Para los que amamos el género de los SRPG, fue bastante frustrante ver cómo los Fire Emblem de Nintendo no cruzaban el charco hasta Europa. Desde su debut en Famicom en 1990 para el territorio nipón, hubo que esperar hasta 2003 para disfrutar del Fire Emblem: The Blazing Blade de Game Boy Advance en España.
Es por ello que muchos controlamos por primera vez a Marth, el Lord del primer Fire Emblem: Shadow Dragon & the Blade of Light, en el sensacional Super Smash Bros. Melee de GameCube, que es precisamente cómo presentó Nintendo su adaptación a Nintendo Switch hace unas semanas. Y toca analizarlo ahora.
Así fue el primer Fire Emblem de Famicom en 1990
Vaya por delante que no es solamente uno de mis géneros favoritos, sino también una de mis sagas favoritas, de ahí que haya sido tan fuerte la retro-rotura al experimentar por primera vez cómo era este Fire Emblem: Shadow Dragon & the Blade of Light de 1990, que ha llegado a la consola híbrida con leves retoques en su interfaz, respetando al máximo la esencia del original, lo que choca hoy en día.
¿A qué se debe esa retro-rotura tan fuerte? A que esta primera entrega de la saga adolece de un montón de funciones que son estándar, como por ejemplo, ver hasta dónde se puede mover el enemigo o qué porcentaje de acierto y daño vamos a tener con un ataque. Todo hay que calcularlo mirando las estadísticas de cada personaje (del nuestro y del rival) o contando las casillas del mapa, hasta dar con un resultado aproximado. Y claro, esto repercute ostensiblemente en el ritmo.
Fire Emblem: Shadow Dragon, el remake de Nintendo DS, no tuvo este problema, claro está, pero aquel título de 1990 fue demasiado duro si no teníamos una mínima noción de los SRPG, de ahí que su acogida en Japón tampoco fuese muy buena por aquel entonces. Hay que valorarlo por lo que supuso después, no en vano la saga se ha convertido en uno de los grandes exponentes del rol táctico.
La fórmula apenas ha variado desde los 90, lo que dice mucho del acierto que tuvo Intelligent Systems con el triángulo de armas, como si del piedra, papel o tijera se tratase, donde la espada saca tajada del hacha, ésta respecto a la lanza y con esta última arma venciendo a la primera. El problema es que aquí, tal y como sucedió con Fire Emblem: Echoes - Shadows of Valentia en 3DS, remake de la secuela de 1992, no hay triángulo de armas. Aunque siga siendo un juego con un componente táctico muy marcado gracias a la importancia de las clases, con el caballero siendo más pesado y lento, o los jinetes y áurigas con mayor movilidad, teniendo que vigilar a estos últimos seres alados si hay arqueros rondando.
Lo bueno es que llega por primera vez en inglés (al ser exclusivo de Japón para la Famicom, nunca gozó de una traducción oficial por parte de Nintendo), por lo que ahora podemos entender mejor la historia del lord Marth y los suyos, salvo que hayamos jugado al citado remake de DS en 2008, mucho más rico en su trama.
Un clásico que llega con muy pocas ventajas
Se podría decir que es un Fire Emblem muy crudo, con una jugabilidad que estaba por explotar por aquel entonces. Es más técnico, debido a esa interfaz poco amigable, teniendo que estudiar el terreno y todos sus personajes con ahínco para tener la certeza de que el combate va a ir bien, y eso que al final siempre hay un componente de suerte, pudiendo fallar un golpe aunque el enemigo esté en hierba, reduciendo el porcentaje de impacto en tan solo un 5%. Lo normal en un XCOM.
Divierte, sí, pero requiere de mucha paciencia y está muy lejos del nivel de entregas posteriores, donde se perfeccionaron los combates y las relaciones entre sus personajes. Aquí, al menos, podemos reclutar a más gente, tanto por medio de visitar algunas casas como a la hora de entablar conversación con algún enemigo.
La pena es que, al ser un juego originario de Famicom, a nivel gráfico va muy justito y los rostros de los personajes importantes tan solo los veremos al entrar a sus perfiles, un proceso que no resulta tan inmediato. Porque es un juego lento hasta para moverse o navegar por los menús para moverse o atacar. Y no hay que olvidar que aquí las armas tienen un uso limitado... Al menos hay una sección del menú principal desde el que podemos ver un listado con todos los personajes y después ver uno a uno qué tienen equipado, pero va muy parco en opciones.
¿Y qué aporta de nuevo en Nintendo Switch? Básicamente, la posibilidad de crear un punto de guardado rápido, o contar a mayores con una opción para retroceder al turno anterior. Hay dos funciones extra, pero no salen muy bien paradas: en una la pantalla se estira y en otra hacemos que el juego vaya el doble de rápido... afectando también a la música, lo que resulta bastante molesto por el "sonidito".
Era un juego idóneo para regalar con Nintendo Switch Online, no venderlo suelto y por tiempo limitado, en definitiva, por mucho valor histórico que tenga por ser el origen de una leyenda de los SRPG. Al fin y al cabo, es un juego de hace 30 años que no goza de mecánicas y funciones básicas hoy en día para el género.
¿Ha aguantado bien el paso del tiempo?
Como solemos hacer al final de los retroanálisis con esta pregunta, en este caso la respuesta sería un no rotundo. Nintendo no ha estado muy afortunada con este homenaje por el 30 aniversario de Fire Emblem, ni por el resultado ni por las formas, aunque no se pueda negar el valor histórico que tiene Fire Emblem: Shadow Dragon & the Blade of Light. Sin él no habría Fire Emblem Awakening, ni Fire Emblem Fates, ni Fire Emblem: Three Houses... Cómo ha cambiado el cuento.
Fire Emblem
Plataformas | Nintendo Switch |
---|---|
Multijugador | No |
Desarrollador | Intelligent Systems |
Compañía | Nintendo |
Lanzamiento | 4 de diciembre de 2020 |
Precio | 5,99 euros |
Lo mejor
- Jugar al primer Fire Emblem de la historia
- Localizado al inglés de modo oficial
Lo peor
- A nivel jugable (hoy) resulta muy limitado
- Las novedades de su interfaz son escuetas
- Como homenaje por el 30 aniversario es pobre
- Desaparecerá el 31 de marzo de 2021