Análisis de Star Wars Episode I Racer: la epicidad de las carreras de cuadrigas elevada a la altura de una space opera

Análisis de Star Wars Episode I Racer: la epicidad de las carreras de cuadrigas elevada a la altura de una space opera

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El loquillo de Qui Gon Jinn decía que para ser piloto de vainas había que tener reflejos de Jedi, y no le faltaba razón: las agresivas carreras a dos motores (o más) del universo Star Wars son una constante prueba de destreza y temeridad a velocidades de vértigo. Lo cual, por otro lado, las hace emocionantes en la misma medida.

Un deporte extremo de motor que fue plasmado con maestría por LucasArts en Star Wars: Episode I Racer, conservando toda la epicidad cinematográfica de La Amenaza Fantasma e incluso atreviéndose a llevar la premisa a nuevos y alucinantes planetas. Y que regresa, tras un lapso de casi dos décadas, recuperando la experiencia íntegra y adaptándola a los sistemas actuales sin perder la magia original.

Regresan las alucinantes carreras de vainas en las que el pequeño Anakin Skywalker y el tramposo de Sebulba liman sus asperezas quemando sus colosales motores y elevando la grandeza de las carreras de cuadrigas romanas a la altura de una space opera. Ahora bien, estamos hablando de un relanzamiento con mejoras por parte de Aspyr Media. Y eso, nostalgia aparte, juega tanto a su favor como en su contra.

Dicho lo cual, el Star Wars: Episode I Racer que hoy se juega en Switch y PS4 no es lo que se dice un juego de nicho. De hecho, es capaz de seducir por igual a los fans de la Guerra de las Galaxias y a quienes no suelen apostar por los títulos de condición. Pero ¿lo suficiente como para competir con Mario Kart, Crash Team Racing o WipeOut?

Pese a que a nivel técnico es fruto de su tiempo, Star Wars: Episode I Racer retiene las estupendas sensaciones de los cartuchos y discos que llegaron a las estanterías de un cada vez más lejano 1999. Vuelve la emoción de atravesar circuitos colosales, llenos de atajos, peligros y cambios inesperados, a sabiendas de que las trampas y el sabotaje son tácticas aceptadas por los organizadores. Es más, dar y recibir fogonazos y tratar de hacer colisionar a los rivales es parte de la experiencia.

Star Wars: Episode I Racer eleva la grandeza de las carreras de cuadrigas romanas a la altura de una space opera

Elementos que por otra parte, y en conjunto, hacen que el juego siga manteniendo el tipo en lo jugable, incluso ya bien pasada la fiebre por la Amenaza Fantasma.

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A fin de cuentas, y como se podía leer en su propia caja original, la experiencia se reduce a competir con dos motores y sin límites. Pero hay más: pese a que se coquetea con la idea de que Anakin Skywalker hubiese iniciado una carrera semiprofesional como piloto de vainas, se trata de una experiencia 100% Star Wars.

Eso sí, lo mejor de Episode I Racer es que es su naturaleza desafiante y adictiva por igual. Su soberbia jugabilidad y la constante sensación de que tus motores están a punto de explotar mientras el cuentakilómetros alcanza cifras absurdas. Desbloquear todos los circuitos, vainas y pilotos es solo el principio y las horas pasan voladas al jugar compartiendo sofá. Nada de eso ha cambiado en 2020.

Star Wars: Episode I Racer mantiene el tipo dos décadas después

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La ya extinta LucasArts expandió el universo Star Wars desde casi su fundación y, salvo sonoras excepciones, la mayoría de sus títulos son considerados clásicos de culto. Ahora bien, el despliegue que hizo de cara al estreno de Star Wars: La Amenaza Fantasma no tuvo precedentes.

Desde aventuras que ampliaban lo mostrado en la película a potentes hack’n slash protagonizados por Jedis. Visto en cierta manera, se podría decir que cada aspecto del Episodio I tuvo su contrapunto jugable, incluyendo las batallas espaciales a bordo del Caza estelar N-1 (Star Wars: Naboo Starfighter) o experimentos jugables como el curioso Star Wars: The Gungan Frontier.

