Not for Broadcast es lo que ocurre cuando mezclas dos juegos tan distintos como Papers, Please y Five Nights at Freddy’s. Y el resultado es una auténtica locura

Not for Broadcast es lo que ocurre cuando mezclas dos juegos tan distintos como Papers, Please y Five Nights at Freddy’s. Y el resultado es una auténtica locura

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Imagina meter en un mismo saco dos experiencias tan opuestas como Papers, Please y Five Nights at Freddy’s. Ahora retuércelo un poco más y añádele una capa de FMV, no al estilo Phantasmagoria sino más cerca de Her Story. Con esa surrealista mezcla entre manos estarás más cerca de entender qué es Not For Broadcast.

Dirigiendo la realización de las noticas, en tus manos no sólo está el hacer subir los índices de audiencia, también controlar qué se emite y después ver cómo todo eso acaba afectando a tu vida personal. Con momentos que van del humor absurdo al drama político, Not for Broadcast no tarda en atraparte por completo.

Un simulador de propaganda política

Con siempre socorrida excusa del giro de los acontecimientos nos plantamos ante una mesa de realización de un noticiario. Estamos en unos hipotéticos años 80 en los que la política y la industria se ha quitado por completo la máscara para convertirse en un deleznable circo.

Partidos que no dudan en tirar del insulto para referirse a los votantes, anuncios casposos y presidentes de compañía ególatras que no dudan en agujerear la tierra de un lado al otro para intentar crear un túnel entre los dos hemisferios.

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Ante nosotros la decisión de poner en sus pantallas una de las dos caras de la moneda para dictarle al público quiénes son los malos de la película. ¿Elegirás la foto de un estado opresor o la de un grupo de radicales vandálicos? ¿Cambiarás de plano cuando un político racista se descubra como un sadomasoquista o seguirás pinchando esa cámara como si la cosa no fuese contigo?

Es uno de esos casos en los que la idea pinta mejor sobre el papel que en directo, y es que Not for Broadcast acaba atándote de manos en exceso y las decisiones nunca están lo suficientemente difuminadas. Quiere ser crítico con el papel que juegas en esa sociedad, pero lo hace sin atisbo de elegancia u opciones que te hagan dudar.

Además, con un acceso anticipado de apenas tres capítulos, los límites de la historia y tus acciones no están del todo claros y es difícil adivinar hasta qué punto todo lo que pones en pantalla afecta de una forma u otra a una trama textual que avanza entre programa y programa. La idea es buena, sin duda, pero es el punto que más deben trabajar de cara a una versión final.

Adictivo e hilarante, pero con mucho por demostrar

Donde no hay dudas es en cómo consigue mantenerte pegado a la pantalla durante toda la retransmisión. Con cuatro cámaras a elegir y un retraso de pocos segundos entre lo grabado y emitido, nuestro papel será mantener enganchada a la audiencia siguiendo unas reglas básicas.

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Enfoca a quienes estén hablando en ese momento, no te mantengas en el mismo plano durante mucho tiempo, haz entrar cartelas y anuncios a tiempo, controla las interferencias de la emisión y censura todas las palabras malsonantes incluyendo pitidos cuando la imagen llegue a los telespectadores.

Es estresante, dinámico y tremendamente divertido, en parte porque el guión se presta a situaciones demenciales y consigue meterte en el papel y disfrutar del montaje cuando lo que estás emitiendo es una actuación musical o una retransmisión deportiva.

El estar saltando de una cámara a otra mientras mantienes el control de la emisión se vuelve hasta adictivo, así que sólo cuando el guión decae o saltas de tu vida como realizador a la privada tienes tiempo para darle un par de vueltas más y ver por dónde flaquea el asunto.

Los componentes de la mesa que no usas en estos primeros capítulos dan buena cuenta de hasta qué punto llegará a aportar variedad en la versión final. Desconozco si ya habrán agotadolos mejores chistes, pero es innegable que la hora y poco que dura este pequeña prueba de Not for Broadcast para Steam me ha dejado con ganas de más.

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