13 sagas de culto en los videojuegos que se atrevieron a reinventarse

13 sagas de culto en los videojuegos que se atrevieron a reinventarse

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Cuando una saga de videojuegos es considerada de culto, evolucionar valientemente no es opcional. Reconstruirse a través de una secuela o un nueva entrega manteniendo la esencia original es un desafío, y hacerlo mal puede salir carísimo. Sobre todo, en sagas como The Legend of Zelda, God of War o Dragon Quest, capaces de movilizar a millones de fans. Hay casos aparte, como Pokémon, pero Pikachu siempre ha sido la excepción que confirma la regla.

Nos referimos a las entregas principales, claro. Gracias a los spin-offs es posible ver a nuestros héroes del videojuego haciendo un cambio de registro brutal. Halo Wars ofrece un enfoque completamente nuevo a la saga del Jefe Maestro a través del género de la estrategia, mientras que Mario Kart o Mario RPG expanden el legado de la superestrella de Nintendo hacia nuevos horizontes. Por no mencionar el alucinante abanico jugable que nos ha dado Kingdom Hearts.

A veces, basta introducir un nuevo elemento a la fórmula clásica que lo revoluciona todo, como Tetris 99 o Tetris Effect, mientras que en otras ocasiones hemos visto un cambio de registro total, como Persona 4 Arena el juego de lucha basado en la saga secundaria de Shin Megami Tensei. Pero, claro, hacer estos experimentos con las sagas principales es mucho más delicado.

Cuando The Legend of Zelda: The Wind Waker fue presentado se generaron opiniones muy divididas. Fundamentalmente, por el aspecto y la tónica del juego. El tiempo le dio la razón a Nintendo, pero el impacto generado ejemplo sigue sirviendo de ejemplo: la mayor preocupación era que Link se quedase así para siempre.

Hay experimentos que salen mal, y otros muy, pero que muy bien. Tanto, como para revalidar valientemente el valor de una gran saga de videojuegos.    A veces, lo suficiente como para que esos cambios no solo queden patentes en las posteriores entregas, sino que se extiendan a otras sagas e incluso sean el germen de otras nuevas.

En VidaExtra te hemos elaborado una selección con más de una docena de sagas de culto que se atrevieron a reinventar su fórmula original en secuelas directas y triunfaron en el intento. Desde Metroid Prime hasta la nueva trilogía de Tomb Raider, pasando por las que posiblemente sean muchas de tus obsesiones favoritas.

Metroid Prime

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Super Metroid causó un impacto tan mayúsculo que la propia Nintendo no supo cómo llevar la saga un paso más allá. Aquello provocó que la N64 se quedase sin una aventura propia de Samus Aran, pero su regreso no solo era inevitable, sino que se realizó ante un doble lanzamiento: Metroid Fusion daba continuidad a la saga en Game Boy Advance siguiendo la estela clásica y Metroid Prime, para Game Cube, llevaba la aventura a una nueva dimensión. Literalmente.

Desarrollado por Retro Studios y completamente integrado dentro del canon de la saga, aunque abriendo su propio arco argumental, Metroid Prime nos invitó a redescubrir la saga a través de los ojos de su protagonista, apostando por la vista en primera persona pero manteniendo magistralmente intacta la esencia de los juegos anteriores. Una reformulación integral de la jugabilidad y un punto de inflexión para la serie.

Resident Evil 7

Cuando Capcom anunció que la séptima entrega numerada de su millonaria saga de Survival Horrors daba el salto a la primera persona sonaron las alarmas. Cuando además se confirmó que las temáticas sobre armas y criaturas biológicas quedarían aparcadas en favor de una incursión a una destartalada residencia en la américa profunda, lo normal era hacer una mueca. El tiempo, finalmente, demostró que Resident Evil 7 fue en la buena dirección.

Casualidad o no, Resident Evil 7 retomó las sensaciones de puro horror y supervivencia del cancelado Silent Hills rompiendo radicalmente con la evolución natural de la saga y, en el proceso, regresando a sus raíces. A sus marcadas influencias del cine de terror y a las sensaciones de incertidumbre y angustia por encima de la acción. Y, si bien, las conexiones con el resto de entregas se establecen más y mejor en Resident Evil Village, hay que reconocer que esta nueva etapa le sienta de maravilla a la propia saga.