Dicho lo cual, la filial de Lucasfilm se lució sobre todos los demás proyectos a la hora de replicar la Clásica de Boonta Eve y, sobre esta icónica escena, construir una experiencia de carreras sobresaliente. Sobre todo, pese a que ser un género relativamente inexplorado para ellos.

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A nivel creativo, LucasArts congregó todo lo mostrado en relación a la carrera de vainas de La Amenaza Fantasma y lo ensambló en un juego que se sostiene solo y, a la vez, saca a relucir todo lo bueno de ir en paralelo al filme: la ambientación construida para la película se ve amplificada en pistas exóticas y alucinantes que podemos recorrer a velocidades absurdas con 25 pilotos (siete más de los que corrieron en Tatooine) y sus respectivas vainas.

Como comentamos, la esencia de Episode I Racer radica en la sensación de velocidad, la agresividad en carrera y la manera de invitarnos a que nos adaptemos y seamos osados en cada uno de los circuitos. Y es en ese último punto donde la propuesta se coronó en 1999 y donde vuelve a brillar hoy.

La esencia de Episode I Racer radica en la sensación de velocidad y cómo se nos invita a ser osados en cada uno de los circuitos

Si bien cada vaina y piloto son diferentes en forma y características, los diferentes entornos que recorreremos flechados están diseñados para dar una sensación de inmensidad y variedad insólita. Incluyendo:

  • Rampas que nos permitirán hacer adelantamientos extremos, en caso de que nuestro motor no explote en el aterrizaje.
  • Atajos y montones de rutas alternativas que nos invitarán a perdernos
  • La posibilidad de intentar atravesar pasillos muy estrechos en los que el riesgo y la habilidad son muy bien recompensados
  • Desniveles, saltos y toda clase de obstáculos (desde grúas a rocas gigantes) que deberemos aprovechar para ganar posiciones o entorpecer a nuestros rivales.
  • Elementos que le dan vida propia a cada tramo: en Tatooine nos expondremos a recibir alguna que otra bala de los moradores de las arenas, mientras que en el asteroide prisión Oovo IV entraremos en tubos antigravedad que aumentarán todavía más nuestra velocidad máxima.
  • Y, sobre todo, la apertura de nuevas trazadas a mitad de la carrera en las competiciones avanzadas que nos obligarán a adaptarnos todavía más si es nuestra primera toma de contacto con el circuito.

Un total de 21 circuitos repartidos a lo largo de ocho planetas, incluyendo (cómo no) varias variantes del Gran Arena de Mos Espa, siendo la trazada del La Amenaza Fantasma uno de los mejores desbloqueables que ofrece el juego junto con el propio Sebulba y su vaina de carreras. Aunque, claro, de poco serviría ese hito si la jugabilidad no estuviese a la altura.

Por suerte, el Star Wars: Episode I Racer de Aspyr no solo corresponde con las estupendas sensaciones de 1999, sino que pilotar una vaina veinte años después sigue siendo una gozada. Sus controles intuitivos, las físicas de cada vaina y su afinadísima jugabilidad son una delicia.

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Pese a tratarse de carreras con monoplazas antigravedad, la experiencia de Episode I Racer es muy diferente a la de WipeOut o F-Zero: la velocidad es esencial y deslizarnos por sus caóticos trazados mientras la cifra de nuestro cuentakilómetros se dispara es una locura. Sobre todo, sonando de fondo Duel of Fates (o cualquiera de las composiciones de John Williams para el filme). Y es que Williams dota al conjunto de una mayor epicidad y extra de carácter propio.

Además, el modo Torneo de Episode I Racer (el principal, ya que desde ahí desbloqueamos todo) incluye un sistema de personalización (no estética) y mantenimiento que le da nuevas capas de emoción al asunto. Si bien es posible reparar nuestros motores en carrera, los componentes que determinan las estadísticas de cada vaina se desgastan, con lo que deberemos adquirir mejores nuevos o apostar por otros ya usados haciendo una visita al desguace de Watto.

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Dicho de otro modo, el jugador se plantea antes de cada carrera si invertir en el mejor sistema de tracción a estrenar que pueda permitirse o uno mucho mejor que tendrá que reemplazar antes de lo deseado. Sobre todo, cuando se trata de un trámite obligado: si no renovamos las piezas y mejoramos nuestra vaina, de manera paulatina nos iremos quedando atrás en las nuevas carreras y torneos que desbloqueemos.

