Análisis de Song of Horror episodios 1 y 2, una valiente apuesta por el terror que te pondrá en tensión contra la Presencia

Análisis de Song of Horror episodios 1 y 2, una valiente apuesta por el terror que te pondrá en tensión contra la Presencia

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Song of Horror

El género de terror en los videojuegos ha ido mutando bastante respecto a lo experimentado a finales del siglo pasado. Hay cierta tendencia por otro tipo de pesadillas, con distintas herramientas para pasarlo mal. Sin embargo los madrileños Protocol Games han intentado volver un poco a las raíces con Song of Horror, un juego de terror que, de entrada, recupera la cámara fija.

Por otro lado, sorprende que elimine por completo la acción, basando su fuerte en la resolución de puzles y en salir airosos de la Presencia, un mal que nos puede sorprender de forma aleatoria en casi cualquier habitación. Porque algo es seguro: Song of Horror quiere que no nos relajemos ni un minuto a lo largo de los dos primeros episodios que arrancan su pesadilla.

Ten cuidado al abrir una puerta...

Song of Horror

Protocol Games se ha tomado su tiempo en moldear y perfeccionar la idea de Song of Horror. Cinco años, de hecho. Esa evolución queda patente al ver cuánto ha cambiado a nivel gráfico en cuanto a detalles del decorado y al uso de la luz, pese que las animaciones de sus personajes disten de la calidad que se espera de un videojuego actual. Pero esto último, casi sin querer, le da un toque nostálgico al empaparse de parte del estilo de terror de los 90.

Alejado de la acción de la que nunca han renegado los Resident Evil, aquí nos moveremos por un tipo de terror psicológico que nos puede sorprender a cada esquina. Todo comienza con una desaparición, cómo no, la del escritor Sebastian P. Husher y toda su familia. Y claro, debemos investigarlo para esclarecer qué ha pasado en su mansión, porque todo es demasiado extraño. Ahí es cuando Daniel Noyer, uno de los empleados de su periódico, decide ir en su búsqueda hasta que acaba desapareciendo...

Song of Horror es una aventura un tanto atípica, puesto que lleva la máxima del ensayo y error hasta el fondo de todo. Es un juego que nos penaliza de la peor manera posible (muerte permanente) si tenemos un error, teniendo que seguir la investigación con otro de los personajes disponibles. Siempre y cuando nos queden más personas vivas, claro está.

Ese peligro (real) hacia la muerte viene dado por la Presencia, un ente maligno que no podemos ver, pero sí sentir... hasta que es demasiado tarde. Oculto tras las puertas, como una sombra que se quiere apoderar de la sala, tenemos que afinar el oído para descartar el peligro al otro lado. Para ello nos pegaremos a la puerta a escuchar, en silencio, si hay algo ahí...

Song of Horror, el inicio de una nueva pesadilla

Song of Horror

No suele haber dos partidas iguales porque Protocol Games ha creado con esta Presencia un enemigo que variará su comportamiento según lo que vaya haciendo el jugador. Puede haber sustos forzados (aparatos que se activan de sopetón) en distintos puntos del mapa que no se repetirán en otra partida, por ejemplo, para que no nos confiemos en ningún instante. Pero lo peor, lógicamente, viene dado por esas zonas (aleatorias) donde nos podrá matar la Presencia si no vamos con pies de plomo, sin prestar atencion.

El juego nos va dando pequeñas pistas en forma de documentos, dibujos o grabaciones, que nos alertarán (en cierto modo) de los peligros del lugar que nos rodea: la mansión Husher en el episodio 1; la tienda de antigüedades de Farber en el segundo. Todo está muy estudiado y habrá muchos puntos de interés para conocer más sobre su historia y la forma de progresar ahí.

En el caso de la mansión, me ha recordado un poco a lo experimentado en el primer tramo de Resident Evil 7: Biohazard, con un uso bastante acertado de la mansión y un peligro que nos podía sorprender en cualquier instante. Y todo porque Song of Horror le da mucho peso a la investigación y la resolución de puzles dentro de un entorno opresivo y de lo más sombrío.

