Ser el remake de uno de los mejores juegos de 1997 conlleva una responsabilidad enorme. Más de dos décadas esperando por una puesta al día a lo grande de Final Fantasy VII no era tarea sencilla y Square Enix tuvo que tomar varias decisiones polémicas por el camino, en parte por adaptarse a lo que se lleva en la actualidad.
La más evidente tiene que ver con partir su historia en distintos cachos (aún por determinar), pasando de los tres discos de PlayStation a varios juegos de mayor envergadura para profundizar más en su trama, con este primer Final Fantasy VII Remake centrándose sólo en Midgar. Pero, ¿a qué vino tanto revuelo con su final?
Cae de cajón, pero SPOILERS a continuación...
Reescribiendo una historia legendaria de 1997
He de reconocer que el runrún, promovido a su vez por la situación tan complicada que nos está tocando vivir/sufrir, hizo que dejase a un lado mis principios y acabase comprando semanas después este remake para disipar esas dudas. Y también porque resultaba tarea casi imposible aguantar hasta que estuviese el lote completo en PS5 o Xbox Series X sin que me chafasen algo de la nueva historia. Porque sí, se han reescrito cosas importantes. Es más un reboot.
Desde que lo completé al 100% en 1997 rebasando el límite del contador de horas de la partida en PlayStation, no lo había vuelto a jugar, pese a ser uno de mis favoritos de aquella consola... por detrás del IX o de otras sagas como Suikoden, también es cierto. Pero el boom que supuso ese trabajo de Squaresoft no se lo quita nadie y marcó un antes y un después en los JRPG de consolas de 32-bits.
Lógicamente, había olvidado varios detalles de su historia al haber transcurrido tanto tiempo sin jugarlo, pero fui cubriendo esas lagunas a medida que avanzaba por los 18 capítulos en este Final Fantasy VII Remake. Era bastante escéptico al respecto, pero salvando momentos de puro relleno o con mecánicas que no acaban de cuajar bien, Tetsuya Nomura, Naoki Hamaguchi y Motomo Toriyama han sabido ampliar con bastante acierto un tramo de cuatro horas en 40 horazas.
Esto se tradujo en conocer más a fondo a personajes secundarios muy queridos, como Jessie, Biggs o Wedge, entre tantos más, a la vez que me sorprendieron algunos cambios sutiles y otros bastante más palpables, como esa mayor presencia de Sefirot desde el principio, atormentando al pobre de Cloud Strife.
Si nos vamos al tramo final, poco antes del capítulo 18, tenemos el primer duelo contra Jénova Alfa (cuando debería ser en Junon rumbo a Costa del Sol) justo después de presenciar cómo Sefirot no solamente mataba al presidente de Shinra (igual que en el clásico de 1997), sino también al mismísimo Barret Wallace.
Esta escena se producía, además, con la presencia del grupo viendo ambas muertes, lo que reforzaba ese mayor protagonismo del villano por excelencia de Final Fantasy VII, a la par que uno de los más carismáticos por su halo de misterio.
Por suerte, tras derrotar a Jénova Alfa en pleno despacho del presidente de Shinra, Barret acabaría recobrando la vida al disiparse el Eco que tenía en su interior porque "no estaba destinado a morir ahí", como dijo Red XIII. Un mensaje que nos ponía en sobreaviso ante los grandes cambios que iban a llegar poco después...
Capítulo 18, el de la polémica en este remake
Más allá del fastidio que supuso ver cómo se bloqueaban las capturas del botón Share en el capítulo 18 de Final Fantasy VII Remake, al igual que sucedió en otros JRPG, como Persona 5, este último episodio recreó la escena de escapada en vehículos hasta el enfrentamiento de Cloud Strife en moto contra M.O.T.O.R.
Tras esto, nos las prometíamos felices, puesto que en teoría daría pie al grupo largándose, por fin, de Midgar. Pero no. Unas plumas cayendo del cielo nos mostrarían de nuevo a Sefirot, al que le rodearían en seguida los Ecos que tenían completamente rodeado al edificio de Shinra, dejando claro un mensaje:
"El destino brama"
Justo después, la sorpresa: una cinemática con el SOLDADO de primera clase Zack Fair, en plena batalla a las afuerzas de Midgar. ¿Una visión de lo que vendría después? Porque hay que recordar que Zack moría en combate justamente ahí.
Fue un destello, en cualquier caso, puesto que la acción volvería de nuevo al grupo con Cloud, Barret, Tifa, Red XIII y Aeris, siendo precisamente esta última la que "sintió" la presencia del que fuera su antiguo novio y el "culpable" de que lleve un vestido rosa y con lazo. O el mismo SOLDADO que legó su espada al joven Cloud.
Acto seguido, Sefirot abría un portal y retaba a Cloud a que lo cruzase. Todos se preguntaron qué habría al otro lado, hasta que Aeris simplemente dijo "una libertad infinita y aterradora", a sabiendas, tal vez (como Anciana) de que se abría "un nuevo mundo" tras ese portal ajeno al que (como jugadores) conocíamos.
Barret apeló a su carácter con un contundente "no es la primera vez que le planto cara al destino", para dejarnos cristalino que a partir de ahí todo iba a cambiar.
Y así fue, nos enfrentamos al destino en forma de descomunal y gigantesco Presagio. O dicho de otro modo, una amalgama de Ecos, los guardianes del destino que se manifiestan frente a aquellos que se rebelan contra su sino. En base a su análisis, por si quedaban dudas, se nos decía esto: "Su esencia mana de la corriente vital del planeta (Gaia), que lo conecta al origen y fin de todas las cosas, por toda la eternidad". En definitiva, que el duelo era trascendental al 200%.
Su interpretación, una vez superado, se puede tomar de diversas maneras, pero sin duda me quedo con la que simboliza que todo lo que conocíamos del clásico de 1997 cambia por completo a partir de esa escena. De hecho, tras derrotar al Presagio, Aeris está totalmente desconcertada y vemos justo después parte del final del propio Final Fantasy VII original, hasta que llega el extremadamente prematuro, pero esperado, duelo contra Sefirot controlando al inicio a Cloud.
Un combate lleno de épica que acababa con dos mensajes clave tras "derrotarlo". Nos encontrábamos en "El horizonte de la creación" y quedaban "siete segundos antes del fin". Y casi sin tiempo a reaccionar, una cinemática nos mostraba a Rufus sucediendo a su padre, asesinado por Sefirot, para hacerse cargo de Shinra.
¿Qué va a pasar con Final Fantasy VII Remake?
El punto de inflexión y verdadero culpable de la polémica vino justo después, con Zack Fair habiendo sobrevivido al ataque de los soldados de Shinra. Es más, aparecía cargando con Cloud... Pero lo que desencajó la mandíbula a todo el mundo (para bien o para mal) fue ver cómo se cruzaba con Cloud, Aeris y el resto dentro de la otra realidad que acababan de cambiar al derrotar a Presagio.
Esto significa que en una realidad no murió Zack, mientras que en la otra (de 1997), sí... que es justamente en la que se encuentran, paradójicamente, los que se enfrentaron a su destino. Un lío de tres pares de narices que, en lo personal, he agradecido mucho, porque me gusta más el concepto de reboot que de remake.
Al fin y al cabo, quiero que me sorprendan con un producto antiguo que regresa al ruedo, tal y como sucedió con la nueva trilogía de Tomb Raider. Y si es sacudiendo todo lo que vendrá después, como sucedió en el arriesgado final de Far Cry 5, mejor que mejor. Pero será inaguantable la espera hasta saber cómo acaba...
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