of Dead

“Esto es como Dead Cells pero con pistolas”, es lo primero que se me vino a la cabeza cuando empecé West of Dead. Solo hace falta jugarlo durante los primeros minutos para darse cuenta de que el parecido con la exitosa obra de Motion Twin va mucho más allá del diseño del personaje principal, que aquí también es un tío con la cabeza en llamas. Sin embargo, quedarnos solo en eso nos impediría explorar lo que de verdad define a West of Dead.

Desarrollado por un estudio de cuatro personas llamado Upstream Arcade, este roguelike de estética Western nos pone en la piel de William Mason, un misterioso personaje que ha fallecido y se encuentra en el Purgatorio. No recuerda casi nada de quien fue en vida, pero eso poco importa ahora. 

Su cometido es seguir adelante y abrirse paso entre las laberínticas zonas del Purgatorio a tiro limpio para encontrar a alguien llamado El Predicador. Típica premisa para justificar el hecho de que vayamos a morir y a reiniciar la aventura una y otra vez; ya estamos muertos, para empezar.

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Voces de ultratumba

Una narración que vamos descubriendo a través de la cruda voz de Ron Perlman, actor que dio vida a Hellboy en las dos adaptaciones fílmicas de Guillermo del Toro. Fichaje que cobra todo el sentido del mundo cuando vemos que la estética elegida para West of Dead es un cel-shading deudor del sombrío dibujo de los cómics de Mike Mignola.

Perlman hace su trabajo a la perfección, nada que objetar, pero cuando lo único que tenemos es al protagonista amnésico de una historia oscura de esas que crean una imagen mental de whisky, puros y pistolas hablando en voz en off todo el rato, acaba cansando.

Casi todas las frases están escritas con una puyita pesimista que habla sobre lo muerto que está el protagonista, lo difícil que lo tiene para salir de aquí, lo poco que puede confiar en los distintos personajes que aparecen, etcétera. Tampoco es que sea especialmente fan de este pretendido tono maduro, así que ver cómo el protagonista gira constantemente sobre los mismos temas sin aportar demasiado fuera de las escenas principales, por muy bueno que sea el vozarrón de Perlman, no es lo mío. Al poco rato se termina convirtiendo en un zumbido con el que hay que convivir.

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La acción como punto fuerte y diferenciador

Menos mal que los tiroteos no se le dan nada mal a West of Dead, porque al fin y al cabo, ahí es donde tiene que destacar. Lo que tenemos aquí es un twin-stick shooter con cámara aérea que se desmarca casi por completo del frenetismo que caracteriza a este tipo de juegos. No se trata de moverse muy rápido, disparar a toda leche, y esquivar miles de proyectiles enemigos. Al contrario: West of Dead es un juego lento y metódico.

El ritmo lo marca el sistema de munición. Dependiendo de qué arma llevemos (hasta dos a la vez), estas tendrán una serie de balas en el cargador. No suelen ser demasiadas; cinco ya se consideran muchas, de hecho. Al gastarlas, el arma se recargará automáticamente y no podremos volver a dispararla durante varios segundos. Las balas son ilimitadas, no tenemos que ir recogiéndolas por el entorno ni nada del estilo, pero es importantísimo saber gestionar cuándo y cómo disparamos, porque esos segundos donde tendremos que recargar nos van a dejar vendidos.

Es importantísimo saber gestionar cuándo y cómo disparamos

Los ataques enemigos no se andan con chiquitas, pues cualquiera de ellos puede drenarnos un buen trozo de la barra de salud. Ahí es donde entran en juego las coberturas, presentes en prácticamente todas las salas donde combatimos con estas criaturas. Tampoco falta la voltereta, que se exhibe en una chulísima cámara lenta si logramos esquivar con éxito un ataque en el último momento. Todo esto da lugar a una acción altamente estratégica en la que hay que saber a quién nos enfrentamos, cuándo disparar, desde dónde disparar, y cuándo esconderse.

En poco rato estaremos realizando maniobras dignas de una película de acción, y es ahí donde radica el fuerte de West of Dead. El juego quiere hacernos sentir que somos los más guays del lugar, los más “badass” como dirían los angloparlantes. La animación y el sonido al matar a un enemigo con un tiro certero de nuestro rifle son altamente satisfactorios; huir de las balas saltando sobre una cobertura y parapetarnos detrás de ella para luego contraatacar desde nuestro punto seguro es también un pasote. No hay que olvidar la ya mencionada cámara lenta.

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West of Dead busca deliberadamente esas sensaciones, y es algo que se hace palpable desde su propio diseño. Para ser un twin-stick shooter, el juego de Upstream Arcade está bastante automatizado. Juguemos con ratón o con mando, la puntería siempre es semiasistida, dejando un amplio margen de acierto que se nos indica con un icono bien visible. 

Las veces que fallemos los tiros será porque los enemigos están en la oscuridad (habría que encender un farol, lo que además aturde a los monstruos y nos da cierta ventaja). También nos protegeremos automáticamente cuando estemos al lado de una cobertura, y si estamos lejos de ella solo tenemos que pulsar un botón para que nuestro personaje se parapete de la forma más cool posible.

