Tras años chocando contra un muro, Call of Duty por fin ha entendido lo que significa ser un buen juego como servicio

Tras años chocando contra un muro, Call of Duty por fin ha entendido lo que significa ser un buen juego como servicio

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Cold War

Durante años ha sido uno de los máximos exponentes del concepto, pero que Call of Duty sirviese como ejemplo para hablar del juego como servicio no necesariamente implicaba que fuese bueno en ello. De hecho, no ha sido hasta la llegada de Modern Warfare y Warzone que ha empezado a entender sus bondades.

Con Call of Duty Black Ops Cold War, en cambio, Activision abre los brazos de par en par para abrazar el modelo de negocio de la mejor forma posible, poniendo al usuario como el centro de todo y al contenido gratuito, global y constante como el cebo perfecto.

Una pasión marcada por los altibajos

Llevo jugando al multijugador de Call of Duty de forma regular desde que el primer CoD: Modern Warfare me invitase a cambiar una tele de tubo por una plana para jugar en condiciones. Ha habido épocas de mayor o menor intensidad, pero desde el lanzamiento de Ghosts y con tímidas excepciones, lo de volver al juego superadas las primeras semanas ha sido algo bastante anecdótico.

Para alguien que entró en la vorágine completa de su fiebre online, desde ver vídeos en YouTube hasta pegarme vicios con amigos hasta altas horas de la madrugada, la idea de adquirir packs de mapas o pases de temporada con contenido adicional dejó de tener sentido tras Black Ops 2 (aquellos zombis siguen sin haber sido superados).

Desde entonces las ganas de volver a esa época han sido irrefrenables. Como siempre dice un buen amigo mío, el mejor juego que has jugado es el que tienes en tu memoria, no el real, así que la búsqueda de revivir esa experiencia ha sido completamente inútil.

Frente a los guiños a Titanfall y una cuestionable evolución de la franquicia, mi vista se iba al Call of Duty Online de China y sus mapas clásicos. Una ilusión que posteriormente recogería, aunque de forma más incómoda, un Call of Duty Mobile que desde entonces se ha encargado de demostrar el potencial de la idea.

Entendiendo, por fin, a su público

Y con ese panorama llegamos a Modern Warfare, con el que antaño era fan acérrimo mirando por el rabillo del ojo y poniendo la tirita antes de la herida. Y en cierto sentido, tras un notable tropiezo, lo de copiar las modas de otros finalmente surte efecto.

Call of Duty abraza el género Battle Royale en un nuevo intento que, esta vez sí, acaba funcionando a las mil maravillas y, con ello, también todo lo que conlleva realmente el éxito de un juego como servicio. La monetización por otras vías y la actualización constante se convierten en una seña de identidad de la entrega que, con la llegada de Black Ops Cold War, crece aún más.

Lo que antes eran pases de batalla y packs de mapas con contadas novedades, ahora son grandes fiestas que revolucionan el juego y todos sus modos, desde el citado Warzone al que tanto le debemos los fans del multijugador clásico hasta el modo Zombies que este fin de semana celebra un periodo gratuito.

Blackops2

Lo que Fortnite consiguió hacer despegar con guiños a la cultura popular y el fandom, Call of Duty lo está impulsando a base de nostalgia. El truco más fácil de toda la chistera, pero el que a base de retornos emblemáticos sumándose a jugosas novedades llevábamos una eternidad pidiendo. Hoy, por fin, vuelve a ser una época a celebrar.

Guías de Call of Duty

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