Final Fantasy XI

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Mucho antes de que Final Fantasy VII, el máximo embajador de los JRPGs en occidente, triunfase a nivel mundial, la saga de Squaresoft había encontrado su propia identidad y, a partir de ella, construido universos en los que el encanto de lo ya conocido colisionaba con la fascinación de lo que está por descubrir a través de protagonistas fascinantes y un muy medido punto extra de nostalgia. Y, entonces, llegó Final Fantasy XI.

Lanzado en 2002, la onceava entrega de la saga -originalmente conocida como Final Fantasy XI Online- dejaba atrás las historias cerradas y lo apostaba todo al rol en mundo abierto abrazando sin complejos la fórmula de los MMORPG en PC y PS2. Lógicamente, eso implica que el protagonista de la aventura lo creamos nosotros y todo lo que esto distancia de lo visto anteriormente.

Si bien, hubo entregas posteriores que volvieron a encauzar la saga a la fórmula tradicional con las lecciones aprendidas, también es justo decir que el paso de valiente y el modelo de rol online y en mundo abierto de Final Fantasy XI continúa muy vivo a través de Final Fantasy XIV y sus constantes expansiones.

Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo

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Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo no fue la primera aventura del héroe clásico de los videojuegos en dar -nunca mejor dicho- el salto a los entornos tridimensionales: antes de que la licencia pasase a manos de Ubisoft, Mindscape publicó en 1999 Prince of Persia 3D. Pero, claro, el juego de 2003 fue la mayor revolución de la saga desde su debut. Palabras mayores.

Las Arenas del Tiempo sirve tanto como reboot del clasicazo de Jordan Mechner, quien estuvo implicado en el juego, como una evolución total de la experiencia plataformera para los sistemas contemporáneos incorporando mecánicas novedosas. Y no solo eso: pasará a ser el inicio de su propia serie con cuatro entregas más. Un listón que ni Prince of Persia, el nuevo reboot de toda la saga de 2008, pudo eclipsar.

God of War (2018)

La saga God of War no tardó en encontrar su propia identidad entre tanto hack'n slash: Kratos, el fantasma de Esparta, se posicionó de manera instantánea como uno de los grandes héroes de PlayStation a base de movimientos brutales y niveles colmados de acción y epicidad. Encontrando su gran clímax en God of War III. ¿Y después qué?

El dios de la guerra regresará en PS4 con God of War, un título que también es una declaración de intenciones: no solo se trata de un reinicio total de la saga a nivel de ambientación (de la mitología clásica pasamos a la nórdica) sino también a nivel jugable y emocional.

Nuestro héroe no solo ha dejado atrás su cólera, sino que madura durante el propio juego y el esquema de control fue brillantemente replanteado. Eso sí, sin sacrificar la barbarie, las apoteósicas batallas y las alucinantes revelaciones durante el desarrollo de la trama.

The Legend of Zelda: Majora's Mask

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Se puede decir que The Legend of Zelda se reinventa a sí misma cada nueva entrega, lo cual ya tiene su mérito, pero Majora's Mask es un caso excepcional para una saga única. The Legend of Zelda: Ocarina of Time elevó la saga de aventuras de Nintendo al estatus de obra de culto a nivel mundial y, en el proceso, supuso un antes y un después para la propia historia del videojuego. Majora's Mask, la siguiente aventura del intrépido Link en N64, una de las mayores salidas por la tangente de toda la cronología.

Como ya comentó nuestro compañero Gallego, Nintendo no rompió con las grandes señas de identidad de la saga, pero se dispuso a ponerlas completamente patas arriba. Y vaya si lo logró: Majora's Mask es una de las más complejas e inteligentes estructuras de diseño que un videojuego ha podido ofrecer. Una manera brillante de esquivar las inevitables comparaciones con Ocarina of Time.

Desde su primera entrega, The Legend of Zelda siempre ofrece al jugador un mundo de contrastes entre la luz y la oscuridad. En Majora's Mask es la propia oscuridad la que gana constantemente la partida hasta que, a base de destreza, sabiduría y un extra valor, somos capaces de resolver el colosal puzle que es el juego en sí. Y, si bien, Ocarina of Time fue el molde de todo lo que llegó después, el impacto de Majora's Mask sigue presente encada una de las entregas posteriores.

Fase de Bonus: Mortal Kombat Mythologies: Sub-Zero

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El caso de Mortal Kombat Mythologies: Sub-Zero es muy singular. Lo suficiente como para contar con su propia fase de Bonus: el criomante de la actual Netherrealm Studios protagonizó su propio juego de acción combinando elementos de la saga de lucha a través de una trama completamente integrada en el argumento de la serie.