No estoy en contra de esto siempre y cuando contribuya a la experiencia deseada, que sigue siendo altamente desafiante, sobre todo a partir del Capítulo 2. No obstante, es cierto que a veces le juega malas pasadas al control, ya que por estar tan automatizado puede no responder bien ante situaciones complejas, reventándonos la estrategia.

Y ya puestos a comentar cosas mejorables, West of Dead también tiene un problema con los enemigos cuerpo a cuerpo. No pasa nada por que haya unos cuantos de vez en cuando, pero abundan tanto que conforme avanzamos más y más el sistema de coberturas pierde parte de su sentido. De nada sirve cubrirnos de un tipo con un rifle de precisión si van a venir dos perros a flanquearnos en menos de un segundo.

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Aciertos y errores en sus inspiraciones

Toca volver a lo que comentaba al principio. Porque West of Dead es un roguelike, y sí, su estructura es muy parecida a Dead Cells. A lo largo de los niveles conseguiremos Pecados, que son el equivalente a las Células del juego de Motion Twin, y podremos intercambiarlos por mejoras al final de cada uno. Nuevas armas que aparecerán en el reparto aleatorio, más pociones para poder curarnos y tener más posibilidades de supervivencia (solo se recargan después de superar la fase, como en Dead Cells), etcétera.

Incluso la estructura es bastante parecida en cuanto a ínfulas de metroidvania se refiere. Derrotando a ciertos jefes conseguiremos habilidades que nos permitirán abrir otros caminos y explorar rutas alternativas. La primera de ellas, de hecho, sirve para poder teletransportarnos entre portales y navegar más rápido por un mismo nivel. ¿Os suena?

El roguelike aquí son los cimientos que dan sentido a la acción

No puedo culparle por ese parecido, la verdad. West of Dead no deja de ser un juego que trata de abrirse paso como puede en un género abarrotadísimo, y para ello ha decidido adaptar lo que funciona, como muchos otros antes que él. En su caso, al menos ha hecho bien en relegar la estructura de progresión roguelike a ser una base para todo lo demás.

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Son los cimientos que deben estar ahí para reforzar el resto de elementos, para darle un sentido a lo que realmente define a este juego, que son sus tiroteos. Es la excusa perfecta para avanzar nivel tras nivel y seguir disparando, morir, y volver a intentarlo, como todo buen roguelike. Por desgracia, hay ciertos aspectos en los que no sabe manejar bien esto.

No tardaremos en vernos abarrotados por la cantidad enorme de mejoras en las que podemos invertir con Pecados, y la mayoría son bastante caras, así que tardaremos en desbloquearlas. Si somos nuevos en el juego, no sabremos exactamente qué es lo que funciona mejor o peor, así que el simple hecho de probar un arma para ver qué tal está puede llevarnos unas cuantas runs de farmeo. Es decir, que el coste por querer aprender a jugar puede ser muy alto.

A todo eso hay que sumarle que los compases intermedios y finales contienen enemigos bastante duros, y no basta solo con hacerse una build adecuada a través de las "subidas de nivel" que hay en cada zona (nos permiten mejorar la vida máxima, el daño de las armas, y el daño de las habilidades, pero cada mejora es menor que la anterior), hace falta tener buenas habilidades y buenas armas.

West Of Dead 6

Sí, está pensado para que cada nueva partida sea un paso más en el progreso de ir consiguiendo más cosas, de forma que el hecho de morir continuamente y volver a empezar de nuevo no se haga tan tedioso. El problema es que todo es demasiado lento. Cuesta mucho desbloquear cosas, y esto al final repercute en que West of Dead se haga un pelín repetitivo. Jugar runs farmeando Pecados solo para conseguir un arma en concreto no es demasiado alentador. Cuando los cimientos fallan en algún punto, el resto también se cae.

La opinión de VidaExtra

Con todo, la parte de roguelike también tiene sus cosas buenas. Como decía antes, es una excusa más que correcta para abordar los tiroteos desde diferentes perspectivas, suficiente para seguir empezando una nueva partida tras otra. Las armas y habilidades suelen estar bien diferencias (a nivel de efectos que producen, más que de manejo y sensación de juego) y cada una tiene su utilidad si sabemos llevarlas bien.

Pero como decía, donde destaca West of Dead es en la acción; es ante todo un juego sobre sentirnos guays. Si me ha costado tragarme esa narrativa agria y melancólica sobre el sufrimiento de un hombre atrapado en el Purgatorio, es porque a la hora de jugarlo es de todo menos agrio y melancólico. Es estimulante, contundente, y muy divertido cuando sabe hacer las cosas bien. Aunque de vez en cuando se tropiece consigo mismo y acabe mermando esta sensación, la acción de West of Dead sabe brillar con luz propia.

West of Dead

West of Dead

Plataformas PC y Xbox One (más adelante también en PS4 y Switch)
Multijugador No
Desarrollador Upstream Arcade
Compañía Raw Fury
Lanzamiento 18 de junio de 2020
Precio 19,99 euros

Lo mejor

  • Tiroteos cargados de tensión y momentos trepidantes
  • El apartado estético, todo un homenaje a Mike Mignola
  • Está en Xbox Game Pass desde el primer día

Lo peor

  • Pone mucho énfasis en la historia, pero es bastante sosa
  • El control a veces nos deja vendidos por ser tan automático
  • La progresión es demasiado lenta, y eso lo hace más repetitivo de lo que debería ser

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