Valga la redundancia: el Pixel Art es una expresión artística. Una forma de arte digital que siempre se ha asociado a los videojuegos. Y ejecutada con maestría, sus resultados son arrebatadores.
Durante años, los creativos y artistas se acomodaron -como pudieron- a las limitaciones visuales de los videojuegos para dar forma a sus mundos. Experimentando con el hardware y software hasta que los sprites pixelados irradiasen vida.
Aquella práctica que se consolidó en las recreativas y durante la época de los sistemas de 16 y 32 bits. Pero eso no significa que entonces se tocase techo. Décadas después, y pese a habernos acostumbrado a los modelos tridimensionales, los acabados hiperrealistas y la ultra alta resolución; el Pixel Art sigue muy presente en los juegos actuales.
Consolidándose y, a la vez, siendo una extensión de la propia experiencia de juego. Ofreciendo al jugador a través de sencillos píxeles ensamblados con maestría una ambientación, una identidad visual e incluso sensaciones únicas.
Porque cuando el Pixel Art se crea con el talento suficiente, es capaz de cautivar con la misma fuerza que un esperado superventas o una gran producción. Y, para muestra, la carta de presentación del muy esperado The Last Night.
En VidaExtra no es ningún secreto que nos fascina el Pixel Art. Lo hemos dicho en numerosas ocasiones, y lo seguiremos diciendo en las venideras generaciones de consola. Por ello, te hemos elaborado un recopilatorio muy especial. Una verdadera selección gourmet para tu vista.
Te hemos reunido en un mismo sitio nada menos que 31 joyas en clave Pixel Art. Juegos clásicos, muy actuales y alguna que otra mirada al futuro.
Más de tres decenas de títulos que demuestran que no se necesita ofrecer una altísima resolución o unas texturas de vanguardia para alcanzar un apartado artístico con extra de carácter. A veces, alcanzando resultados alucinantes.
Backbone
La casualidad quiere que, al arrancar de manera alfabética, nuestro repaso de comienzo con una mirada hacia el futuro: Backbone es una distopía que entremezcla elementos de cine negro, el encanto de las aventuras gráficas clásicas y antropomorfismo. Saldrá en 2021 pero su demo ya está disponible.
Blasphemous
El mimo que The Game Kitchen ha puesto a la hora de deconstruir y reensamblar los simbolismos de la Semana Santa andaluza en Blasphemous es para quitarse el sombrero. Una ambientación de diez, con espíritu religioso y corazón de metroidvania
Castlevania: Symphony of the Night
Elegir un título que represente el soberbio acabado artístico de la saga Castlevania es una cuestión muy delicada. Eso sí, el salto de calidad que se dio en Symphony of the Night nos dejó alucinados en PSX, y nos sigue maravillando a día de hoy.
Cadence of Hyrule
La fusión de universos de Crypt of the NecroDancer y The Legend of Zelda no solo es divertido y alocado, también es una maravilla visual que retiene lo mejor del título Brace Yourself Games y el encanto visual de los Zeldas clásicos.
Chasm
El característico estilo visual de la legendaria Game Boy Advance sigue vivo a través de nuevas aventuras, metroidvanias y JRPGs de corte clásico que nos siguen llegando en la actualidad; y Chasm hereda un poquito de todo ello y lo lleva a su terreno,
Children of Morta
El talento y mimo que Dead Mage le ha dado a este action RPG con toques de rogue-lite es muy excepcional: la calidad artesanal con la que se han creado los personajes y escenarios de Children of Morta son solo un adelanto de las capas de profundidad que ofrece el propio juego.
Dead Cells
Dead Cells es una maravilla pixelada. Una que te invita a jugar -y rejugar- durante horas sin que consigas acostumbrarte del todo a las soberbias animaciones y el impecable acabado de su protagonista, así como de los enemigos y sus mazmorras generadas de manera aleatoria. Un imprescindible.
Death's Gambit
Los juegos en los que White Rabbit se fijó a la hora de dar forma a Death's Gambit saltan a la vista: Dark Souls y Shadow of the Colossus encuentran su punto intermedio y se pasan a las 2D en una oscura gesta de scroll lateral cuya presentación no pasa desapercibida.
Eastward
El apartado artístico de Eastward es sencillamente impecable. Pixpil nos propone una aventura distópica en la que cada personaje y pedacito de juego ha sido creado con un cuidado realmente excepcional. Fusionando a en clave de Pixel Art el aspecto de los RPGs clásicos y la animación Made in Japan.
Fez
Fez es cualquier cosa menos un plataformas genérico: es una genialidad que, desafortunadamente, se quedó sin secuela. Ahora bien, su calado artístico y jugable sigue muy presente entre los desarrolladores indie.
Golden Sun
De la saga Golden Sun nos gusta todo salvo una cosa: lo que está tardando en regresar. Si bien los JRPGs habían alcanzado una calidad visual excepcional en los 90, tras la llegada del nuevo milenio Nintendo demostró que todavía podíamos esperar grandes alegrías dentro del género. ¡Incluso en portátiles!
Hyper Light Drifter
El apartado artístico de Hyper Light Drifter es impecable. Alex Preston, combinó las experiencias de The Legend of Zelda: A Link to the Past y Diablo. Grandes referentes a los que consiguió hacer merecida justicia mientras nos conquistó en lo visual, lo jugable y lo sonoro.