Mortal Kombat Mythologies: Sub-Zero no fue el último experimento que se hico en esta dirección: Mortal Kombat: Special Forces y Mortal Kombat: Shaolin Monks continuaron explorando el lore del juego, siendo el primero una completa calamidad y el segundo una aventura de pura acción, entretenida y con su propia personalidad, que demostraba que la licencia daba mucho juego más allá del género de lucha.

¿Spin-offs o entregas dentro de la serie principal? Posiblemente, los tres juegos sean ambas cosas a la vez. Sin embargo, hay que reconocer el paso de valiente que se hizo a la hora de extender la saga y la mejor consecuencia de ello: Mortal Kombat puede presumir con orgullo de ofrecer los mejores y más apoteósicos modos historia de los juegos de lucha. Superando holgadamente las más recientes producciones cinematográficas.

Metal Gear Solid

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Metal Gear Solid fue mucho más que una secuela: es justamente considerado uno de los títulos más influyentes y adelantados a su tiempo. El Hideo Kojima más inspirado canalizó su desmedida pasión cinéfila hacia una experiencia de espionaje táctico revolucionario que aprovechó todas las posibilidades técnicas, visuales y artísticas de la PlayStation original.

Llegados a este punto merece la pena hacer una puntualización: si bien, la saga de Solid Snake no era considerada de culto antes de Metal Gear Solid, su impacto ya era más que notorio. Lo suficiente como para ser adaptado a nuevos sistemas e incluso contar con una secuela (Snake's Revenge) producida por Konami sin el genio nipón y de la que Kojima prácticamente se desentiende en su totalidad.

Kojima no solo reinventó completamente los conceptos e ideas de las dos entregas anteriores, sino que cimentó una jugabilidad y un estilo narrativo potentísimo que continúa muy presente en los videojuegos actuales. Alcanzando una madurez insólita en sus cada vez más ambiciosas secuelas.

Super Mario 64

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La fórmula de Super Mario Bros. estaba completamente definida y había evolucionado de maravilla durante más de una década (desde Mario Bros. hasta Super Mario World) cuando Miyamoto decidió reinventarla por completo al llevarla a las 3D en Nintendo 64. El resultado fue una de las mayores revoluciones de la historia de los videojuegos.

Mario corría y saltaba como Arale, la divertida robot de Akira Toriyama, con una gracia y una naturalidad jamás vista en los videojuegos e inimaginable en los videojuegos 3D contemporáneos. El talento, la creatividad y la visión de Shigeru Miyamoto se mostraban en todo su esplendor y el stick analógico del mando de N64 era el ingrediente secreto.

A partir de Super Mario 64, la archiconocida estrella de Nintendo alternará constantemente entre a las plataformas clásicas y tridimensionales, convirtiéndose ambas en su medio natural con juegazos como New Super Mario Bros. U Deluxe o Super Mario Odyssey. Posicionándose como el icono mundial que es hoy.

Tomb Raider (2013)

Lara Croft pasó a ser una leyenda del videojuego en tiempo récord: con apenas un par de entregas publicadas ya se había convertido en la musa oficial de U2 y la estrella emergente Angelina Jolie le daría via en la gran pantalla. Dos generaciones de consolas después, el género de la acción y la aventura, así como la narrativa en los propio videojuegos, habían evolucionado considerablemente, de modo que no solo era necesario hacer un reinicio de la saga, sino que también había que redibujar al personaje.

En lo referente a su propia historia, la arqueóloga más icónica de los videojuegos volvió a la casilla de salida en 2013 con Tomb Raider, pero mando en mano era una experiencia de vanguardia: a la acción y aventura original se le dieron unos generosos matices de exploración y supervivencia que le sentaban de maravilla a un personaje menos sexualizado en cuestión de diseño y mucho más humano. Aportándole un extra de valor sin renunciar a su característica temeridad.

Una premisa que ganaría estupendos matices con cada nueva entrega desde el reinicio de la saga, creando un vinculo emocional entre Lara Croft y el jugador mientras ésta se exponía a nuevas clases de peligros, leyendas y desafíos. Y, si bien, como ya comentó nuestro compañero Rubén, mucha de la esencia original se quedaba en las primeras entregas, el modo en el que se reinventó la saga de culto fue un paso al frente tan necesario como acertado.

