El modelo de negocio de Trackmania ha conseguido ensombrecer lo más importante: es un juego arcade divertidísimo

El modelo de negocio de Trackmania ha conseguido ensombrecer lo más importante: es un juego arcade divertidísimo

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Trackmania es todo lo que podría pedirle a un juego de carreras arcade. En él se unen velocidad, derrapes imposibles y una colección de saltos y curvas de vértigo en las que nuestros propios tiempos son el rival a batir. Una idea que vuelve sobre sus pasos cada cierto tiempo con tímidas variaciones pero un mismo espíritu, gritar adrenalina y espectáculo a los cuatro vientos

Ubisoft Nadeo nos devuelve ahora a ese idílico mundo del motor de la mano del remake de Trackmania Nations, un título con la vista puesta en el juego como servicio que lamentablemente ha hecho más ruido por sus planes de negocio que por lo divertido de su propuesta.

La polémica decisión de Trackmania

El elefante en la habitación está en la decisión de lanzar Trackmania como un juego con vida limitada. El precio inicial nos dará acceso a él durante uno o tres años y, tras ese periodo, tocará volver a pasar por caja para adquirirlo de nuevo.

Voces a favor y en contra hay para aburrir, desde los que aseguran que pagar por el juego completo es lo más lógico hasta los que creen que ser un juego de nicho requiere agarrarse a opciones más agresivas.

La situación sobre su precio y acceso, al menos a día de hoy, está así:

  • Starter Access: free-to-play con acceso a campañas rotativas, pistas creadas por usuario, creación de pistas limitada y torneos semanales.
  • Standar Access: 10 euros al año por todo lo anterior más todas las herramientas del editor, competiciones diarias y campañas sin rotación.
  • Club Access: 30 euros al año -o 60 euros cada tres años- por todo lo anterior y acceso a la Open Grand League, nuevas skins, creación y unión a clubes, salas personales y eventos personalizados.
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La prueba a la que nos ha dado acceso Ubisoft estaría más cerca de una versión del Starter Access. Teníamos acceso a una campaña de un puñado de pistas de entrenamiento y podíamos crear circuitos con un editor básico y otro completo, pero no competir online. Una buena forma de ver qué se gana o se pierde con cada opción del juego.

Un juego muy básico, pero no por ello menos divertido

Para aquellos que no conozcan cómo funciona Trackmania, lo cierto es que su sistema es más simple que el mecanismo de un botijo, pero también resulta tremendamente adictivo.

Acelerar, girar y frenar es lo único de lo que debemos preocuparnos, pero es en el diseño de los circuitos de la campaña y los creados por los usuarios donde su potencial explota por completo.

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Aceleraciones que preceden a una cámara lenta antes de llegar a un salto demencial, curvas que se verticalizan hasta convertirse en una inmensa pared que nos lleva hasta la próxima recta, zonas de hielo que parecen más propias de un snowpark que de una pista de carreras…

Una combinación de factores que cuentan con un único objetivo, que domines cada trazada para llegar hasta la meta en el menor tiempo posible y, además de conseguir la mejor medalla, puedas comprobar tus resultados con el resto de usuarios que han pasado por ahí.

Al ser pistas cortas enfocadas a una serie de puntos clave, por ejemplo no llegar a toda velocidad a un salto para no estamparte con la pared que hay varios metros más allá cubriendo la pista, la idea se centra en interiorizar y repetir cada uno de sus tramos para luchar contra el crono, tu propio fantasma o el de otros usuarios.

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Contenido más que suficiente

Sin ser yo muy fan del online o la escena más competitiva de Trackmania, pasar por ahí de vez en cuando me parece más que suficiente, especialmente teniendo en cuenta que también hay acceso al editor de pistas. Pero es precisamente ahí donde la diferencia entre el primer y el segundo tier empieza a cobrar peso.

El editor de pistas básico que presumiblemente estará disponible en la versión free-to-play da para crear grandes circuitos con saltos, power ups, elevaciones y los tres tipos de terreno disponibles: asfalto, tierra y hielo. Sin embargo se quedan fuera todas las cucamonadas que dan para intentar replicar las situaciones más espectaculares y características de Trackmania.

Loops, tramos en vertical e inclinaciones en curvas y rectas quedan relegadas a ese editor avanzado que cede hueco a creaciones mucho más ambiciosas.

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Tras un fin de semana creando pistas con los críos, puedo dar buena cuenta de lo divertido que es crear tus propios circuitos incluso con el editor básico, pero teniendo acceso a la campaña y a pistas más elaboradas acabas echando en falta poder sumar ese nivel de locura que sí cede el editor avanzado.

En cualquier caso creo que el discurso y la cantinela de 60 euros cada tres años le va a hacer más mal que bien a un juego tan bien parido como divertido. No me extraña que los más aficionados a la saga puedan tener quejas sobre el modelo elegido, pero si lo que buscas es pasar un buen rato frente a un juego de conducción arcade, no dudes en darle una oportunidad a su versión gratuita.

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