Katana Zero
Juegos de samuráis hay una barbaridad. Tan intensos y frenéticos como Katana Zero no demasiados. Una verdadera joya en la que la acción clásica y su apartado visual van de la mano.
The Legend of Zelda: The Minish Cap
La saga de The Legend of Zelda es una de las inspiraciones más frecuentes para los artistas y creativos. Y eso hace que elegir un único título sea una faena.
Si bien A Link to the Past es el más influyente de todas las entregas en 2D, tampoco está de más recordar la soberbia presentación de un no tan recordado The Minish Cap.
Maldita Castilla
Locomalito es un maestro del Pixel Art, y su homenaje a la edad dorada de las recreativas no podía faltar: Maldita Castilla retiene lo mejor de los arcades y la incuestionable belleza de los acabados artesanales.
Metal Slug X
La saga Metal Slug es una de las mejores exponentes del Pixel Art. Y no es para menos: el nivel de detalle que SNK puso en cada animación, fondo y máquina sigue siendo impresionante a día de hoy. Un referente atemporal.
Momodora: Reverie Under the Moonlight
Reverie Under the Moonlight es la cuarta entrega de la serie Momodora, y también el máximo salto de calidad de la serie iniciada en 2010: los brasileños de Bombservice alcanza su madurez jugable y visual con un metroidvania redondo en cada uno de sus apartados.
Moonlighter
No nos cansamos de recomendar joyas pixeladas Made in Spain cuando son del calibre de Moonlighter. De hecho, te adelantamos que no será la última que verás en este listado. Eso sí, los acabados, animaciones y detalles de Digital Sun son boccato di cardinale.
Octopath Traveller
Octopath Traveller es mucho más que un homenaje a los JRPGs clásicos de Squaresoft y Enix: es una joya cuyo apartado visual pixelado (el cual hace un uso espectacular del motor Unreal) está al servicio total de la experiencia de juego. Un imprescindible de Switch y PC.
Owlboy
En D-Pad Studio se tomaron su tiempo para dar forma a Owlboy, pero lo logrado en su resultado final salta a la vista: personajes y niveles artesanales elaborados con un gusto exquisito sirven como uno de los máximos reclamos a esta verdadera maravilla visual.
Prince of Persia
Si bien hay muchos clásicos que se nos quedan en el tintero, hay uno que merece una mención muy especial: Prince of Persia es una maravilla en cuestión de animaciones y el secreto de su éxtito está en el proceso de rotoscopiado que se hizo para la ocasión.
River City Girls
La saga Kunio-kun tuvo un sorprendente regreso con River City Girls: Wayforward recuperó lo mejor de los clásicos beat'em ups y le añadió un nuevo toque visual sin prescindir del encanto de los píxeles. El resultado: pura dinamita.
Shovel Knight
La gesta del intrépido Shovel Knight no podía pasar en nuestro repaso: el homenaje definitivo a la era de los 8 bits brilla con luz propia y, a su vez, sabe lucirse en lo visual sin renunciar a la estética retro. El mejor juego independiente de 2014 según nuestros lectores, por cierto.
Sonic Mania Plus
Sonic Mania Plus es una carta de amor a la trilogía de Megadrive y también a su aclamada identidad jugable y visual. Y no solo eso: las animaciones, los jefazos, los escenarios y los detalles escondidos son puro arte pixelado.
Superbrothers: Sword & Sworcery
Superbrothers: Sword & Sworcery es arte en movimiento. Cada píxel es una pieza del exquisito puzle que el equipo de Superbrothers ensamblan sobre la marcha para crear cada imagen del propio juego, logrando acabados fascinantes en cada tramo de la aventura.
Stardew Valley
Si bien la terriblemente adictiva propuesta de juego de Stardew Valley acaba imperando sobre todo lo demás, no podemos obviar su acertadísima presentación: además de ser un homenaje a los juegos de 16 bits, cada sprite y píxel han sido creados con un mimo extraordinario.
Street Fighter III: 3rd Strike
Juegos de lucha con espectaculares animaciones hay muchos, pero el nivel de maestría que Capcom alcanzó con Street Fighter III es muy difícil de igualar. Ver a Ken, Chun Li o Hugo en movimiento en 3rd Strike no solo no estaba a años de cualquier otro 1 contra 1, era quedarse embobado ante la recreativa.
Thimbleweed Park
No te dejes engañar por el cabezudo aspecto de los personajes de Thimbleweed Park: su diseño es un rendido homenaje a los clásicos de LucasArts. La nueva travesura de Ron Gilbert destila toda la ambición visual y argumental de la edad de oro de las aventuras gráficas.
Valfaris
Cerramos con una auténtica salvajada: Valfaris es Heavy Metal en clave de Pixel Art. Una verdadera oda a la destrucción en scroll lateral con armas devastadoras, jefazos brutales y escenarios colmados de detalles.
Bola Extra: Narita Boy
Además de los 30 juegos anteriores, hemos querido reservar una plaza extra para un título que nos cautivó con su carta presentación: Narita Boy. Desarrollado por Studio Koba, se nos ofrece el guiño definitivo a los 80's en clave de Pixel Art. Y pese a que se prometió sobre cemento que llegaría en 2019, su web nos aplaza a este mismo año.
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