Detrás de la creación de cada videojuego, grande o pequeño, hay una historia que merece ser contada. O, al menos, no ser olvidada. Por desgracia, la de Fallout 76 no es una historia alegre. Para varios desarrolladores, la creación del mayor y más ambicioso apocalipsis de Bethesda fue una perdida de tiempo. Para otros, según han relatado al medio Kotaku, un verdadero infierno.
El juego de Bethesda llegó a las estanterías colmado de problemas que iban desde los bugs más absurdos a sus cuestionables contenidos de post-lanzamiento, pasando por unos incentivos de las ediciones de coleccionista muy diferentes a los prometidos. Y su sistema de reemplazo fue un despropósito. Sin embargo, la peor parte no la vivieron los fans y los jugadores, sino aquellos que se enfrentaron al desafío de crear el juego.
Porque, quizás, se podría llegar a pensar que Bethesda sacó el juego del horno antes de tiempo, pero la otra realidad es que hubo sesiones maratonianas de trabajo. Una situación que propició situaciones incomodas y tristes recuerdos, según han relatado los entrevistados.
Recuerdo ver a uno de mis compañeros de trabajo ponerse de pie, mirar a la persona que estaba a cargo ese día y gritar al otro lado de la habitación: “¿Por qué estamos aquí? Hemos sacrificado todo este día por esto. Esta versión del juego no es la versión que necesitamos. Esto es inútil. Esto es una pérdida de nuestro tiempo. ¿Por qué estamos aquí?
El motivo de estas declaraciones, según Kotaku, estaba fundamentado: se trata de un trabajador del departamento de testeo y corrección de errores al que se le obligó a ir a trabajar durante un fin de semana porque la última versión del juego necesitaba una solución de urgencia. ¿El problema? El equipo de desarrollo no había implementado la corrección previa, con lo que cualquier trabajo realizado en la versión no corregida no servirá de nada.
Fallout 76 un juego que "devoraba a sus propios desarrolladores"
¿Un caso aislado? La opinión de los antiguos trabajadores que se refirieron al juego es bastante ilustrativa: nadie quería trabajar en Fallout 76. Es más, según se ha relatado La cantidad de personas que dimitirán de Bethesda tras tomar parte en el proyecto fue bastante alta. Más que una oportunidad de expandir la saga, se ha descrito como un juego que devoraba a sus propios desarrolladores.
Nadie quería estar en ese proyecto porque se comía a la gente. Destruyó a la gente
A partir de aquí toca hablar de cifras concretas: continuando con el ejemplo anterior, los encargados de testar el juego durante los meses previos al lanzamiento afirmaron trabajar 10 horas al día durante seis días a la semana. Algunos cobraban por horas por un salario por debajo de lo que consideraban apropiado, mientras que los empleados fijos recibían un poco más. Los fines de semana intensivos, según declararon, ganaban 200 dólares adicionales y toda la pizza que quisieram. Mientras tanto, los planes y fechas de salida Fallout 76 continuaban siendo optimistas.
¿Merecía la pena todo ese esfuerzo y sacrificio? Más allá de la sensación de alivio tras desentenderse de Fallout 76, y según declaraciones de estos empleados, ningún incentivo financiero podrá borrar el agotamiento físico y mental que experimentaron.
Tenemos horas extras, pero ni todo el dinero del mundo nos importa en ese momento... Cuando trabajábamos los fines de semana, nos compraban pizza... Al cabo de cierto punto lo vimos de otro modo y, sí, están dando algo gratis, pero no vale la pena. Y lo mismo, más o menos, se puede decir del dinero de las horas extras. Es como, sí, es más dinero. ¿Pero a qué precio?
A partir de aquí toca abordar el siguiente punto de vista: hasta qué punto Bethesda era consciente de la situación. Dos trabajadores indicaron a Kotaku que se trató de informar a Rob Gray, el director de control de calidad de ZeniMax, quien negó que la crisis estuviera ocurriendo en su departamento o simplemente lanzó balones fuera. Mientras tanto, otros entrevistados afirmaron que desde la compañía se les controlaba el tiempo de descanso o de uso del baño.
A veces, a través de compañeros que sencillamente estaban incentivados por la posibilidad de una promoción interna.
Bethesda tras el apocalipsis de Fallout 76
El lanzamiento del juego no alivió al equipo de desarrollo: la lluvia de bugs y errores encontrados por los jugadores derivó en nuevos problemas que debían ser resueltos a contrarreloj. Lejos de ver el final del camino, la situación se recrudeció mientras la imagen del proyecto quedaba cada vez más dañada de cara al gran público.
Según los trabajadores consultados, la solución, por parte de Bethesda fue trasladar personal de todo ZeniMax al proyecto, lo cual acabó afectando de manera directa los respectivos juegos de cada estudio incluyendo entre los títulos citados Redfall de Arkane Studios y el propio Starfield. Dos buques insignia de la casa que fueron recientemente retrasados a 2023. Llegados a este punto se ha dejado caer que ningún desarrollador que llegó de refuerzo quería trabajar en Fallout 76.
Tras una racha realmente excepcional en géneros como el RPG o los Shooters en primera persona, Fallout 76 fue un sonado tropezón para Bethesda. Los inicios de The Elder Scrolls Online no fueron fáciles, desde luego, pero si bien su lanzamiento tuvo margen de mejora que merece ser estudiado aparte, lo relatado por sus desarrolladores ilustra la cara más amarga de la mayor industria del entretenimiento del mundo.
Fallout 76 continúa creciendo en contenidos. Su hoja de ruta para 2022 ha sido revelada y contamos con que seguirá expandiéndose en los años venideros. Esperemos que el inicio de esta nueva etapa, ya integrados de pleno en Microsoft y Xbox Game Studios, se traduzca en algo más que grandes juegos: unas mejores oportunidades para quienes les dan vida.
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