Obtén la mejor protección en Elden Ring para olvidarte del daño: cómo conseguir el escudo de los dactilogramas sin morir en el intento

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En cualquier juego tipo Dark Souls hay dos tipos de jugadores: los que llevan escudo y los que no. Si perteneces al primer grupo, puedes ser de los que usan el escudo para realizar parries o simplemente para minimizar el daño del enemigo manteniendo pulsado el botón de cubrirte con el escudo. Pero aquí suele haber resquicios que aprovecha el rival para consumir nuestra resistencia... o la vida.

Yo soy de los que usan escudo en Elden Ring, por ejemplo. Y no solamente para minimizar el daño en ciertas situaciones, sino para realizar el segundo tipo de contra-ataque cuando el enemigo te golpea. A lo largo de mis casi 150 horas de juego, he probado un montón de escudos, como el "escudo mural" para curarme de modo progresivo. Pero si hablamos de protección total, el escudo de los dactilogramas no tiene rival. Aunque conseguirlo no será nada sencillo, ojo...

El Abismo de los Desamparados oculto en Leyndell

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Leyndell es fascinante. Y mucho más grande de lo que aparenta a simple vista. De hecho, en su parte inferior se encuentra el subsuelo de los marginados, accesible por medio de dos pozos situados en la zona central, dependiendo de cuánto hayas avanzado en la historia. Sí, aunque te hayas cargado al último jefe de Farum Azula podrás seguir accediendo sin restricciones a las alcantarillas ocultas de Leyndell.

El nexo en común es la Gracia del "Camino subterráneo", así que poco importa si te has topado con la sorpresa de Maliketh... Tan solo hay un problema: esta región no cuenta con mapa y para colmo es bastante laberíntica en ciertas secciones, por lo que ayudará si has jugado a los Dark Souls para orientarte mientras vas desbloqueando todos sus atajos hasta la Gracia "Catacumbas de Leyndell".

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Tu primer objetivo es desbloquear la puerta situada enfrente de la Gracia del Camino subterráneo. Y para ello deberás un rodeo importante por el interior de un sinfín de tuberías repletas de ratas, las criaturas de ojos saltones que te provocan muerte instantánea y otros "amigos" para ponértelo difícil. Así que paciencia.

De entrada, el acceso lo tienes a mano izquierda según sales de la Gracia. Vete hasta el fondo y déjate caer por el hueco que da a las tuberías. Tienes que dar con una salida donde se divisan unas escaleras al final y un enemigo pesado. Tras superar esa zona verás más adelante una sección circular con unas escaleras que bajan. En vez de optar por ese camino, tírate por el lateral de la izquierda y baja.

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Esta otra sección también lleva a otra serie de tuberías con un diseño de lo más laberíntico, pero suele haber caminos cerrados para que vayas descartando rutas. Tu objetivo aquí es activar el ascensor que se ve al fondo del gigantesco pozo.

El lío que puedes tener para llegar hasta ahí es perderte por estas otras tuberías y diversas salas, porque habrá algunas que conectan con zonas que has visitado previamente, pero a diferente altura. Sabrá que has dado con la sala del ascensor al ver a un montón de Tarros que te realizarán una emboscada, así que cuidado.

Paso obligatorio: derrotar a Mohg, el Augurio

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Tras bajar por el ascensor y activar la Gracia del Abismo de los Desamparados, verás al fondo una sala donde te enfrentarás a Mohg, el Augurio. Un jefe bastante agresivo por las hemorragias que nos aplicará con diversos ataques, pero ni mucho menos tan exigente y duro como el del final del palacio de Mohgwyn...

Es recomendable invocar al cooperador Zampaheces, cuyo espectro habrás visto en la Mesa de la Gracia perdida y al que puedes liberar precisamente en la zona de las cloacas, poco antes de dar con el ascensor. Con su ayuda y la invocación de alguna ceniza, Mohg se puede derrotar sin demasiados problemas si vigilas sus ataques y no te precipitas, con la tranquilidad que da saber que con él no necesitarás la lágrima de cristal purificadora para liberarte de la maldición del Señor de la Sangre. Porque este Mohg no es exactamente el mismo de Mohgwyn.