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Dicho esto, y como ya dijimos, la versión de Aspyr Media de Episode I Racer mantiene intacta las sensaciones de fluidez y velocidad a la hora de conducir una vaina en cualquier perspectiva. El rendimiento es inmejorable, incluso cuando el cuentakilómetros se dispara y nuestros motores están a punto de estallar. Y lo mejor de todo es el modo en el que (a diferencia de las versiones de PC) saltar a correr es un proceso casi instantáneo: eliges piloto y vaina, circuito y, tras la cinemática de bienvenida, ya estaremos metidos en faena.

Mención especial al multijugador local (el único que se ofrece) el cual divide la pantalla sin que haya ningún sacrificio visual ni de rendimiento. Aunque, lógicamente, jugar a dos en modo tabletop nos puede costar más puestos y podios de lo habitual por la propia naturaleza de la pantalla de Switch.

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Por delante, carreras con vueltas larguísimas, corredores muy contrastados y personalizables y toda la esencia de la Amenaza Fantasma irradiando desde el minuto uno. Y pese a que ha llovido desde su salida, Star Wars: Episode I Racer se conserva en lo jugable tan bien como los clásicos atemporales. Lo cual no quita que haya puntos que necesitan tenerse muy en cuenta.

Novedades, mejoras y ausencias sonadas en estas carreras de vainas

Pese a que Star Wars: Episode I Racer fue rescatado hace no demasiado en GOG y Steam, lo cierto es que la versión de Nintendo Switch y PS4 es diferente. Si bien retiene lo mejor del port de Dreamcast y el agradecidamente renovado salto de resolución de la nueva versión de PC, tomando siempre lo mejor de ambos mundos, también se adapta a los nuevos sistemas.

Por un lado, el Star Wars: Episode I Racer de Aspyr  para consolas adelanta a la versión de escritorios con unas cinemáticas y un ratio de aspecto que llenan la pantalla y unos tiempos de carga todavía más disimulados. Sin embargo, comparten parte del mismo problema, sus texturas no han igualado el salto de calidad, con lo que verás modelos y escenarios más nítidos, pero sin mejores acabados.

La interfaz rinde homenaje a la de N64 y PC de hace 20 años y es bastante diferente de la revisión de Episode I Racer de 2018. Al menos, hasta la parte en la que toca elegir corredor y pista. Y no lo vamos a negar, no solo se agradece su mejora en la resolución de las tipografías, sino que además se juega totalmente en español. ¡Punto y medio para Aspyr! Sin embargo, también evidencia otra de las ausencias de cara a este reencuentro: la falta de novedades.

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Las alternativas de juego de Star Wars: Episode I Racer son un modo Torneo (una especie de campaña ligera desde la que desbloqueamos contenidos), un modo Entrenamiento que vendría a ser el clásico carrera libre, un modo Contrarreloj y, finalmente, el Multijugador a pantalla partida. Los mismos de hace dos décadas.

Si bien el apartado técnico cumple, pero no asombra, lo cierto es que se echan en falta extras que no necesariamente tienen que ser ambiciosos o rebuscados. Un modo museo con material promocional, arte o fichas de los corredores; un sencillo modo fotografía al pausar el juego en carrera o algo tan básico como reproductor multimedia para acceder a las cinemáticas o la B.S.O. del juego.

Y pese a que se agradece el regreso del multijugador a pantalla partida, lo cierto es que la ausencia de opciones online (más allá del Servicio de guardado de datos en la nube en Switch) supone un punto en contra frente a otras alternativas de conducción de fantasía y ciencia ficción.

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Lo cual no quiere decir que no haya nuevas ideas. Al menos, en la versión de Nintendo Switch. El sistema de vibración HD de los Joy Cons se luce con las carreras de vainas e incluso se dan tres alternativas de control, destacando el uso de los sensores de movimiento. Como nota a tener en cuenta, en la revisión de PC de 2018 es posible usar teclado, ratón, joysticks y programar los botones al gusto.

