Aunque la forma de celebrar el décimo aniversario de Kratos y la saga 'God of War' por parte de Sony ha sido anunciar la reedición HD de 'God of War 3', nosotros pasamos un poco de esa cuestionable moda y nos ceñimos a lo clásico, a echar la vista atrás para recordar los mejores momentos que hemos compartido junto al espartano.
Sangre, brutalidad, escenas épicas y, por supuesto, algún que otro guiño a esos momentos en los que Sony Santa Monica se ponía el mono de trabajo y creaba puzles a la altura de todo lo demás. No era lo común, sigo pensando que ese es uno de los aspectos en los que más flojea la saga, pero cuando tocaba aplaudir acababan doliendo las manos. Por si las moscas, ojo a los spoilers.
Las alas de Ícaro
Ícaro no era un chaval con muchas luces. Nunca entendió el "no toques eso" que le relataba su padre y, por descontado, cuando le advirtió sobre los peligros de volar demasiado alto también decidió pasarse de listo. Algo similar le pasó con Kratos, al que intentó tirar al vacío valiéndose de sus alas, pero el espartano no estaba para muchas tonterías y tomó el camino más rápido.
El final de God of War 2 (y el inicio del 3)
Si hay un juego que entendió lo que significaba el término cliffhanger, ese fue sin duda alguna 'God of War 2'. Justo en el momento más épico de la saga, cuando tocaba hacer frente a los Titanes antes de dar caza a Zeus, el juego nos invitó a conocer el final de la odisea de Kratos en la tercera entrega. El inicio del tercero, como no podía ser de otra forma, tampoco decepcionó.
La cirugía facial de Hércules
Hay enemigos que dan rabia, sobre todo si te pegan una paliza las dos primeras veces que te enfrentas a ellos por ir demasiado envalentonado. Luego pasa lo que pasa, claro, que cuando llega el momento de acabar con él de una vez por todas y el juego te da la oportunidad de cebarte... bueno, ¿hemos venido a reventar cabezas o a repartir galletitas? Pues eso.
El corazón de Cronos
El final de una saga en la que la épica baña cada músculo de su protagonista bien merecía un cierre a la altura. Dicho y hecho, dijeron en Sony Santa Monica, así que en 'God of War 3' nos pusieron a darle cera al bueno de Zeus dentro del mítico Titán. Padre e hijo ventilados de una tacada en la que la fiebre de machacar botones nos dejó más a gusto que un arbusto.
La mejor forma de acabar con una Quimera
Cuando metes en tu consola un nuevo juego de 'God of War' ya sabes a lo que vas, a buscar la escena más impresionante y la muerte más gore que sus creadores hayan creado durante los años de desarrollo del juego. Lo bueno es que aunque te enfrentes a Quimera y acabes con el bicho de la forma más sádica posible, sabes que el tiburón aún no ha saltado, aún queda mucho mar por recorrer a nado hasta que el juego termine.
La venganza de Deimos
Puede que por la plataforma en la que fueron lanzadas, las dos entregas de PSP sean las menos famosas de la serie. Pero ir a caballo respecto a los gráficos de sus hermanos mayores no impidieron que la portátil de Sony se ganase unos juegos mayúsculos. De hecho algunas de las escenas más emocionantes sobre la historia de Kratos las vivimos allí, y conocer a su hermano para acabar luchando codo con codo en 'God of War: Ghost of Sparta' fue una de ellas.
Los jardines del Olimpo de Escher
Hete aquí el hueco que comentaba al principio para los puzles. No soy un gran fan del Kratos explorador, el que tiene que ir y venir en kilométricas estancias destrozando minions y buscándole la lógica a puzles que, tal vez, ni siquiera la tengan. Pero cuando en 'God of War 3' tocó homenajear a las escaleras de Escher lo único que pude hacer fue quitarme el sombrero.
Hermes, deja de correr. Primer aviso
¿Recordáis lo que comentábamos sobre enemigos que dan muchísima rabia? Pues lo de Hermes no tiene parangón. El cansino mensajero del Olimpo corría de aquí para allá pegándonos guantazos haciendo tremendamente complicado el acertarle, pero todo inicio también tiene un final, y como no podía ser de otra forma, ese destino también alcanzó a las ganas de correr de Hermes.
Kratos versión Godzilla
Llegábamos al inicio de la primera entrega con unas ideas más o menos claras, pero la lucha contra Ares nos dejó a todos completamente congelados. Se rebeló la verdad sobre el final de la familia de Kratos y, con él, nos entraron aún más ganas de meterle una espada por la garganta y sacársela por el dedo gordo del pie a la deidad olímpica que se había encargado de amargarnos la vida.
Matar a otro jugador en God of War: Ascension
Cerramos con un final atípico que probablemente acabe dando pie a la famosa frase de "pero cómo has podido meter X si te has dejado X". Tiene una explicación. Siempre hemos jugado como Kratos, conscientes de que nuestro poder siempre acabaría saliendo victorioso frente a todos los peligros que se abalanzasen sobre nosotros, pero cuando llegó el momento de hacer lo propio contra otros jugadores igual de duchos a los mandos el miedo se apoderó de nosotros. Pero cuando conseguías replicar las muertes de Kratos a otro jugador en 'God of War: Ascension', también con una brutalidad desmedida, la sensación era como pillar un empacho de maná de los dioses, simplemente orgásmico.
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