Assassin's Creed Origins

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Assassin's Creed Origins no es la mejor entrega de la saga, pero fue el paso necesario para que llegasen dos de las mejores entregas de la saga: Assassin's Creed Odyssey y Assassin's Creed Valhalla. Una manera de dejar atrás todo lo que no funcionaba o había dejado de sorprender y, a la vez, tomar nuevos rumbos e inspiraciones. De recuperar la ambición casi perdida que tanto nos deslumbró en las aventuras de Altair y Ezio Auditore.

En lugar de continuar avanzando en la historia iniciada en 2007, Ubisoft llevó al jugador hasta el origen del credo de los Assassins de manos de su fundador. Para ello, hubo que tomar un impulso adicional de desarrollo que suponía renunciar al modelo anual de lanzamientos. El resultado mereció la pena: el mapeado, ambientado en el Antiguo Egipto, desborda vida y posibilidades. Y las bases puestas de cara a lo que llegó después eran sólidas.

Donkey Kong Country

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Superar al Donkey Kong original era todo un desafío: el clásico de culto y pionero de los juegos de plataformas fue el primer gran éxito de Nintendo y su genialidad continúa intacta cuatro décadas después. Pero lo que hizo Rare en el Cerebro de la Bestia fue para quitarse el sombrero: Donkey Kong Country y sus secuelas eran los juego con los que SNES se podía medir con los sistemas de 32 bits como la primera PlayStation o Saturn.

Disparatado, divertidísimo, con montones de secretos y una jugabilidad de diez, Donkey Kong Country devuelve a la vida al clan de los Kong y, como en Donkey Kong Jr., nos permite resolver toda clase de niveles a base de sortear trampas y enemigos a un ritmo que impresionaba en la época y sigue funcionando de maravilla décadas después.

Donkey Kong Country no solo contó con toda clase de secuelas y adaptaciones muy notables, sino que creciendo como saga a través de Donkey Kong 64 y nuevas entregas, como el imprescindible Donkey Kong Country: Tropical Freeze, que evocan con gran acierto lo mejor del clásico de SNES y sin eclipsar el legado del arcade original.

Yakuza: Like a Dragon

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La séptima entrega de Yakuza, considerada una saga de culto en Japón, pasó de ser un juego de acción fuertemente inspirado en Shenmue a una carta de Amor a la serie Dragon Quest, incluyendo combates por turnos y un sistema de clases, protagonizada por un grupo de cuarentones en el momento más bajo de sus vidas. Nuevos protagonistas, nuevos problemas y la misma excelencia de las siete entregas anteriores.

Yakuza: Like a Dragon no renuncia a los mini-juegos, las recreativas y las retorcidas tramas en torno a los intereses del crimen organizado nipón, pero Ichiban, el nuevo protagonista, no tiene nada que ver con Kazuma Kiryu ni en carácter ni en estilo: es impulsivo, apasionado y condenadamente optimista, y no tiene reparos en buscar una moneda perdida de las máquinas expendedoras si lo necesita.

El cambio de rumbo de la saga Yakuza le sentó excepcionalmente bien y SEGA tiene previsto continuar en la misma dirección en las siguientes entregas. De hecho, estamos deseando ver en qué nuevos líos se mete este ferviente apasionado por los RPGs.

Bola Extra: World of Warcraft

Cuando Blizzard creó el Warcraft original se inspiró en las batallas de Warhammer, la excelencia del DUNE 2 de Westwood Studios y la fantasía de Dungeon's & Dragons. A día de hoy se puede decir que la marca se asocia fundamentalmente a lo último: World of Warcraft, el MMORPG, es la pieza central de la licencia más valiosa de la compañía californiana.

El universo de magia y espadas está en constante crecimiento, y todo gira en torno a World of Warcraft y sus expansiones. Es más, de él brotan nuevos proyectos como Hearthstone, el también referente de los juegos de cartas digitales. Y, no lo vamos a negar, la reforja de Warcraft III no solo merecía un trato mejor, sino que parece haber sido abandonada a su suerte desde hace demasiados meses.

Antes de World of Warcraft, Blizzard quiso reinventar y expandir su saga de fantasía a través de nuevos géneros. Lo cual incluye la cancelada aventura gráfica Warcraft: Lord of the Clans que, paradójicamente, renació como el MMORPG. El resto es historia viva del videojuego.

¿Veremos alguna vez un Warcraft IV? Si algún día el conflicto entre la Horda y la Alianza vuelve a decidirse a través de la estrategia en tiempo real, lo más probable es que la nueva base de la propia saga nazca de  World of Warcraft. Y no se puede negar que hay motivos para que sea así.

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