En ese aspecto, el uso de los sensores de los mini-mandos de Switch a la hora de controlar las vainas es un detalle muy simpático, pero no una gran adición: la pérdida de precisión frente al uso de los sticks reduce su atractivo a un perfil de jugador muy concreto. Aunque, siendo justos, al jugar a dos Joy Cons la experiencia por movimientos se hace todavía más intuitiva para los que simplemente deseen echar unas vueltas con Anakin, Sebulba, Gasgano y compañía.

¿Suficientes puntos en contra para lastrar al conjunto? En absoluto. Aspyr nos recuerda que Star Wars: Episode I Racer fue un juegazo en 1999 y deja patente que sus carreras siguen siendo igual de intensas, frenéticas y recomendables veinte años después.

La opinión de VidaExtra

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Star Wars: Episode I Racer, el que posiblemente sea el juego más querido y recordado basado en La Amenaza Fantasma, vuelve a consolas. Y eso ya es motivo de celebración. Todo lo que nos dejó alucinados en su día permanece intacto y en su sitio, aunque también es verdad que un regreso de este calibre merecía un trato algo más excepcional.

Aspyr esquiva la bala mortal de la retrorotura gracias a la propia naturaleza de Episode I Racer y sus sensaciones atemporales: la velocidad a la que todo ocurre en pantalla y su sobresaliente jugabilidad hacen que seamos poco quisquillosos con los detalles visuales. Incluso se puede rebatir más o menos si basta con conservar el aspecto y actualizar la resolución y el ratio de pantalla.

Lo cual no quita que su presentación sea mucho más cuidada y agradecida que la de la versión de PC recientemente relanzada.

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Cuando la nostalgia adquiere un peso especial, es normal echar de menos los extras. Ahora bien, la experiencia de juego se impone a todo lo demás. Star Wars: Episode I Racer sigue funcionando de maravilla tanto en single player como en multijugador a través de vainas y circuitos que nos llaman como cantos de sirena entre partidas a otros juegos una vez nos hemos desbloqueado todos los circuitos y corredores.

Dos décadas después, Star Wars: Episode I Racer sigue siendo esa experiencia de velocidad brutal y emocionante que nos encandiló

Por otro lado, ya te adelantamos que la inclusión de los controles de movimiento no convertirá el renovado Star Wars: Episode I Racer en su contrapunto arcade de SEGA, aunque se agradece el detalle. Sobre todo, a la hora de repartir Joy Cons en su multijugador.

En este aspecto, que no se ofrezcan alternativas de juego online lo pone en desventaja frente a otras propuestas de conducción a velocidades de vértigo ya disponibles. Una ausencia que, por otro lado, nos pone los pies en la tierra al recordarnos que -a fin de cuentas- se trata de un título retro que hoy retiene todo lo que lo hizo especial.

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Así, Star Wars: Episode I Racer sigue siendo un regalo para los fans de Star Wars y una compra obligada para quienes lo disfrutaron en N64, PC o Dreamcast; o solo conocieron la versión de Game Boy o ese Star Wars: Racer Revenge de PS2 que, en honor a la verdad, no ha envejecido tan bien como debería.

Dos décadas después, Star Wars: Episode I Racer sigue siendo esa experiencia de velocidad brutal y emocionante que nos encandiló. Quizás no sea la más completa que puedes encontrar en Switch y PS4, pero irradia carácter propio y cuenta con bazas poderosas como la nostalgia o el respaldo de hacernos vivir con maestría una de las escenas más icónicas de la saga Star Wars.

Una segunda oportunidad para un clásico que, además, nos recuerda que LucasArts no solo hacía grandes aventuras gráficas: también hacía juegazos.

Star Wars Episode I: Racer

Star Wars Episode I: Racer

Plataformas Nintendo Switch y PS4. También disponible en PC
Multijugador
Desarrollador LucasArts / Aspyr
Compañía Aspyr
Lanzamiento 23 de junio de 2020
Precio 14,99 euros

Lo mejor

  • Una jugabilidad sensacional por la que no pasan los años
  • Los diseños de los circuitos son alucinantes
  • La B.S.O. de John Williams intensifica la epicidad de las carreras
  • La versión con mejor aspecto de un clásico atemporal

Lo peor

  • No esperes encontrar extras ni nuevos contenidos
  • Unas mejores texturas le hubieran sentado de maravilla al juego
  • Que no tenga multijugador online

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