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Coge el talismán Favor del Árbol Áureo +1 del cofre situado al fondo, que te vendrá de perlas al aumentar tus puntos de salud, resistencia y carga de equipamiento máximos, y golpea la pared del fondo o simplemente rueda sobre ella. Porque detrás del cofre se encuentra un muro invisible que da acceso a una zona oculta de las catacumbas y zona de paso imprescindible para alcanzar la Cámara de la llama frenética donde se desbloquea el final malo del juego.

Pero esto último no nos interesa, sino el preciado escudo...

Obtén el escudo de los dactilogramas... sin caerte

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Llegamos a la zona desesperante. Como puedes observar al adentrarte en la parte trasera de la Catedral de los Desamparados, estas catacumbas están repletas de cadáveres... con algunos enemigos que están tocando una melodía plácidamente sin mostrarse agresivos. Y en medio, un precipicio por el que deberás bajar, vaya.

La primera sección es sencilla, al bajar por los tres tablones vigilando cada caída. La cosa se complica ostensiblemente a partir de ahí, al tener que controlar cada salto para caer en las lápidas que sobresalen. El truco es tomar como referencia el tercer tablón y desde ahí gira a mano izquierda y tírate por ahí a la primera lápida. Después rueda hacia la del medio y así hasta alcanzar el frenesí ineludible.

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Ese objeto resaltado es la pista que nos dicta dónde debemos parar, puesto que en este piso tendremos a mano derecha, al fondo, el ansiado escudo de los dactilogramas, el mejor de Elden Ring. Aunque para sacarle todo su jugo (como cualquier escudo) necesitarás mejorarlo y equiparte adecuadamente, claro.

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Pero basta una comparativa para mostrar su enorme diferencia respecto al resto de escudos: su casi perfecta estabilidad. Este valor indica el grado de resistencia que se anulará cuando te protejas con el escudo. O dicho de otro modo, cuanto mayor sea el valor, menos será la resistencia consumida al protegerse. Pero es que también cuenta con los valores más altos en protección contra daños físicos, aparte de los que vengan de magia, fuego, rayo o sagrado. Es una bestialidad.

Para que no tengas dudas con todo el proceso, al ser bastante confusa la parte de las catacumbas de Leyndell, te dejamos este vídeo de Caspahz que lo resume a la perfección, especialmente en lo relativo a los saltos mortíferos de la parte final.

Cómo ser totalmente imparable y atacar sin miedo

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Habiendo usado piedra de forja para llevar el escudo al máximo y ganar esos 9 puntos extra en estabilidad, aún te quedan unos últimos pasos para convertirte en el tanque perfecto con la posibilidad de cubrirte y atacar a la vez sin recibir daño.

Para empezar, equípate con algún talismán que aumente drásticamente la negación de cualquier tipo de daño, como el talismán de escudo grande con blasón de dragón en el caso de los físicos o el talismán con dragón perlado +2 para los que no sean físicos. Y si se trata de magia, fuego o rayo, ahí entran respectivamente los talismanes con dragón hechicero, dragón ígneo o dragón fulgurante, que habrás conseguido con total seguridad llegados a este punto.

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De todos ellos, el único talismán que se te puede haber pasado por alto es el citado talismán de escudo grande con blasón de dragón, al ser uno de los legendarios que se consiguen al final. En concreto, desde la Gracia "Desaguadero" de la zona secreta del Árbol Hierático de Miquella. Vete por las ramas a mano izquierda hasta dar con la parte superior de la iglesia. Déjate caer por uno de los huecos y coge el escudo custodiado por multitud de enemigos. Ten cuidado.

El otro talismán con el que maximizas el poder de cualquier escudo y que no debe faltar en tu equipo se llama "talismán con escudo grande" y se obtiene a las puertas de Leyndell, por la meseta Altus. Partiendo de la Gracia "Colina frente al Árbol Áureo", una de las primeras que puedes activar en dicha zona, baja hasta el campamento enemigo y recoge este talismán de la caravana de la derecha.

¿Y sabías que puedes atacar y cubrirte a la vez? Es una de las peculiaridades que se suelen pasar por alto de los escudos, en parte porque esto se reserva para cualquier tipo de lanza. Así que equípate con alguna poderosa, como la lanza de guerra de Vyke (con acumulación de locura y daño por fuego) o el candelabro de inquisidor (con acumulación de hemorragia y daño por fuego), y ataca sin dejar de protegerte con el escudo de los dactilogramas. Haz daño sin recibir daño, vamos.

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