Si bien flojea en el control del personaje, ligeramente heredado del estilo experimentado el siglo pasado con ese control tipo tanque (aquí con algo más de movilidad, pero torpe con los movimientos), al menos nunca habrá esa preocupación por no saber cómo usar un arma. Porque no habrá. Protocol Games ha optado en este caso por otros clásicos del terror, como Clock Tower, a la hora de buscar un refugio cuando descubrimos que la Presencia está a punto de entrar en la sala en la que nos encontramos.

Ahí podemos tener dos opciones, según el caso: intentar cerrar la puerta con un QTE de resistencia (aporreando un botón para darle después a otro para aplicarle más fuerza) o templar los nervios cuando la Presencia descubre nuestro escondite (aquí habrá que seguir el ritmo del corazón).

Este último caso está muy logrado porque nos pone en tensión por culpa de las enormes diferencias entre cada personaje: algunos aguantan mejor este tipo de sustos. De ahí que a veces, aunque llevemos bien el ritmo, la persona en cuestión pueda sobresaltarse y acelerar otra vez su pulso, con lo que tendremos que tranquilizarnos de nuevo sin perder el ritmo a lo loco.

Una experiencia idónea para este Halloween

Song of Horror

A lo largo de sus dos primeros episodios hemos presenciado un buen número de puzles, de los cuáles la mayoría se resuelven sin demasiados problemas si nos fijamos bien en los detalles. Donde no habrá que darle tanto al coco es en el uso de los objetos que vamos recogiendo, porque siguen una lógica bastante evidente y tras su uso se descartan del inventario.

No es el típico juego en el que habrá que probar mil y una combinaciones, sino que todo se reduce a media docena de objetos. Y el mapa también ayuda, reflejando dónde se encuentran los puzles importantes, qué puertas siguen cerradas o qué salas cuentan con algún punto para escondernos.

Song of Horror sabe jugar muy bien la carta de la curiosidad. Esa carta que dice que "la curiosidad mató al gato". Porque habrá situaciones donde se nos preguntará si queremos "bajar por una ventana" o "coger un documento dentro del asiento trasero del coche" y a veces lo más inocente nos puede llevar a una muerte automática. Y como el juego guarda la partida a cada rato (no hay máquinas de escribir ni nada por el estilo), un paso en falso hará que tengamos que seguir con otro personaje y recoger las pertenencias del anterior. Y para el primer episodio tan solo tenemos cuatro personas.

Es lo bueno y lo malo del juego, que va a tope con las muertes. Lo hace bien, en el sentido de que crea mucha más tensión que otros juegos del estilo en situaciones en las que deberíamos estar más tranquilos; pero lo hace mal porque penaliza demasiado y si mueren todos tocará rehacerlo todo desde el principio. En el segundo episodio, por cierto, se unen dos personas más.

Esto será tan solo el principio, porque este mismo Halloween se lanzarán los dos primeros episodios. Ya en diciembre llegará el tercero, con los dos últimos para 2020 (entre enero y marzo), momento en el que (esperamos) se resolverá el misterio en torno a esa canción maldita. Por ahora los mimbres son buenos, pese a algunos aspectos claramente mejorables. 

La opinión de VidaExtra

En definitiva, sin ser la octava maravilla del terror, Song of Horror aporta detalles lo suficientemente interesantes (la muerte permanente y esa IA para la Presencia tan puñetera e insistente) para darle una oportunidad y pasar un mal rato (en el buen sentido) durante unas horas.

Song of Horror

Song of Horror

Plataformas Steam
Multijugador No
Desarrollador Protocol Games
Compañía Raiser Games
Lanzamiento 31 de octubre de 2019
Precio 7,99 euros | 7,99 euros (Ep. 2)

Lo mejor

  • El comportamiento de la Presencia y el método en el que tranquilizaremos a los protagonistas
  • Esa tensión por la muerte permanente
  • Un juego de terror como los de antaño

Lo peor

  • El control del movimiento es muy mejorable
  • Las animaciones de los personajes son viejunas
  • La curiosidad nos puede matar (a veces)

Disclaimer: Song of Horror es un juego publicado por Raiser Games, una compañía del grupo Webedia al que también pertenece VidaExtra.

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